viernes, 15 de mayo de 2015

EL ACTO EN CUESTIÓN de Alejandro Agresti

O EL CUESTIONAMIENTO DEL ACTO


Alejandro Agresti filmó esta película en 1993 en Europa (como casi toda su obra), con actores argentinos, y buscando en aquellas ciudades europeas locaciones de sitios que parecieran inconfundiblemente rioplatenses no dando lugar a confusión alguna respecto del lugar donde quería situar la historia que estaba contando. Pareciera que Agresti hubiera necesitado tomar distancia, no solo temporal sino también geográfica, para poder hablar de un tema muy urticante del pasado reciente de su Argentina.

No hay duda que el discurso de Agresti pude tener dos lecturas. En primer lugar, en su aspecto lineal, la historia más cercana es la de un Mago (Carlos Roffé), mejor dicho, la de un desocupado (Miguel), bastante vago, buscavidas, arrebatador de oportunidades que vive en un conventillo, robando libros usados que devora sin cesar durante las noche mientras discute y pelea con su mujer Azucena (Mirta Busnelli), obsesionada por saber lo que su concubino ha leído.  Un día, Miguel leerá un libro que le cambiará la vida. Se trata de "Magia y Ocultismo". En sus páginas descubrirá el secreto de hacer desaparecer, primero, cosas, y después personas. Y trabajando de mago de circo, se volverá famoso y recorrerá el mundo.

Pero la película admitirá una segunda lectura de los hechos que narra. El lenguaje de Agresti es sumamente metafórico, y en ese segundo plano podemos encontrar un discurso sobre la desaparición de personas en Argentina durante la última dictadura militar que nos gobernó desde mediados de la década del 70 durante 7 años.

No obstante ello, tal vez, lo más importante del film sea su estructura narrativa. Agresti se muestra dueño de innumerables recursos cinematográficos, y su combinación de efectos sonoros y visuales es extraordinaria. En todo momento el film navega entre la ficción y la realidad misma de los personajes. De entrada, se evoca la memoria de Miguel Quiroga, ya muerto, y se alude a su máximo logro circense como "el acto en cuestión". A él se le dedica la película como si en realidad el personaje de ficción se confundiera con un personaje de la realidad. De la misma manera Agresti trata los decorados. El inquilinato en que vive se confunde con la casa de muñecas que tiene su amigo Rogelio (Lorenzo Quinteros), arreglador de muñecas y narrador del film. Agresti pasea la cámara sin ocultar los artificios, exponiendo en todo momento que los suyo es un relato y que sus personajes son solo eso (personajes) a pesar que son evocados desde otros personajes tan ficticios como el propio personaje principal. Esa evocación, donde Agresti se vale del blanco y negro con luces y sombras recuerda la estética del impresionismo alemán, incluso otorga al film cierta atemporalidad que facilita la metáfora. Los sucesos parecen ocurrir antes de la década del 40, sin embargo nos hacen pensar en la década del 70. La perfección del acto de Quiroga, el Mago, lo llevará a la maestría, la cual, inexorablemente, encontrará un límite: el amor de Sylvie, una española, que conoce en Paris o sea, una extranjera, alguien que puede ver las cosas desde afuera . Silvie no podrá creer en el acto que ve porque ella no creerá en el mago sino en el hombre. Ello ocurrirá cuando Quiroga pretende realizar la desaparición de la Torre Eiffel. Mientras la gente concurre al acto fascinada y ve desaparecer la torre, Sylvie no deja de ver la Torre. Al fin, alguien no le creerá al Mago ni caerá en la ilusión ni la fascinación ni el misterio del acto. El artificio se volverá vulnerable y la incredulidad lo volverá vacuo. La carrera de Quiroga llegará a su fin al igual que llegará a su fin la Dictadura, donde en la visión de "El Acto en Cuestión" y por ende de Agresti, ninguna desaparición hubiera tenido lugar sin que el pueblo creyera en que ello era posible. Recuérdese al Gral. Videla cuando dijo: "Ni muertos, ni vivos, desaparecidos". Una pretendida tercera identidad convalidada por el pueblo, y que en la visión de Agresti lo transforma en consecuencia, en un mudo cómplice final de los actos cuestionados.

Polémico y de cuestionable interpretación, es sin duda un "film maldito" de Agresti. Tal vez por su propio poder metafórico, el hecho es que solo ha podido ser estrenado en Argentina 21 años después de ser realizado. Verdadera obra de arte, es válido por dicha "posible " metáfora pero mucho más aún por la extraordinaria puesta en escena que coloca a Agresti como uno de los directores más lucidos y dotados de nuestra cinematografía.

sábado, 2 de mayo de 2015

3 CORAZONES de Benoít Jacquot


LA SOLEDAD, EL DESTINO, EL LOCO AMOR

En la medianoche de un pueblo del interior de Francia, un hombre pierde el último tren del día a París. Decepcionado, cruza al bar de la estación, compra un agua mineral, y se resigna a pasar la noche como pueda. Casualmente, conocerá a una mujer. Caminarán juntos toda la noche. Hablarán de cualquier cosa. Y tarde se darán cuenta que se gustan.  Arreglarán encontrarse el viernes siguiente en el Jardín de Las Tullerías. Él no llegará a tiempo.

Él es Marc, un auditor fiscal, un solitario que se declara mujeriego pero cuya soledad es evidente y es  alimentada por su propio trabajo. Como Agente Fiscal detecta infractores, y en su soledad, sus infractores son su propia compañía.
Ella es Silvie, un alma libre. Está casada pero no enamorada. Es inteligente. Toma riesgos. Dirige con su hermana una casa de antigüedades que está al borde de la bancarrota. Debe viajar a los Estados Unidos por asuntos de trabajo de su marido. Antes comprará en una subasta un antiguo espejo de pie. Será ese espejo un símbolo que reflejará las múltiples relaciones que describirá la película?

Sophie es la hermana de Silvie, una mujer sincera, dependiente, frágil y frontal. A raíz del viaje de su hermana, se hace cargo de la casa de antigüedades que poseen. Será entonces cuando tomará conocimiento de las dificultades financieras del negocio. Como consecuencia de dichos problemas, conocerá a Marc. El auditor no solo la ayudará a resolver el problema fiscal sino que se casará con ella y tendrán un hijo.

El film es el retrato de esas tres soledades, de esos tres corazones solitarios que no han conocido el amor, y que cuando lo conocen, lo hacen en el lugar y en el momento equivocado. Pero mientras el amor de Marc y Silvie parece ser solo el flirteo de una noche, con el tiempo se transformará en un amor loco, un amor maldito, idealizado y perseguido necesitado de ser consumado.  Por el contrario, el amor de  Marc y Sophie,  se vuelve estable, convencional y previsible.  Constituyen un matrimonio común, con un niño en edad pre escolar. Son el típico exponente del modelo clásico de la clase media trabajadora.

No habría película sino habría estallido. La convencionalidad se hace presente para cerrar el film. Marc vuelve a acusar el agotamiento que le conocimos en esas primeras escenas donde lo furtivo se imponía en su vida de soltero. Entonces nos queda preguntamos si los amores de Marc no serán las dos caras de un único amor, si con una se experimenta la pasión frebril y volatil y con la otra el cariño matrimonial, el amor de la relación estable y duradera.

El film de Benoit Jacquot recuerda a D.H. Lawrence y sobre todo aquellos inolvidables films de Francois Truffaut, a aquel que se llamó "Las Dos Inglesas". Pero aquella película era tan solo un capitulo de una vasta filmografía dedicada al análisis de la distintas formas del amor. El mismo Truffaut ya tenia en su haber "Jules et Jim", y la serie completa de 5 películas sobre el personaje de Antoine Doinel. No hay duda que en esta de Jacquot hay un homenaje más que explicito a Truffaut,  y Marc, su personaje central, tiene más de un punto de contacto con el último Antoine del "Amor en Fuga".


