EL ODIO Y LA VIOLENCIA
Esta película del director libanés Ziad Doueiri realizada en 2012, también autor de “El Insulto” (2017), es un excelente ejercicio de estilo sustentado en el género de suspenso a la manera del modelo típicamente hitchcockniano, en el cual un joven médico recibe la noticia que su esposa ha muerto en un atentado terrorista, comenzando a sospechar que ella se ha inmolado por la causa palestina haciendo explotar una bomba en plena vía pública convirtiéndose en una mártir. Pero sobre todo, es un una profunda introspección sobre la vida y la muerte.
Amín, el personaje principal es un joven y afamado médico
que pareciera haber superado las barreras del conflicto árabe israelí. Nacido
en Líbano, ha estudiado, vive y practica la medicina en Israel. El propósito de
su vida es ayudar al prójimo. La inmolación de su esposa lo lleva de la
sorpresa al asombro, dejándolo perplejo y sin entender con quién había
compartido un matrimonio.
Toda su vida ha respetado los aspectos religiosos, ha
superado las barreras ideológicas y étnicas aceptando la vida en una sociedad
en la que no solo ha desarrollado su vida matrimonial y familiar sino también profesional
como médico en un hospital de Tel Aviv.
El atentado que protagoniza su esposa lo llevará al
descubrimiento de quien era ella y fundamentalmente, quien es él mismo. En la
inmolación de Siham hay un elemento totalmente contrapuesto al de su esposo
Amín. Él no sería nunca capaz de hacer lo que ha hecho ella: matar y morir por
una causa. Su objetivo es todo lo contrario: salvar vidas practicando su
profesión.
Doueiri, autor también del guión, sale exitoso de dicha dicotomía.
El film no tiene la intención de
examinar ese matrimonio, ni tampoco los fundamentos que llevan a ella a
inmolarse en nombre de su Dios. El fanatismo de Siham esta expresado simplemente
en su propia inmolación.
Por otro lado, la columna vertebral del relato está
sustentada en un darse cuenta, un proceso de desgarro interior, que si bien lo
lleva a un descubrimiento tardío del otro, también lo conduce a conocerse a sí mismo,
deja en descubierto su franqueza, su ignorancia política y como joven médico, a
un potencial “salvador de vidas”, un modelo de integración social, todo lo
contrario a la mujer con la cual estaba casado. Es interesante observar que el
film nunca es contado hacia atrás sino que la respuesta buscada está en el mismo
presente en el que se rebelan los hechos y en el conocimiento de las personas
que lo rodean, fundamentalmente, uno de sus cuñados.
El planteo contrapuesto de roles vuelve al film muy
interesante. Su mujer se transforma en un simple aparato de destrucción y
muerte, paradójicamente, glorificada por el pueblo en su inmolación por una
causa. Para ese pueblo, ella es una mártir capaz de sacrificar su propia vida
por una causa noble. Su marido, en cambio, sufre la muerte de su mujer pero su objetivo
de vida será todo lo contrario, salvar vidas. Si su duelo adquiere sentido es
por su capacidad de enfrentar la verdad.
La película se transforma en un thriller de suspenso con el
trasfondo de una historia de amor, y va desde el drama personal a una poderosa
declaración política, sobre un hombre cuya vida da un vuelco total en tan solo
un instante. Doueiri muestra con equilibrio los sentimientos encontrados,
logrando transmitir los pensamientos de ambas partes de un conflicto político y
social que excede a los protagonistas, los cuales se transforman en simples
juguetes de un destino inexorable.
El film no es tan solo una mirada humana sobre un
enfrentamiento de larga data en el
tiempo, sino fundamentalmente, una mirada
sobre el odio y la violencia, a los costos del conflicto, de los cuales, lo
humano, es el principal. Es también la historia de un amor imposible entre dos personas antagónicas que nunca
tendrán la oportunidad de conocerse íntimamente a pesar de haber vivido juntas
y conformado un matrimonio.
Doueiri no elige un bando. Se focaliza en el personaje de Amín, quien trata de no ser
destruido por la paranoia del conflicto. No hay otra respuesta para resolverlo
y la imparcialidad frente al mismo, no está permitida. No obstante, el film
funciona como una cachetada que intenta hacer valer la cordura.
Esta interesante película no es una reflexión sobre el
fanatismo sino el simple descubrimiento de un ser que ya no está, por parte de
un hombre que ha amado a una mujer durante un tiempo considerable, y que nunca
ha llegado a conocer, durante un conflicto donde las posiciones extremas no
dejan lugar a la indiferencia ni a la oposición, ni siquiera a la política.
Tampoco al amor.
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