miércoles, 14 de julio de 2021

LA VERDAD de Hirokazu Kore Eda

CINE EN EL CINE

RETRATO DE UNA DIVA

Por momentos, se hace muy difícil distinguir entre Catherine Deneuve, la actriz de Belle de Jour, y Fabienne Dangeville, en su papel en esta nueva película del director japonés Hirokazu Koreeda. El film trata sobre una actriz francesa de cine, famosa y egocéntrica, que está en el ocaso de su carrera, y resulta muy difícil de tratar. Ella acaba de editar sus memorias y debe completar un trabajo en una nueva película. Para acompañarla en estos eventos, llegan  de Nueva York su hija, su yerno y su nietita a quienes no ve desde hace 8 años.

Koreeda, en su primer film no japonés, deja de lado los aspectos sociales que han caracterizado a su cine para focalizarse en los aspectos personales de un personaje en el ocaso de la vida de una estrella cinematográfica. Como siempre en su cine, los pequeños detalles constituyen el andamiaje fundamental de la película, dejando en descubierto a ese ser envuelto en sí mismo, en su egocentrismo, acostumbrado a brillar en la pantalla pero con enormes problemas en su  vida privada para superar su yoismo y poder comunicarse con los demás más allá de su divismo.

El arribo familiar opera como un catalizador de las situaciones familiares donde todo lo que brilla no es precisamente dorado. La gran actuación de Deneuve, la prodigiosa pluma de Koreeda, y una cámara que destaca los primeros planos, genera un film donde la intimidad y el egocentrismo de una madre/actriz impone a la actriz sobre la persona haciendo muy difícil de superar las alternativas diferentes que se presentan en el entorno familiar. Las relaciones familiares no son las mejores. El distanciamiento, la diferencia generacional y los diferentes temperamentos los vuelven extraños. También pareciera no casual que su hija Lumir (Juliette Binoche), ahora escritora en Hollywood, se haya mudado a Nueva York 8 años atrás, esté casada con Jank (Ethen Hawke), un actor de series televisivas, tengan una hija que no recuerda haber conocido personalmente a su abuela, y hayan dejado de ver a su madre durante un buen tiempo.

El cine del japonés es minucioso, detallista, relata y describe situaciones cotidianas con total naturalidad, mantiene una cadencia, un ritmo muy propio que le permite ir al detalle sin nunca perder el interés de la narración. La visión de Koreeda de esta familia partida por el divismo de una mujer mayor que se siente más una actriz que una madre, retrata fundamentalmente a una diva cinematográfica, sin perder nunca el sentido humanista del relato. Su personaje está imbuido de un espíritu trágico, alguien que no puede, como madre, superar a ese otro yo que es la actriz.

Otro detalle de la labor del director es el extraordinario montaje, hecho en cortes de muy pequeña duración, casi un montaje de fotografías de primeros y medios planos, donde el director no solo logra dar forma a la película sino sostenerla con un ritmo adecuado en el cual se imponen conversaciones y discusiones sin que decaiga ni desvíe el interés sobre el tema que esta desarrollando.

Más allá de las diferencias de país, idioma y costumbres, el director realiza una obra personal, libre de toda influencia estilística ajena, independiente de su producción francesa, y muy fiel a su propia filmografía, esta vez un retrato de una clase media acomodada a través de una familia pequeña de artistas vinculada con el cine. Es también un homenaje a este medio, a los actores y guionistas, y todos aquellos que no se ponen barreras idiomáticas para realizar un film.

El elenco impecable, con otra actuación inolvidable de Catherine Deneuve, en el rol de una vieja actriz que no renuncia a su rol protagónico, posiblemente una actuación a la altura de aquella obra monumental que es Belle de Jour, con la participación de una Juliette Binoche controlada representando el papel de la hija lejana que congenia poco con su madre, intenta y logra no competir con la Deneuve dando espacio al desarrollo de esa madre que nunca abandona su rol de estrella, y un Ethan Hawke que maneja como pocos el medio tiempo actoral, sabiendo que su rol es el de un tercero no autorizado a intervenir, Kore Eda saca a flote esta primera obra realizada fuera de su Japón natal con todo éxito, sin traicionar los valores fundamentales de su humanismo.  

Queda entonces saber cuál es la verdad. Será la que cuenta el nuevo libro de la actriz, o será lo que no cuenta. Será el amor familiar o la distancia que impide el rompimiento.  Será el celo profesional o la pasión creadora. Será la sencillez del cine de Kore Eda o la universalidad  de su cine?

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