Parábola sobre el miedo a la soledad de los cuarenta y tantos, desafío al destino de una vida chata y pueblerina, estallido de un amor loco que se impone sobre cualquier tipo de convencionalismo, constituye la materia básica de este muy buen film de Jacquot, agradable de ver e interesante de analizar, aunque algunas situaciones del guión aparezcan un tanto forzadas. Bien musicalizado por Bruno Coulais, con una sinfónia que remarca las atmosferas amenazante cuando la trama cambia hacia escenas que llevan a situaciones complicadas,  y sobre todo muy bien actuada por un grupo de actores sensibles como son Benoit Poelvoorde, Charlotte Guisbourg, Chiara Mastroianni y Catherine Deneuve, que dan con justeza con cada uno de los personajes que le tocan interpretar.

lunes, 27 de abril de 2015

BIG EYES de Tim Burton


A fines de los ´80, después de realizar "Batman" y "Batman Vuelve" y entre medio de ambos, "Edward, el Joven Manos de Tijera", la critica cinematográfico vaticinó sobre Tim Burton que sería uno de los grandes maestros de los años 2000. Tal vez, no se hayan equivocado. Burton siguió haciendo grandes películas durante los ´90 y hasta el 2003, año que realizó "Big Fish". Pero a partir de entonces, y  en esta última década, parece que se le mojó la pólvora o se le acabaron las grandes ideas, dado que no ha hecho una sola película recordable.

El estreno de "Big Eyes", profusamente anunciada, me despertó como siempre una gran expectativa  que la película, finalmente, se encargó de defraudar.

El problema de "Big Eyes" no es exactamente que sea una mala película. Por el contrario, es una película correcta. Pero teniéndolo todo para ser un "Burton Autentico", parecería que al maestro el tema se le escapó de las manos y solo pudo concretar una película que parece más hecha por encargo que por gusto personal.

Emparentada ligeramente con Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, esta historia que se desarrolla en el mundillo de las galerías de venta de arte y pone foco en la venta fraudulenta, se concentra en el descubrimiento de una personalidad paranoica. Margaret, una pintora de cuadros,  llega a San Francisco de la mano de su pequeña hija a fines de los años ´50. Acaba de separarse de su marido y consigue un empleo como pintora de cunas en una fábrica de moblaje para niños. Para ganarse algunos dólares más, los fines de semana participa de una feria de pintores donde casualmente conocerá al Sr. Keane, otro pintor aficionado, que al poco tiempo le propondrá matrimonio. Pero Keane, más que un pintor aficionado, es un hábil comerciante de cuadros y un estafador. En consecuencia, aprovechará la inocencia de Margaret y comenzará a vender sus cuadros como suyos propios.
En un primer momento todo va bien. Pero cuando los cuadros de Margaret se vuelven conocidos, se transforman en un éxito comercial, la prosperidad llega al hogar, y Margaret puede tener su propia bohardilla para pintar con tranquilidad, es entonces cuando comienza a sospechar, deschava a su marido y comienza a reclamar su autoría. Allí aparece el Mr Hyde de ambos, uno escondido en la propia personalidad del Sr. Keane y el otro en el orgullo mancillado de Margaret.

Es en ese momento donde el film de Burton deja de ser de Burton. Uno está esperando ese momento desde el comienzo mismo del film dado que sabe que más temprano o más tarde se va a dar y que a partir de allí, comenzará una película típicamente "burtoniana": dos monstruos disputándose, por un lado, la autoría del producto artístico y por el otro, el producido monetario de la venta de cada cuadro. Fama y poder. Pero no resulta asi. Porque la convencionalidad con que Burton maneja el tema diluye el conflicto, lo aleja de lo psicológicamente terrorífico. Keane en ningún momento se transformará en un "monstruo burtoniano" y muy lejos está de serlo (salvo la escena del sótano donde Keane le tira fósforos encendidos por la mirilla de la cerradura de la puerta a Margaret y su hija mientras tratan de esconderse). Ni siquiera los dos grandes actores con que cuenta (Amy Adams y Christoph Waltz) logran interiorizar el horror de lo que protagonizan.  Tal vez sea porque los horrores que estamos viviendo, o mejor dicho, los terrores de nuestros días, dejan a los personajes de Burton como meros aprendices de brujos de una serie de estafas incapaces de lastimar a nadie más allá del daño material que pueda producirle a alguna de las víctimas y/o el daño moral y la decepción personal que los propios personajes puedan propinarse mutuamente, aunque aparentemente, estén dotados de fortalezas para poder soportarlos.

Es como si Burton se traicionara a si mismo. Todos su "monstruos" tienen esa doble personalidad, ese lado oscuro. La tenía claramente Batman cuando el afán de venganza prevalecía sobre el de justicia, la tenía también Edward, el joven manos de tijera, cuando queriendo expresar amor lastimaba con sus tijeras, aparecía en Ed Wood cuando estaba poseso por la droga, en la animalidad que gobernaba en el Planeta de los Simios, en los marcianos de "Mars Attack", hiper inteligentes por un lado y extremadamente crueles por otro. En Big Eyes los personajes solo parecen caricaturas de si mismos.

En el final del film, donde en una nueva vuelta de tuerca, transforma el film en "una clásica película de juicio",  vuelve el humor donde Burton parece tomarse el pelo a sí mismo, todo se distiende y da lugar a una sobreactuación, particularmente de Waltz, realmente lamentable. No es un final feliz, es un final previsible. Pero uno agradece el advenimiento del "the end" porque a esa altura ya sabe que Burton no tiene ni más que decir ni contar.

sábado, 11 de abril de 2015

RAPIDOS Y FURIOSOS 7 de James Wan





"No importa dónde estés... a medio kilómetro de distancia o al otro lado del mundo, siempre estarás conmigo y siempre serás mi hermano." Toretto (Vin Diesel)

Después de la muerte del actor Paul Walker, acaecida en noviembre de 2013,en pleno rodaje del 7mo capítulo de esta serie, muchos fans temieron por la suerte de la película y de la saga. Pero como en el mundo del espectáculo, "the show must go on", a las tragedias hay que oponerse con fortalezas y salir de ellas con voluntad de hierro, y eso es lo que se propusieron lo responsables de la saga y por eso estamos ahora aquí comentando esta película.

La tarea no era fácil. Con Walker muerto y algunas escenas sin filmar, queda claro después de ver la película, que la decisión fue eliminar escenas dramáticas donde podría haber tenido participación el actor fallecido e ir directamente a reforzar la acción donde los dobles y los efectos especiales pueden hacer que la ausencia del actor no se notara. También se decidió que el lanzamiento del nuevo capítulo fuera en 3D. Esto es una decisión visualmente importante porque saca al primer plano de la escena para darle más profundidad de campo a la pantalla. Ello hace menos importante la participación actoral. En consecuencia, la película tornó en un film de pura de acción y facilitó la irreemplazable participación de Walker.

Es posible, no obstante, que estas decisiones, si bien salvaron la película, la desvirtuaron en lo dramático. Porque  si Rápido y Furioso llegó a una 7ma parte fue justamente por diferenciarse de las películas de acción plenas dado que, ante todo, se nutria en las viejas películas de carreras de auto clandestinas de la década del 50 y del 60, e incluso abrevaba en films tan dispares como "Rebelde sin Causa" y  "Vanishing Point", donde los personajes exteriorizaban toda su rebeldía contra el sistema corriendo autos en las típicas picadas de la costa californiana o el desierto de Sonora.

