miércoles, 2 de julio de 2025

F1 de Joseph Kosinski

SUUENA A REPETIDA

Corría el verano el verano de 1967 en Mar del Plata. Yo era un adolescente amante del cine que esperaba las vacaciones ansiosamente para poder ir a la playa pero sobre todo al cine para deleitarme con los grandes estrenos de principios de temporada. En aquel momento, Grand Prix era el estreno más esperado.

La película era un gran espectáculo, diferente a las demás películas toda vez que refería a un deporte donde prevalecía el vértigo y la emoción sobre la comedia o la tragedia.

Pete Aron, protagonizado por James Garner, era un corredor de autos de Fórmula Uno que había sido expulsado de su equipo por ser responsable de un accidente en una carrera que había dejado gravemente herido a otro corredor de autos. Treinta años después, se encuentra con su viejo compañero de equipo, un tal Cervantes, que se encuentra al borde de la quiebra, y lo convence  para que Sony pueda volver a correr autos y salvar a su equipo.

El resultado es una película entretenida que no aporta demasiado como gran espectáculo aunque llega a enganchar al espectador dado al automovilismo deportivo  dado que las carreras que presenta el film son lo suficientemente atractivas como para mantener al espectador común..

No obstante, el film pretende profundizar y en consecuencia, aparece el tema de la culpa, lo cual reaviva la película en la mitad de su metraje dando lugar a una escaramuza del guion en el cual un aparece un piloto que comete un error siendo obligado a trabajar para un nuevo equipo menos famoso que le permitirá una nueva oportunidad de demostrar su  capacidad conductiva.

La película no concede pausas, y en consecuencia, permite que el espectador disfrute del espectáculo sin necesidad de analizar la trama, ya sea cuestión del tema, tanto como  a su desarrollo.

El resultado final  es mediocre. Como remake, no tiene sentido, sobre todo porque todo esto lo hemos visto durante muchos años. El lujo de la F1 solo entretiene  pero el film no llega a destacar  ni como espectáculo deportivo ni como gran película  donde las pasiones sobresalen sobre los sentimientos. En una palabra, resulta reiterativa y no agrega nada a lo ya visto.


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