sábado, 10 de octubre de 2015

SICARIO de Denis Villeneuve


EL INFIERNO TAN TEMIDO

Denis Villeneuve es un director canadiense que con 3 películas en su haber se ha ido acercando paulatinamente a Hollywood y con Sicario entra plenamente en el cine americano. No es una entrada común. Villeneuve hace un cine independiente e inclusive incursiona en festivales, a tal punto que ésta que nos ocupa fue presentado en Cannes 2015  donde ya  cosechó atención y aplausos.

Sicario es un film contundente.  Encasillándolo en el género, es una película de acción y suspenso. Muy bien escrita desde el guión original de Taylor Sheridan, un actor de televisión debutante en la escritura cinematográfica, está estupendamente llevada a la pantalla  por Villeneuve. Como es normal en sus films (recordar "Incendios" y "Prisioneros") toca un tema de urticante realidad:  el narcotráfico. Situada en la frontera entre Estados Unidos y México, desarrolla un trama policial en que narra la historia de la cacería del narcotraficante más importante del Cartel de Juárez , en la ciudad del mismo nombre.

Si bien la trama se desarrolla con convencionalidades propias del genero, la tensión y el manejo de las mismas, el tira y afloje permanente que con el director somete al espectador, es lo que vuelve distinta a la película. Villeneuve se apoya tanto en la música incidental de Jóhann Jóhannsonn como en la fotografía de Roger Deakins, ya con cámara en mano ó en escenas aéreas. Pasa de los primeros planos a planos panorámicos en los que capta tanto pequeños gestos y actitudes como refleja paisajes desérticos y situaciones sociales.  En este último aspecto, es realmente notable como el director diferencia desde el aire los barrios bajos de Tucson de los barrios pobres de Ciudad Juarez. Ese reflejo no busca solo localizar la acción sino básicamente mostrar las diferentes caras de la pobreza. En esas tomas, el planeo de la cámara de Deakins diferencia la pobreza americana  de la miseria mexicana. Toda un definición sobre el ámbito  en los que se desarrolla el narcotráfico.

Pero el film es mucho más que eso. Porque tal como la semana pasada nos inquietaba "Hombre Irracional" con la idea de su protagonista de llegar a la justicia por la vía la mano propia, Villeneuve toma la misma idea para desarrollar su tesis de que la lucha contra el narcotráfico se hace imposible a través de las metodologías policiales convencionales. Es asi como en la película dos agentes del FBI son separados de sus filas para que se unan a un escuadrón especial que posiblemente representa a la DEA simplemente para dar formalidad a una serie de operativos que no la tienen y se parecen más a acciones encubiertas que a operativos policiales. No hay duda que nos estamos enfrentando a un nuevo flagelo que azota a las sociedad moderna, donde los roles de los países están cambiando fuera del imperio de la ley y en parte como consecuencia de una nueva era tecnológica que genera desocupación y desamparo en todo el mundo pero con grandes diferencias. Mientras las sociedades más desarrolladas generan servicios de gran valor agregado y altos niveles de consumo, las menos desarrolladas apenas pueden desarrollar bienes agrícolas e industriales y extrema desocupación. En este contexto, se está volviendo  común ver cómo la producción y tráfico de drogas naturales y sintéticas ocupan posiciones cada vez más importante en las economías informales, generando trabajo en negro e importantes  corrientes de dinero ilegal que necesita ser "lavado", a la vez que sistemáticamente comienza un proceso exportador de drogas hacia los países más desarrollados, transformando al mundo pobre en productor y al mundo rico en consumidor,  alterando en ambos lados el equilibrio social de los viejos ideales de la ya decadente sociedad victoriana. El caos social comienza a imperar en ambos lados contaminando no solo a las clases menos pudientes sino también llegando a las clases políticas. La paradoja que estamos viendo es que la falta de trabajo es suplida por el trabajo que genera tanto el tráfico como la producción de drogas, tornando al remedio más peligroso que la enfermedad.


Sicario nos pega fuerte porque en el mundo que describe ya no quedan ni buenos ni malos. Sus personajes son todos víctimas de una violencia desenfrenada donde los márgenes de la ley se vuelven vidriosos, poco visibles o ignorados porque la ley ya no sirve para contener el fenómeno que estamos sufriendo. Muestra que, incluso, es ingenua la posición de muchos de nuestros políticos cuando se refieren al tema, demostrando que ya han sido cooptados por el mismo o no tienen idea cabal de lo que están tratando de enfrentar. Está claro que no tenemos soluciones y lo que es peor aún, estamos lejos de ellas. Y si las soluciones tienen algo que ver con lo que plantea la película, caemos en la ley del más fuerte, en la justicia por mano propia, o en la cruzada de un grupo de iluminados. A la luz de los acontecimientos que estamos viviendo, queda claro que debe prevalecer una voluntad politica para poder llevar a cabo lo que en la práctica no es más que una guerra contra el narcotráfico. El film tiene como principal atributo acercarnos a ese infierno tan temido donde la equidad y la justicia parecen perdidas.

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