Salvo la escena inicial, en esta 7ma entrega, no queda nada de ello. Las carreras de auto y la rebeldía juvenil se dejan de lado para que nuestros héroes pasen a ser superhéroes totalmente integrados al sistema al servicio de algo asi como una  Agencia de Inteligencia tipo la CIA. Y la incongruencia llega aún más lejos, cuando en la 2da escena, el nuevo malo de la película, Deckard Shaw ( el inglés Jason Statham), aparece en busca de una venganza personal contra el héroe Dom Toretto (Vin Diesel), y lo hace impulsado por el odio que le genera que Toretto le haya pegado una paliza a su hermano que lo ha enviado a un hospital en un coma profundo.

Esta contradicción de la película, ello es narrar una vertiginosa búsqueda donde todos los personajes recorren desde Los Ángeles hasta los Cáucasos, y de allí a Abu Dahbi para volver a L.A. en busca de un sistema de computación llamado "Ojo de Dios", capaz de rastrear a cualquier cosa en cualquier lugar del mundo (lo cual nos instala ante el definitivo fin de la intimidad), dejando de lado el tema principal de la película que es la tremenda venganza que guía a Shaw contra Toretto, tornando al film en un mero pasatiempo de más de 2 horas, a pesar que en todo momento Shaw y Toretto  estén en bandos opuestos y se la tengan jurada.

Lo lamentable es que en esta entrega se ha debilitado la columna emocional que sostenía esas inquebrantables pasiones de los personajes. Toretto ha generado de la amistad una unión familiar, y si en esta última, la venganza de Shaw esta propulsada por el odio que le genera la paliza que Toretto le propinó a su hermano, podemos pensar que las fuerzas de las pasiones siempre han inspirado a los protagonistas. Pero en esta última entrega, esas pasiones son dejadas de lado porque Toretto, aunque animado por la pasión, acuerda con un tal Mr. Nobody  (Kurt Russell) una mutua ayuda para cazar a Shaw pero poniendo como principal objetivo encontrar antes un "pen drive" que poco tiene que ver con los intereses de los protagonistas y que sin embargo llevan a la cuasi destrucción de la ciudad de Los Ángeles, y lo que es peor, la mayor parte del metraje.

Muchos me dirán que Fast and Furious 7 es un simple film de acción y no hay porque buscarle segundas lecturas, pero en realidad, la importancia que Toretto le da a esa familia disfuncional que crea a partir de la amistad es la contracara del odio que  hacia él siente Deckard Shaw. La necesidad de Deckard de vengar a su hermano no es más que un espejo deformante de esa unión familiar que tan cara es a las pretensiones de Toretto, que por otra parte se está transformando a si mismo en una especie de "padrino" al mejor estilo italiano. Ese es el verdadero núcleo del film y ese enfrentamiento es la sustancia dramática que sostiene toda la película que lamentablemente el director James Wan ignora o pasa a un lejano segundo plano de interés.

No obstante, en el final, el lirismo se apodera del film. Sabiendo que Paul Walker ya no estará más con nosotros, su personaje, Brian O´Conner decidirá dejar definitivamente la acción para dedicarse a la familia y un hijo que viene en camino. Dos autos iniciarán un último "rush" y sabremos que su destino se separará literalmente del destino de Toretto, cuando después de una curva, cada cual encare hacia una dirección diferente. Habrá Rápidos y Furiosos 8 ?  

sábado, 4 de abril de 2015

LEVIATHAN de Andréi Zviáguintsev




CUANDO EL ESTADO SE CORROMPE

Para poder analizar este magnífico film del ruso Andréi Zviáguintsev, debemos introducirnos en algunos conceptos religiosos y otros políticos derivados de la palabra "Leviathán".En la biblia, el nombre "Leviathán" hace referencia a un monstruo acuático de gran tamaño que posee un poder descomunal. En hebreo moderno, significa simplemente "ballena". Interpretaciones del Génesis aducen que Dios creó un Leviathán masculino y otro femenino, luego mató a la hembra, la saló y se la ofreció en alimento a los justos, porque si el Leviathán se procreara, el mundo no podría más que someterse ante él.


En lo político, debemos remitirnos a Thomas Hobbes (1588-1679),
filósofo inglés cuya obra La materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, más conocida como Leviathán (1651) influyó de manera importante en el desarrollo de la filosofía política occidental. Su título hace referencia a dicho monstruo bíblico. La obra de Hobbes, marcadamente materialista, puede entenderse como una justificación del Estado Absoluto. Hobbes dice que el origen del Estado es el pacto que realizan todos los hombres quedando subordinados entre sí a un gobernante que es el que debe procurar el bien para todos. El Leviathán parte del estudio del origen de la sociedad, cuyo comienzo está en la transferencia de los derechos individuales a un poder absoluto. Un poder que elimina el peligro de una guerra de todos contra todos que se deriva de la condición libre del hombre en el estado de la naturaleza. Hobbes piensa que en el estado natural cada uno tiene derecho a todo lo que hay pero debido a la escasez se originan conflictos. Esta necesidad humana de supervivencia lleva al hombre a pactar con los demás el establecimiento de una autoridad que sea capaz de implantar una paz interna. Una autoridad soberana capaz de poseer un poder absoluto.

Entonces, asi como Dios crea al hombre, el hombre crea al Estado, que no es sino un "hombre artificial", aunque de mayor estatura y robustez para cuya protección y defensa fue instituido; y en el cual su soberanía es un alma artificial que le da vida y movimiento; los jueces y fiscales son nexos artificiales que administran la justicia, es decir, los premios y castigos. De esa manera, cada hombre es inducido a ejecutar su deber como individuo social tal como el cerebro hace lo mismo en el cuerpo humano; la actividad del pueblo son sus negocios. La consecuencia de éstos son la riqueza y la abundancia producida que constituyen su potencia los ingresos del Estado a través del cobro de impuestos; los maestros son los que enseñan lo que es preciso conocer: la memoria, la equidad y las leyes que son razones y voluntades artificiales producto del intelecto humano: Finalmente, la concordia, es la salud; la sedición, la enfermedad; la guerra civil, la muerte.

Kolya ( Aleksey Serebryakov ) es un ex soldado que ha venido a vivir en la Siberia. en las afueras de un pequeño pueblo costero en el Mar de Barents , donde las ballenas vienen a desollar y muchas veces quedan varadas en la playa y mueren (la referencia al primer Leviathán, al biblico, es un enorme esqueleto que yace en la playa). Allí vive con su familia una vida común que pretende ser normal , con su segunda esposa Lilya ( Elena Lyadova ) y su hijo adolescente Romka . Kolya viene siendo asechado por el alcalde del  pueblo, un hombre corrupto y despiadado  (Roman Madyanov ) , que quiere quitarle la tierra , su casa y un pequeño taller de reparación de automóviles que Kolya posee frente al mar para poder realizar un emprendimiento inmobiliario de gran envergadura para aprovechar las bellezas naturales del lugar. Kolya está a punto de ser expropiado y es procesado porque se niega a aceptar la indemnización que el Estado arbitrariamente le fija. Es allí cuando decide pedir ayuda a su viejo amigo y camarada de armas Dimitri  (Vladimir Vdovichenkov ) quien vive en Moscú y que ahora se ha convertido en un abogado autorizado. Dimitri acude en su ayuda, pero se reencontrará con Lilya, su antiguo amor. El melodrama y la denuncia social se instalarán en la pantalla. El drama se fundirá en una sola dirección, y Kolya quedará absolutamente solo, desprotegido porque ahora está  frente a un Estado Desprotector dado que ese Estado esta colonizado por la más absoluta corrupción. El Alcalde Vadin maneja la justicia, la policía, las finanzas del pueblo. A ello no les ajeno la complicidad de las autoridades religiosas de la región, que como siempre, haciendo hincapié absoluto en lo espiritual, dejan de lado la cuestión material, que no es otra cosa que el elemento desbalancear del equilibrio humano y que tan bien define Hobbes en su antiguo libro. Visto de esa manera, Kolya no es más que una oveja descarriada que más bien será juzgada por los hombres de Vadin que por Dios, si existe. En la escena final, el monstruoso Leviathan será encarnado por una enorme Caterpiller que con su amenazadora cuchara mecánica comienza a destruir con una bestial garra la hermosa casa frente al mar del Kolya. Esa escena final, que vemos en un primer plano desde dentro de la casa, nos quedará grabado en la retina como las imágenes de ese Estado Todopoderoso que tanto daño hace.

