EN NOMBRE DE MI HIJA
El crimen es una acción que atenta contra terceras personas,
tanto contra su integridad física como moral. Es un hecho que modifica la
realidad. El crimen es un acto va en contra la ley y contra la costumbre. Puede
ser también un delito contra la sociedad. El crimen merece castigo.
En una sociedad moderna el Estado organizado es el encargado de
impartir justicia. El Estado, a través de sus órganos judiciales, debe
esclarecer los hechos sucedidos. Ese esclarecimiento, constituye un acto de
justicia. La justicia es la que determina la culpabilidad o la inocencia de los
acusados, y si correspondiese, una pena justa a los culpables. La Justicia no
está obligada a esclarecer los hechos ni dictar justicia en un plazo de tiempo
determinado. No obstante, las causas que no avanzan pueden prescribir después
de una cantidad de años sin que se hayan producido novedades legales. Esa
prescripción determina el fin de las causas.
El Caso Kalinka, afortunadamente, no se enroló en esta
última categorización. No obstante ello, su trama siniestra demoró 30 años en
resolverse y se transformó en un hecho judicial relevante ocurrido en Alemania,
ocupando tanto la atención de tribunales alemanes como la de los franceses, y
de hecho, a la opinión publica de toda Europa.
“El Secreto de Kalinka” es ahora una película que narra los
diferentes procesos legales que tuvo que atravesar André Bamberski, padre de
Kalinka, para poder esclarecer los hechos ocurridos en la noche del 9 de julio
de 1982 en el domicilio del padrastro de Kalinka, el Dr. Dieter Krombach, noche
en la que adolecente encontró su muerte a la edad de 15 años.
El mérito del guión y de la dirección de Vincent Garenq, un
director de cine francés que viene precedido de una enorme experiencia en la
televisión y en el documental francés, es el permanente mantenimiento del punto
de vista. Todo el film está narrado desde la visión de los hechos que tiene
André Bamberski (un estupendo Daniel Auteuil), quien en la trama real no solo
ocupó el doloroso papel de padre de Kalinka, sino que ante la desidia de los
tribunales alemanes que dieron origen a la primera investigación de los hechos
ocurridos aquella noche en Lindau (Alemania), tomó por su cuenta la
investigación y la trasladó a tribunales franceses, obteniendo finalmente una
condena a 15 años para el médico alemán, y un año de prisión excarcelable para sí
mismo, por la utilización del secuestro como metodología para poner al Dr.
Krombach bajo jurisdicción francesa.
Pero esta trayectoria de Bamberski no solo pasa por la
crónica de los hechos ocurridos durante 30 años sino que lo más importante es
su propia transformación personal. Bamberski se transformó literalmente en un
justiciero. El film todo es el retrato de una obsesión, difícil de establecer
si es consecuencia de un determinado tipo de personalidad o si solo constituye un
afán prácticamente enfermizo de persecución de justicia. Bamberski era una
persona común, un contador público que ejercía su profesión en Marruecos donde
vivía junto con su esposa y sus dos pequeños hijos a principios de los ´80. Lo
que se denomina una familia tipo. Es allí donde circunstancialmente conoce al
Dr. Krombach, quien termina seduciendo a su esposa, y provocando el divorcio de
la pareja. En síntesis, Krombach arruina la vida familiar de Bamberski, el que se
transformará en un ser solitario, una especie de lobo estepario al que en el
futuro no solo le costará mantener relaciones estables y duradera, sino que
también afectará sus relaciones familiares: con su otro hijo (el menor) y con el
resto de su familia (sus padres y hermanos). Bamberski lo pierde todo y se
transforma en una especie de zombi en busca de una justicia que le aparece
esquiva y que de a poco lo va colocando del otro lado de la ley.
Queda claro que la superficialidad de la primera
investigación realizada en Alemania, como la demora en el esclarecimiento total
de los hechos (30 años), generan daños colaterales (el alejamiento del hijo, el
fracaso con su nueva relación, la indiferencia en que cae su primera
mujer), Asimismo, la dualidad de la
personalidad y los comportamientos ambiguos del médico generan hechos
traumáticos que afectan la personalidad de Bamberski, sin dejar de considerar
que el esclarecimiento total de los hechos llevó 30 años por parte de la
justicia y que el involucramiento personal de Bamberski en la investigación implicó
el secuestro del médico alemán con el propósito de su traslado a Francia y ponerlo
a disposición de la autoridad de los tribunales franceses. Una rara parábola
que transformó a la víctima en victimario.
Crónica del horror producido por la ausencia de una real
vocación de justicia y un sinfín de cuestiones misteriosas (¿Quién era el Dr.
Krombach, cuáles eran sus actividades médicas durante la guerra y cuáles eran
sus verdaderas relaciones con el Estado Alemán?) que agregan suspenso a la
trama, y tornan la visión del film en una experiencia más que interesante. ¿Es,
por otro lado, la lentitud o la falta de la justicia la causa del crecimiento
de un sentimiento justiciero casi al borde de una venganza de carácter personal?
¿Es la destrucción de una vida familiar
la que lleva al caos y al delito al propio Bamberski? Esta y otras muchas
preguntas surgen de este caso y su posterior juicio que no hacen otra cosa que hacernos
reflexionar sobre la necesidad de una justicia efectiva, aquella que investiga
en forma profunda los hechos y determina responsabilidades y culpabilidades, lo
cual constituye una demanda y una aspiración natural de una sociedad que
pretende vivir de manera organizada bajo el imperio de la ley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario