lunes, 2 de enero de 2017

EL SECRETO DE KALINKA de Vincent Garenq (AU NOM DE MA FILLE, 2016)


EN NOMBRE DE MI HIJA

El crimen es una acción que atenta contra terceras personas, tanto contra su integridad física como moral. Es un hecho que modifica la realidad. El crimen es un acto va en contra la ley y contra la costumbre. Puede ser también un delito contra la sociedad. El crimen merece castigo.

En una sociedad moderna  el Estado organizado es el encargado de impartir justicia. El Estado, a través de sus órganos judiciales, debe esclarecer los hechos sucedidos. Ese esclarecimiento, constituye un acto de justicia. La justicia es la que determina la culpabilidad o la inocencia de los acusados, y si correspondiese, una pena justa a los culpables. La Justicia no está obligada a esclarecer los hechos ni dictar justicia en un plazo de tiempo determinado. No obstante, las causas que no avanzan pueden prescribir después de una cantidad de años sin que se hayan producido novedades legales. Esa prescripción determina el fin de las causas.

El Caso Kalinka, afortunadamente, no se enroló en esta última categorización. No obstante ello, su trama siniestra demoró 30 años en resolverse y se transformó en un hecho judicial relevante ocurrido en Alemania, ocupando tanto la atención de tribunales alemanes como la de los franceses, y de hecho, a la opinión publica de toda Europa.

“El Secreto de Kalinka” es ahora una película que narra los diferentes procesos legales que tuvo que atravesar André Bamberski, padre de Kalinka, para poder esclarecer los hechos ocurridos en la noche del 9 de julio de 1982 en el domicilio del padrastro de Kalinka, el Dr. Dieter Krombach, noche en la que adolecente encontró su muerte a la edad de 15 años.

El mérito del guión y de la dirección de Vincent Garenq, un director de cine francés que viene precedido de una enorme experiencia en la televisión y en el documental francés, es el permanente mantenimiento del punto de vista. Todo el film está narrado desde la visión de los hechos que tiene André Bamberski (un estupendo Daniel Auteuil), quien en la trama real no solo ocupó el doloroso papel de padre de Kalinka, sino que ante la desidia de los tribunales alemanes que dieron origen a la primera investigación de los hechos ocurridos aquella noche en Lindau (Alemania), tomó por su cuenta la investigación y la trasladó a tribunales franceses, obteniendo finalmente una condena a 15 años para el médico alemán, y un año de prisión excarcelable para sí mismo, por la utilización del secuestro como metodología para poner al Dr. Krombach bajo jurisdicción francesa.

Pero esta trayectoria de Bamberski no solo pasa por la crónica de los hechos ocurridos durante 30 años sino que lo más importante es su propia transformación personal. Bamberski se transformó literalmente en un justiciero. El film todo es el retrato de una obsesión, difícil de establecer si es consecuencia de un determinado tipo de personalidad o si solo constituye un afán prácticamente enfermizo de persecución de justicia. Bamberski era una persona común, un contador público que ejercía su profesión en Marruecos donde vivía junto con su esposa y sus dos pequeños hijos a principios de los ´80. Lo que se denomina una familia tipo. Es allí donde circunstancialmente conoce al Dr. Krombach, quien termina seduciendo a su esposa, y provocando el divorcio de la pareja. En síntesis, Krombach arruina la vida familiar de Bamberski, el que se transformará en un ser solitario, una especie de lobo estepario al que en el futuro no solo le costará mantener relaciones estables y duradera, sino que también afectará sus relaciones familiares: con su otro hijo (el menor) y con el resto de su familia (sus padres y hermanos). Bamberski lo pierde todo y se transforma en una especie de zombi en busca de una justicia que le aparece esquiva y que de a poco lo va colocando del otro lado de la ley.

Queda claro que la superficialidad de la primera investigación realizada en Alemania, como la demora en el esclarecimiento total de los hechos (30 años), generan daños colaterales (el alejamiento del hijo, el fracaso con su nueva relación, la indiferencia en que cae su primera mujer),  Asimismo, la dualidad de la personalidad y los comportamientos ambiguos del médico generan hechos traumáticos que afectan la personalidad de Bamberski, sin dejar de considerar que el esclarecimiento total de los hechos llevó 30 años por parte de la justicia y que el involucramiento personal de Bamberski en la investigación implicó el secuestro del médico alemán con el propósito de su traslado a Francia y ponerlo a disposición de la autoridad de los tribunales franceses. Una rara parábola que transformó a la víctima en victimario.

Crónica del horror producido por la ausencia de una real vocación de justicia y un sinfín de cuestiones misteriosas (¿Quién era el Dr. Krombach, cuáles eran sus actividades médicas durante la guerra y cuáles eran sus verdaderas relaciones con el Estado Alemán?) que agregan suspenso a la trama, y tornan la visión del film en una experiencia más que interesante. ¿Es, por otro lado, la lentitud o la falta de la justicia la causa del crecimiento de un sentimiento justiciero casi al borde de una venganza de carácter personal?  ¿Es la destrucción de una vida familiar la que lleva al caos y al delito al propio Bamberski? Esta y otras muchas preguntas surgen de este caso y su posterior juicio que no hacen otra cosa que hacernos reflexionar sobre la necesidad de una justicia efectiva, aquella que investiga en forma profunda los hechos y determina responsabilidades y culpabilidades, lo cual constituye una demanda y una aspiración natural de una sociedad que pretende vivir de manera organizada bajo el imperio de la ley.

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