Hablar de las cualidades formales de Zviáguintsev sería redundante. Con 4 largos en su haber (El Retorno, 2003; Isgnanie, 2007; Elena, 2011 y Leviathan, 2014) ya forma parte de los realizadores jóvenes (50 años) consagrados en los más importantes festivales del mundo y este año también fue candidato al Oscar a la mejor película extranjera por la que aquí comentamos. Guionista y director de sus películas, sus personajes habituales se enfrentan a un miedo que desconocen: los hijos a la desaparición de su padre en "El Retorno"; una enfermedad repentina y un inesperado reencuentro amenazan la potencial herencia de un ama de casa en "Elena"; la envergadura del Estado frente a la soledad de Kolya en la presente "Leviathan". Acompañado siempre de grandes actores, en esta última, además, con la presencia de Phillip Glass en la extraordinaria banda sonora, hacen de Leviathan un film disfrutable, rigurosamente estructurado y especialmente recordable, porque la impotencia de Kolya es la misma impotencia que sentimos muchos de nosotros cuando escuchamos hablar de la necesidad de un Estado Grande sin medir las consecuencias de lo que ello entraña y del lastre que nos generamos para poder mantenerlo, máxime cuando dicho Estado se enfrenta al riesgo de ser colonizado por la corrupción y deja de cumplir sus funciones esenciales.


Qué pasa cuando ese cuerpo social se descompone, cuando alguien se sale del rol que le compete y se aísla? Qué sucede cuando ese alguien se corrompe? Qué consecuencia tiene si ese alguien es un funcionario del gobierno? Y si ese alguien ostenta un poder absoluto? Cómo responde el individuo, que lo ha entregado todo, que ha limitado su libertad en pos de la convivencia y del pacto social, que ha pagado sus impuestos para que el estado materialmente pueda cumplir sus roles específicos para proveerle la justicia para que haya igualdad ante la ley, el poder de policía para lograr la seguridad y la paz interior, el poder de defensa para neutralizar las amenazas externas, la salud pública para combatir las epidemias, la educación para nivelar las potencialidades humanas y las oportunidades?. 

Qué de ese individuo sometido como ciudadano?
Ese ciudadano pierde la calidad de tal. Vuelve a su condición de individuo y como persona humana queda reducida a la nada y sometida en forma absoluta frente al poder descomunal del Estado. Eso es lo que hace la corrupción del Estado y eso es lo que relata "Leviathán", la película del ruso Zviáguintsev.


miércoles, 1 de abril de 2015

MOMMY de Xavier Dolan






"Amar a una persona no la salva. El amor aquí no cuenta. Por desgracia." (dialogo del film)

Dura, durísima, y verdaderamente notable por su rigurosidad dramática es esta nueva película de Xavier Dolan, el nuevo "niño  terrible" del cine canadiense francés que, además, con solo 26 años y con  mucha justicia, se alzó con la palma del Premio del Jurado en el último Festival de Cine de Cannes 2014, el más importante del mundo.

Escritor y director de cine, con 5 largometrajes en su haber, su cine es altamente cuestionador de la institución familiar, y de la relación madre-hijo en particular, y de la impotencia de la contención familiar cuando cuadros de enfermedad mental se presentan a temprana edad en niños y adolescentes.

Mommy es una película seca, directa, bien escrita, estupendamente  dirigida. Dolan hace uso de recursos sonoros y visuales en forma balanceada logrando siempre que éstos estén al servicio de la  estructura  narrativa, enfatizándola adecuadamente. En la banda de sonido, los crescendos de la acción son subrayados por una elevación de los sonidos ambientales o de la misma música que utiliza. La abundancia de primeros planos (es una película prácticamente narrada en primer plano) son soportados por una imagen cuadrada que no permite más que remarcar las formas gestuales y el lucimiento de los actores. Su guión, implementado en forma teatral, es un mecanismo tan preciso como si fuera de relojería, que le permite desarrollar un crescendo que no es otra cosa que la agudización de la enfermedad de Steve, el hijo.  La acción podría ocurrir íntegramente en interiores, pero las libertades que Dolan se toma son siempre orientadas a airear la película y permitir que el espectador recupere su aliento para que pueda seguir tolerando el cuadro de desintegración familiar que le presenta. En esos momentos, amplia la imagen y la pantalla se vuelve ancha. Los personajes se sienten libres y disfrutan de la vida. Son muy pocos esos momentos. Pero esos son momentos de felicidad y dicha en estado puro. Pero enseguida se vuelve al encierro, a la casa, al auto, a espacio cerrado, a la represión donde vive el conflicto.

En el film hay un padre ausente. Murió a los tres años de nacer Steve, el personaje central de la película, un adolescente que transita desordenes varios que van desde el "Déficit de Atención e hiperactividad " al "Trastorno de Oposición Desafiante", cuadros de alteración metal que lo vuelven inestable y violento. Cuando el film comienza, Die, su madre, consigue sacarlo de un nosocomio donde está internado y llevarlo a su casa bajo su tenencia. Allí recibe de una enfermera la frase de advertencia que inicia este comentario. Al día siguiente, Die pierde el empleo. O sea, desempleo y enfermedad de un hijo, la golpean de entrada. No obstante ello, de  las conductas de Die también podemos inferir que ella misma también es una mujer alterada, no solo por lo que en la vida le tocado en suerte, sino básicamente porque ella también muestra síntomas de hiperactividad manifiesta. El film no da datos acerca de ello, Probablemente, ella también sufra alguna enfermedad de tipo nerviosa. El cuadro se cerrará con la aparición de una vecina (Kyla) que acude a su ayuda. Kyla viene del Canadá de habla inglesa, no domina el francés, y está transcurriendo un año sabático a raíz de algo que también desconocemos pero que bien pudiera ser un ACV. Kyla tiene claras dificultades para expresarse con su habla, pero claramente, ocupará el papel del padre muerto, y siendo maestra de escuela, ayudará a Steve a recuperar sus estudios perdidos como consecuencia  de la internación a que fue sometido.

La película entrará a girar en forma centrífuga cada vez con más violencia, sobre todo verbal, pero paradójicamente, mostrando el afianzamiento de esa "nueva familia" nacida de la desigualdad y de la "necesidad del  otro". Es extraordinaria la capacidad de Dolan para administrar sus medios narrativos y generar momentos verdaderamente conmovedores, muestras del amor más profundo en medio de tanta soledad y tanta  violencia.

Descripción de un cuadro familiar disfuncional asolado por un hijo con síndromes de hiperactividad y explosiones de  violencia, cabe preguntarse acaso si Dolan no solamente está realizando un film hiperrealista, sino una tremenda reflexión acerca de los tiempos que estamos viviendo, unos tiempos donde las disfuncionalidades familiares se multiplican y parecen ser producto de la falta de contención de la propia institución familiar, lo cual ha permitido derivar  a un profundo choque generacional, dentro de un mundo tecnologizado en el cual las relaciones personales se han ido modificando, el encuentro personal  se ha ido perdiendo dando lugar al encuentro virtual a través de los innumerables medios de comunicación  que disponemos, el desempleo se ha instalado como una problemática mundial derivada de el incontenible avance tecnológico que inexorablemente reemplaza al ser humano de los medios de producción,  que el ocio redundante lleva a una vorágine de sexo, drogas  y violencia y que a nivel global, conduce a Occidente a un inevitable choque de civilizaciones dada la inevitable necesidad de globalización.


Mommy merece ser vista. Es una película rigurosamente realizada por un director joven que sin lugar a dudas muestra garra narrativa, innumerables destrezas para la puesta en escena, capacidad para expresarse con realismo, y una habilidad asombrosa para ensamblar los medios audiovisuales de que dispone para ponerlos al servicio de su película. No me quedarían dudas que en caso de tener que encasillar a Xavier Dolan en alguna categoría lo haría dentro del llamado "Cine de Autor". Una mención aparte merece el grupo de los tres actores que lo acompañan. Anne Dorval en el papel de la madre, Suzanne Clément en el de la vecina Kila, y el magistral Antoine-Olivier Pilon como Steve.

martes, 31 de marzo de 2015

PHOENIX de Christian Petzold





EL RECUPERO DE LA IDENTIDAD

Christian Petzold es un viejo conocido de estas páginas. En octubre del 2013 habíamos visto "Bárbara", y ya decíamos que era su obra consagratoria. Ahora llega Ave Fénix y solo podemos decir que es su obra maestra, un film perfecto.

Petzold es un director hithcockiano, y dada su naturaleza, no filma si no tiene un guión de hierro. Pues aquí lo tiene, y no lo desaprovecha. Al contrario, le saca lustre.

Acaba de terminar la 2da guerra mundial en Alemania. Berlín yace en ruinas y militarizada como está, solo da lugar a encuentros nocturnos en bares dominados por los soldados americanos. Hasta allí llega Nelly Lenz, una judía alemana, que acaba de sufrir una operación estética para recuperar su cara después de recibir una balazo que le desfiguró el rostro en un campo de concentración. Nelly no busca diversión, sólo busca a su marido. Un músico que también lo ha perdido todo, hasta la vergüenza, que ya no toca música sino que apenas vive de las moneda que recibe como mozo del Phoenix, el bar en el que trabaja. Al principio, el film parece abrevar en el melodrama, pero Petzold abandona rápidamente el género porque  prefiere el suspenso, mantenerse fiel a Hitchcock y posiblemente inspirado en "Vertigo", elige narrar la historia de alguien,  un misterio hecho mujer,  una judía desfigurada por la guerra y alguna vez dada por muerta, que ahora, como viniendo de entre los muertos parece, sobretodo, querer recuperar una identidad que le es negada.

En medio de la destrucción de Alemania, y pese a las negaciones y humillaciones recibidas, Nelly Lenz recuperará su cara aunque su cara ya no sea la misma, no aceptará la seguridad de un viaje como refugiada a la Palestina porque la Palestina  no es ni será su patria, y si bien encontrará a su marido, lo terminará rechazando por traidor, por ser  aquel que la delató y la envió a los campos de concentración. Nelly Lenz, finalmente, se reencontrará a sí misma. Emergerá con fuerza propia del fondo de las ruinas del Berlín de posguerra. Y en el final de la película, saldrá erguida caminando hacia la pantalla y se perderá otra vez en el misterio de la oscuridad de la sala, pero como el Ave Fenix, habrá renacido de sus propias cenizas. "Phoenix ", la película, es la historia de la recuperación de una identidad, la de Nelly.  Y en las proyecciones que permite hacer el argumento radica lo más interesante de este film. El problema de la recuperación de identidad de Nelly no es solo la de una persona, sino que es la búsqueda de la identidad de toda una nación, la de la Alemania destruida por la guerra, la de un pueblo  necesitado de levantarse de sus propias ruinas, las materiales y las morales. Lo que plantea la película  es que para reconstruir a Alemania, para que el país pudiera curarse  definitivamente de su pasado bochornoso,  tendrá que abrirse a todo, a los credos, a las razas, al universalismo que negó el nacionalsocialismo. Visto de esta manera, el nuevo film de Petzold, excelentemente narrado y con un discurso claro que emerge como una reflexión sobre el pasado que permite interpretar los problemas de presente,  adquiere una altura y una dimensión que lo coloca en forma instantánea  a nivel de nuevo clásico.


A esta altura volver a decir que la actuación de Nina Hoss, la actriz preferida de Petzold , es extraordinaria, obviamente es repetirnos. No obstante ello, Nina no hace más que rendir tributo con su actuación a  un film que merece una actuación hegemónica como la ella. Otro acierto de Petzold es la elección de la banda sonora, que acompaña con un jazz pesado muy de la época la música de fondo, y sobretodo eligiendo un gran tema de Kurt Well, como lo es "Low Voice",  como principal tema musical  del film.

domingo, 29 de marzo de 2015

WILD de Jean Marc Vallée




UN LARGO CAMINO HACIA EL ENCUENTRO CONSIGO MISMO


Jean Marc Vallée es un director canadiense con 8 largos en su haber, de los cuales los 4 últimos le han abierto la puertas del cine americano y lo han hecho conocido por el público internacional, especialmente "Young Victoria", coproducida por Martín Scorsese, y convertida en un verdadero éxito de público, y "Dallas Buyer´s Club", ganadora el año pasado de 3 Oscar, uno de ellos al mejor actor Mathew McConaughey. Ahora volvemos a encontrarlo con un film en cual  lleva de la mano a otras 2 importantes actrices, Reese Witherspoon y Laura Dern,  ambas recientemente nominadas por sus estupendas actuaciones,  asumiendo en este film los papeles de una hija y su madre en medio de  una profunda crisis personal  y familiar.
Con "Alma Salvaje", asi es el título en castellano de esta película, Valle no logró el éxito de público ni premios de la Academia que con sus antecesoras. No obstante ello, tal vez haya logrado su film más personal. Porque si bien aquí los dos roles más importantes de la película son dos fuertes caracteres femeninos, y por lo tanto, no remiten a la propia experiencia del director, logra no obstante, un grado de penetración psicológica y emocional muy interesante en ambos personajes.
Bobbi, la madre, ha sido una esposa maltratada. A causa de esa violencia familiar, ha debido abandonar su hogar y dedicarse por si sola a la crianza de sus 2 hijos. Ello no le ha impedido poder salir adelante, incluso asistir a la Universidad y tratar de buscar un título en letras. Bobbi, pese a todo, se ha mantenido una mujer íntegra y positiva. Cheryl, su hija mayor, ha sido extremadamente vulnerable y es la que ha vivido con más intensidad la separación de su madre y la que ha comprendido el infierno de la violencia desatada. Ha tenido un vida descarriada y siente una inconformidad profunda. Después de la muerte de su madre entra en crisis en su propio matrimonio, y es después de ello , donde la encontramos en un cruce de caminos, precisamente en el momento en que se inicia la película. Es en ese lugar donde también se inicia la ruta del PCT (Pacific Trail Crest), un camino al norte de California de 800 km de largo que recorre tanto campo llano como colinas, lagos y picos nevados. Un verdadero reto geográfico, pero sobretodo, un desafío al  temple personal. Es este desafío el que movilizará a Cheryl a encontrarse a sí misma. Cheryl encarará esta aventura en soledad, como una competencia personal, como le corresponde al alguien que necesita superarse a sí misma. Porque aunque parezca sola, indefensa, y vulnerable, para ella no hay otra forma de encarar la aventura de encontrarse consigo misma que no sea la travesía individual que va desde esa exterioridad majestuosa  del paisaje hacia la interioridad más recóndita de su ser. 

Si bien el film cae en varias situaciones convencionales y algunas obviedades, ese viaje hacia el conocimiento interior se va consolidando no sólo a medida que el personaje de Cheryl va avanzando en su camino del PCT, sino a través de la cantidad de flash backs que ha elegido Vallée como forma narrativa, evocando al cine de los 70 y a la primera generación del post hippismo, aquella que aludía al vagabundeo (recordar a Jack Kerouac y su "On the Road") como una meta que inducia como meta prioritaria a la auto conocimiento y la realización personal. Con esa intención,  va incrustando flashbacks en el relato para poder ir mostrando aquellos recuerdos traumáticos que han conducido a Cheryl  a esa crisis personal que vive hoy, en tiempo presente, pero que sin lugar a dudas, el personaje viene arrastrando desde su adolescencia. En definitiva,  "Wild" no es solo una película sobre el sentimiento de culpabilidad, la expiación, y la redención sino también sobre la liberación,  el crecimiento personal, el paso hacia la adultez, la aceptación de la realidad, la toma de responsabilidad  y el asumirse con todas las fortalezas y todas las debilidades para enfrentarse cada día con la difícil aventura de crecer y  vivir la propia vida.

viernes, 27 de marzo de 2015

DANS LA COUR de Pierre Salvadori





EN UN PATIO DE PARÍS


Interesante esta película  de Pierre Salvadori,  escritor y director francés con más de 20 años de trayectoria artística en el cine pero, por lo menos para mí, desconocido en Argentina. Lo más interesante de Salvadori es el enfoque humanista que le da su historia, casi un cuento de marginados que viven en un inquilinato de un barrio de Paris, donde la decadencia y el abandono de las construcciones se alinean con las historias de dicho grupo, ya todos ellos mayores, algunos de ellos entrando en la senilidad, seguramente jubilados o pensionados, que viven absolutamente presionados por esta vida moderna que nos toca vivir, que no nos da respiro y  que con facilidad nos coloca involuntariamente al borde de un precipicio tanto material como espiritual. A ese edificio, ya casi desesperanzado por una intensa y dificultosa búsqueda de trabajo que logra gracias a la voluntariosa ayuda de una empleada de la oficina pública de empleo barrial, llega Antoine (Gustave Kervern), cincuentón, recientemente  separado y con adicción a las drogas en su haber,  a una entrevista de trabajo para postularse como encargado del edificio que regentea Mathilde, la todavía bella y gran actriz, Catherine Deneuve. Lo que sigue es la descripción de la cruzada que emprende Antoine para reencontrarse , para  volver a ser alguien, para  tratar de ser él mismo aunque sea una única vez en medio de esa colmena, ese pequeño entramado de soledades, de relaciones cuasi familiares que se establecen desde la vecindad que Salvadori narra con solvencia e imbuido de ese ya mencionado profundo humanismo, donde claramente apunta a denunciar el abandono que hace nuestra sociedad de personas tan frágiles e inocentes como las que describe la película.


Film austero y artesanal, pero delineado a partir de un guión sólido y preciso, magistralmente actuado, rescata la bondad humana y la solidaridad como únicos medios de sobrevivencia en una sociedad fría, tecnologizada y materialista para la cual, la inclusión aún es una meta lejana.

martes, 17 de marzo de 2015

STILL ALICE de Richard Glatzer y Wash Westmoreland





LARGO VIAJE DEL DIA HACIA LA NOCHE

En "Still Alice" bastan 3 escenas para explicar los primeros síntomas de la enfermedad, el diagnostico de la misma y la prescripción de algunas prácticas paliativas para lo que resta de una vida condenada. Alice tiene un Alzheimer de características hereditarias, no tiene cura, empeorará con su avance, y destruirá su identidad hasta que ella no se reconozca a sí misma. Es como si se tratara de la historia de una regresión mental a hacia  la infancia. Su familia, más concretamente sus hijos, tienen serios riesgos de heredar la enfermedad. Es en esa  cuarta escena donde la película comienza a volverse reiterativa y a fallar como película. Olvida que el cine es cine, se vuelve pretenciosa eligiendo la rigurosidad del realismo, y si bien elude con bastante elegancia el golpe bajo durante todo su desarrollo, lo que no puede evitar es la previsibilidad de lo que vamos a ver que es exactamente lo que ha diagnosticado el médico en la segunda escena del film: ello es, el avance de los síntomas y el continuo deterioro en la calidad de vida de Alice. No hace falta mucha imaginación para saber los estragos que hace en la personalidad este tipo de enfermedad.

Muchos de nosotros seguramente hemos pasado por la experiencia de tener algún familiar enfermo o haber visitado algún establecimiento geriátrico por este mismo motivo. Y el cine, por más que se esfuerce, nunca superará la realidad y mucho menos la propia vivencia. Es por eso que la película pierde interés y solo queda espacio para la muy buena actuación de Julianne Moore, que sin lugar a dudas, con mucha sensibilidad, se pone la película al hombro.

No se puede más que sufrir y sentir piedad por esta mujer enferma. Como todas las enfermedades terminales, no solo es un castigo para la persona sino también para su familia. No obstante, como espectador sentí incomodidad, como si estuviera demás, como que estaba interpretando el  rol del "mirón impúdico".

jueves, 12 de marzo de 2015

SUEÑO DE INVIERNO de Nuri Bilge Ceylan




IMÁGENES DE UN PAISAJE INTERIOR

Es difícil ponerse a analizar un film de 3 horas y cuarto que comienza con un actor shakesperiano retirado como hotelero en Capadocia, que se transforma en un personaje chejoviano del "El Jardín de los Cerezos", y termina bordeando al Dostoievski de "Crimen y Castigo", tratando nada menos que de entender su presente. Pero al igual que "El Patrón", comentada días atrás, el film es el derrotero de ese actor que nacido de familia acomodada, que vive de la renta de las propiedades que dejó su padre, y trata de escapar de cualquier modo posible a la necesidad de tomar conciencia social, esa conciencia que nos hace ver cuán dividida esta la sociedad entre ricos y pobres, cuán lejos están los unos de los otros, pero que en el fondo, terminan igualados frente a las inclemencias climáticas, las accidentadas geografías, y especialmente, los sufrimientos del alma y la inexorabilidad de la muerte.

El turco Bilge Ceylan es uno de los grandes maestros de nuestro tiempo. Ha realizado su primer largo en 1997, su filmografía alcanza 7 títulos y puede ser considerado un cineasta del siglo 21. Escribe todas sus obras y se toma prácticamente 3 años entre un film y otro. Casi todos ellos son obras recordables que sin lugar a dudas están llamadas a perdurar en el tiempo. Su cine se basa especialmente en imágenes y sus temas tienen que ver con los tiempos internos, aquéllos de la maduración del ser humano. Generalmente, los personajes de Bilge Ceylan están en una situación de cambio al que les cuesta enfrentar. En "Distancia" (2002)(mi película preferida), el cambio estaba dado por el sentimiento de abandono que experimenta un marido de unos 50 años cuando su mujer decide irse a vivir a Estados Unidos con otro. En "Climas" (2006), es el proceso de separación de una pareja mientras recorren ruinas durante sus vacaciones por Egipto tratando de salvar las ruinas de su propio matrimonio. En "Tres Monos" (2008), es la aceptación de la infidelidad y la posterior e inevitable separación. En "Erase una vez en Anatolia" (2011), el descubrimiento policial de un crimen en una camino rural que sacará a todos, por un momento, de su letargo para que todo vuelva a ser como era. Ahora, en su última película, "Sueño de Invierno" (2014), ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, es una necesaria toma de conciencia que se prolonga indefinidamente.

Si decimos que en "Sueño de Invierno" Bilge Ceylan se toma 3 horas y cuarto para contar su historia es porque, sin lugar a dudas, estamos frente a un escritor / director detallista e interesado en poder penetrar el alma de sus personajes. Y si la acción transcurre en Capadocia, no es solo por la belleza del paisaje, sino por esas fisonomías cavernosas del lugar que asimilan perfectamente a los lugares de la mente humana por donde transita todo su relato. El film de Ceylan es un viaje hacia la interioridad de un personaje: Aydin, magníficamente interpretado por Haluk Bilginer, un actor turco graduado en el Conservatorio Estatal de Ankara, con dilatada carrera teatral en los escenarios de Londres, que será el ejemplo perfecto del egocentrismo.

En el comienzo mismo, Aydin intuye que algo anda mal en su vida. Uno de sus inquilinos no está pagando su renta. Acompañado de su secretario, va a la casa del inquilino. En el trayecto, un niño (el hijo del inquilino), arroja una piedra contra el vehículo y rompe la ventanilla a cuyo lado él va sentado. El Secretario baja del auto, busca al niño y lo lleva a su casa. Allí, cuando el padre intenta reprender a su hijo, explota el primer signo de una violencia social contenida que permanecerá así, al borde del estallido, durante toda la película porque básicamente en el film nadie tiene la capacidad de rebelarse. No la tiene Aydin ni en ningún otro personaje de la película. Parecería que las presiones interiores son un statu-quo al borde del estallido en la Capadocia de Bilge Ceylan.

Aydín trata de vivir una vida bucólica ensimismado en sus recuerdos, sus libros, sus artículos para el diario local, y sobre todo, en su idea de escribir una historia del teatro turco. Acompañado por su joven esposa, su hermana, su secretario y los pocos pasajeros del hotel que está entrando en la temporada baja, la del frío invierno, vive un ostracismo del cual será sacado por la casualidad del contacto humano y eso lo llevará a una crisis matrimonial a la que eludirá volviendo a esconderse en si mismo. Aydin es la persona cuyo contacto con los demás solo es buscado para su propia satisfacción, aquello que permita que lo dejen tranquilo, que no lo molesten. Sucesivamente ocurrirán hechos que lo sacarán de su eje, pero Aydin volverá una y otra vez a su statu-quo. Un pasajero errante querrá cabalgar uno de los famosos caballos turcos. Aydín no tiene ninguno, en consecuencia, saldrá al campo con su gente a buscar un caballo salvaje. La escena es majestuosa. Aydin enlazará un caballo y lo llevará a su hacienda, pero será incapaz de domesticarlo, y lo terminará liberando para que vuelva a la manada. Una vez más, no se hará cargo.

Más tarde, en una fría noche, conversará con su hermana, una mujer unos años menor que él, pero cargada de frustración por su reciente divorcio. Ella, asumiendo la condición de su propio cambio, será la principal inductora de la crisis de Aydín al cuestionarle su vida, su matrimonio, y sobre todo, el mínimo alcance de sus escritos. Algunas noches después , en ocasión que su esposa organice una reunión de caridad con el profesor de música del colegio del pueblo, Aydín sentirá celos al no ser partícipe de la reunión, y estallará su crisis. Intentará controlar a su mujer tratando de inmiscuirse en las cuentas de la beneficencia y queriéndola convencer que ese dinero que recolecta será un problema innecesario para ella en caso que lo pierda o se lo roben. Su mujer ignora sus palabras y la califica de meros pretextos para no dejarla ser ella misma. Como consecuencia de ello, su matrimonio se sumergirá en una crisis y Aydín amenazará separarse de su mujer e intentará viajar a Estambul, un lugar pretexto al que nunca llegará porque ni quiere irse ni quiere salir de la posición cómoda que ostenta. Vagará por los cerros nevados de Capadocia, y terminará en casa de un amigo, donde también está el profesor de música de su esposa, donde todos borrachos, cuestionarán en típica charla de mamados, la comodidad de esa existencia abúlica sin sacar conclusión alguna.

Su mujer, Nihal, repentinamente, acudirá a la casa de los hermanos inquilinos de su marido y en una escena cargada de sorda violencia, le entregará una muy importante suma de dinero a uno de los hermanos. Cuando llegue el otro, verá el dinero sobre la mesa, lo tomará y lo arrojará al fuego. Nihal desespera por falta de entendimiento. El absurdo se apodera de la situación, pero también aflora la honra. No todo se compra con dinero.

La vuelta al hogar de Aydin será como la vuelta de un recreo de colegio. Nada habrá cambiado ni nada cambiará. La confesión final a su mujer, diciéndole lo mucho que quiere y necesita, es el grito desesperado de una imposibilidad de cambio. Aydín solo renovará sus votos de buen marido para poder seguir tranquilo con su vida, su mujer, su hermana, sus sirvientes, su hotel y sus escritos, solo que ahora está decidido a escribir la obra que lo desvela, la "Historia del Teatro Turco".

Película sobre la insatisfacción del individuo y la incapacidad de rebelarse, magistralmente narrada por Nuri Bilge Ceylan (tanto su dramaturgia como su puesta en escena son excelentes) , desesperanzada en su negación del cambio, pero extremadamente lucida en la descripción de ese statu-quo que lo frena todo como consecuencia de vivir en la comodidad del acostumbramiento y la falta de oportunidades, deja no obstante una pequeña puerta abierta al futuro en esa página en blanco final donde Aydin comienza finalmente a escribir el titulo de su obra más soñada.

martes, 10 de marzo de 2015

EL PATRON de Sebastían Schindel





Y LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL?

Esta nueva película argentina está viciada ideológicamente. Si partimos de la idea (garantista?) de que todos los criminales son producto, o mejor dicho, víctimas de una sociedad que no los incluye ni contiene, creo que estamos en graves problemas. De hecho, lo estamos. Y aquella es la tesis de este film.

La película, basada en hechos reales, y en un pésimo guión que transcurre en Buenos Aires y relata la relación entre el empleado de una carnicería y su patrón. El exceso gobernará al relato, y el mismo, concluirá en crimen.  El guión es absolutamente maniqueista y sus personajes están delineados de tal manera que carecen de humanidad. Son los típicos personajes / ideas. El de Hermógenes sobrevive gracias a la esforzada labor de Joaquin Furiel, que lucha denodadamente para darle carnadura. Éste es un campesino santiagueño que al quedarse sin trabajo en su provincia como consecuencia de una accidente que lo deja rengo de una pierna, tienta suerte con su mujer viajando a la Capital Federal. Allí comienza su desventura cuando conoce al dueño de una cadena de carnicerías (Luis Ziembrowski en un festival de cliches), un reverendo hijo de mala madre, que lo único rescatable que hace es darle un trabajo precario como carnicero, enseñarle el oficio con uno de sus peones, y permitirle dormir en la pieza de atrás de la carnicería, servicios que descontará de sus haberes. Así, esquemáticamente planteada , de principio a fin, la película avanza por acumulación de escenas repetitivas para que no tengamos ninguna duda y se nos vaya revelando el carácter de hijo de puta que es el patrón, y de qué Hermógenes es la víctima del caso. El asco de la carne podrida que vende Hermógenes no es otra cosa que el asco del sometimiento que genera la relación laboral entre el trabajador y su empleador. Obviamente, dicha relación terminará en crimen. Hermógenes matará a su patrón con una interminable serie de puñaladas que comienzan dentro de la carnicería y finalizarán al borde de la vereda de la misma, llevándose la vida del Patrón. Lo que se dice, un crimen truculento.

Por otro lado, el film intercala, desprolijamente, escenas del juicio correspondiente al crimen desde el principio hasta su final tratando de dejar en claro que la justicia en la Argentina es una reverenda mierda incapaz de solucionar el problema social que presenta el país, dado que dicho problema es innato a un sistema que lo corrompe todo.

En consecuencia, nuestro hábil y politizado abogado interpretado por el bueno de Guillermo Pfenning, sacará a relucir ésto en un juicio donde no tiene pruritos de usar a su propia esposa como perito de parte, y alegar que la culpa de este monstruoso crimen la tiene una sociedad totalmente indiferente al problema de la pobreza dando a entender que el capitalismo en si mismo lleva la semilla de la explotación y la desigualdad porque origina una sociedad de explotadores y explotados, y en consecuencia, dejándonos inferir que nunca será la economía la ciencia que acaso trata de distribuir recursos escasos ante necesidades múltiples valiéndose de la leyes de mercado, sino la política la que solucione el problema, a través del Estado, con gobernantes iluminados de conciencia social, sentido de la justicia y fuerza liberadora de la opresión que genera la desigualdad.

Como película, un bodrio absoluto realizado por soñadores creyentes de la igualdad social, del sometimiento individual, del pensamiento único e idolatras de la propiedad colectiva de los recursos. No es casual que en esa pintura maniquea de la vida, si alguien tiene algún signo de humanidad es el asesino Hermógenes, y dado el caso, es el único capaz de mostrar un signo de felicidad, incluso de espiritualidad. Como si acaso no todos fuéramos criaturas del Señor, la vida no fuera dura para todos por igual, y por consiguiente, la búsqueda de la felicidad no fuera común a todo ser humano.

Lo que más lamento es que mientras yo terminaba de ver este film asqueado por la cantidad de carne podrida que se muestra en la carnicería de la película (los vecinos del barrio deben ser unos ingenuos  para comprar dicha carne) y cansado de mirar una película cuyos personajes se dividen en malos patrones y buenos trabajadores, más de la mitad del cine estalló en un fuerte aplauso. Y eso me dejó aún más preocupado porque intuyo que demasiados argentinos están convencidos que viven en la "Injusticia Social", que es el Estado el responsable del cambio a través de mecanismo redistributivos, y que la Responsabilidad Social como ciudadanos sólo nos cupe y satisfacemos cuando acudimos llevando un paquete de arroz o fideos y una botella de agua mineral ante "un llamado a la solidaridad" de un canal de televisión en medio de una catástrofe. Entonces recordé otra película, "A la Hora Señalada", con Gary Cooper, la quintaesencia del héroe individual. Acaso el Marshall Will Kane, cuando se queda solo, cuando nadie lo acompaña, y se enfrenta con la banda de forajidos de Frank Miller, por quién pelea? Pelea por su propia vida o por imponer la ley en la pequeña Hadleville?

Eso, en su maniqueísmo, es lo que ignora El Patrón. Es el imperio y el respeto por la ley la que genera la existencia de la Justicia Social, y son las oportunidades que brindan la buena salud y la buena educación dentro de un marco de seguridad y no el redistribucionismo de un Estado, muchas veces arbitrario, que ignora el esfuerzo de los individuos para ser quiénes son y tener lo que tienen. No todo el mundo es bueno, ni todo el mundo es malo. Hacemos lo que podemos, que no es poco, aunque siempre falta un poco más.


sábado, 21 de febrero de 2015

S E L M A de Ava Du Vernay


HABLEMOS DEL BLACK POWER

El Dr. Martin Luther King, Jr. nacido en los Estados Unidos de América, fue un pastor de la iglesia bautista que desarrolló una labor muy importante en su país al frente del Movimiento por los Derechos Civiles de las personas de raza negra, participando, además, como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación y la discriminación racial "a través de medios no violentos", fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1964, y cuatro años después, a la edad de 39 años, fue asesinado en Memphis, mientras se preparaba para liderar una manifestación.
"Selma", la película, refiere a un pueblo del Estado de Alabama en los Estados Unidos, donde transcurrieron los principales hechos que narra, aquéllos producidos cuando en diciembre de 1964, Martin L. King unió sus fuerzas con el "Comité de Coordinación de Estudiantes No Violentos" con el propósito  de participar en el Registro de Electores para confeccionar las listas electorales. Selma era un lugar importante para la defensa del derecho al voto de los afroamericanos porque la mitad de sus habitantes eran negros, pero solo el 1% de ellos estaban inscriptos.
El domingo 7 de marzo de 1965, más conocido como "Domingo Sangriento", 600 defensores de los derechos civiles salieron de Selma para intentar llegar a Montgomery, capital del estado, con el fin de presentar sus quejas mediante una marcha pacífica. Los manifestantes fueron arrestados a los pocos kilómetros en el Puente Edmund Pettus, donde la policía y una multitud hostil de piel blanca les impidió proseguir y los reprimió violentamente, paradójicamente,  permitiendo al movimiento conseguir el apoyo de la opinión pública y el reconocimiento de la estrategia de no violencia del Dr. King.
El movimiento buscó entonces la protección de la justicia y el juez federal Frank Johnson Jr resolvió en favor de los manifestantes. 3200 personas volvieron a marchar de Selma hacia Montgomery el domingo 21 de marzo de 1965. Fue durante este trayecto cuando Willie Ricks mencionó por primera vez las palabras "Black Power", refiriéndose a esa multitud de raza negra que se estaba juntando. Al llegar al capitolio el jueves 25 de marzo, los manifestantes llegaban al número de 25.000. Como consecuencia de ello, 5 meses después, el presidente Lyndon B. Johnson firmó la "Voting Rights Act" mediante la que se garantizaba el derecho al voto para los ciudadanos de raza negra sin restricción alguna.
Ava Du Vernay, la directora de este film, es la primera mujer de raza negra que dirige un film nominado al Oscar. Este s su tercer largo, y aquel es un gran mérito dado que el suyo es un muy buen trabajo. Su obra resulta madura, firme y efectiva. Narra con dinamismo y no pierde nunca el punto de vista. Valiéndose tanto de dramatizaciones como de registros documentales, ilustra los hechos descritos en los párrafos anteriores con claridad y contundencia. Du Vernay no anda con vueltas. Es directa, concisa y tiene claro cuál es el propósito que persigue su film. No pierde tiempo en detalles de la vida privada del Dr. King. Solo menciona algunas cuestiones personales y de pareja (su mujer  activista, alguna presunta infidelidad) como avatares necesariamente secundarios de una vida dedicada con exclusividad a la lucha por los derechos civiles de una minoría racial en los Estados Unidos, aunque en un pasaje conmovedor, el propio King declare que lo que él persigue es lo que perseguimos todos: la felicidad. Pero es en esa lucha de King por los derechos civiles a través de  la "no violencia" en la que Du Vernay concentra sus fuerzas y sale airosa en este film, cristalino como el agua, donde tanto las posiciones políticas del lider King como las de sus grupos aliados y opositores, y sobre todo, la del entonces reaccionario gobierno de los Estados Unidos liderados por el Presidente Lyndon B. Johnson quedan muy claros. Es también muy interesante que esa posición de no violencia lleva necesariamente a unos y a otros a una mesa de negociación permanente. Martin Luther King parece tener línea telefónica abierta con Washington y no hay duda que su Premio Nobel ha sido una llave que le ha abierto muchas puertas. No obstante, está claro que Johnson representa otros intereses. Es notable la escena en que la discusión se tensa y Johnson le dice a King: "Doctor, usted tiene solo un problema. Yo tengo Cien". Esa escena tal vez marque un punto de inflexión en el devenir de los hechos. Porque queda claro que la posición de King tendrá éxito cuando su problema sea el primer problema del Presidente. Y eso va a ocurrir cuando corra sangre negra en Selma, Alabama y un Juez (blanco) del Estado tome parte por la causa civil.

Demás estar decir que todos los rubros técnicos, actuación, fotografía, montaje, pasajes documentales están a la altura de un film de primera línea. Su cinematografía no deslumbra, es clásica, lineal, pero es contundente e interesante. Muchísimo mejor que "12 Años de Esclavitud", que ganó el Oscar el año pasado (crónica disponible en este blog), y a la altura del "Lincoln", ese, por ahora, estupendo último film de Steven Spielberg.