Hace casi 50
años, en diciembre de 1967, se estrenaba
en Estados Unidos, un film que marcaría una época: El Graduado. Dirigido por
Mike Nichols y protagonizado por Dustín Hoffman y Anne Bancroft, era una
comedia que se metía de golpe en la vida de alguien que no sabía qué hacer con
su vida. El afiche de la película presentaba la situación diciendo: Este es
Benjamin, y está algo preocupado por su futuro.

Los problemas
de Hedi son un poco más complejos. Vive en Túnez con su madre. Tiene un empleo
de vendedor de autos, pero lo que más le interesa es la ilustración de comics,
cuestión que realiza solo como
pasatiempo. Como Benjamin, Hedi también está preocupado sobre su futuro. Pero su problema es más próximo. Su madre ha
arreglado un matrimonio para el cual él no está preparado.
Pero ese es
solo un avatar personal. En Túnez se
huelen todavía vientos de cambios. La primavera árabe, como intento
revolucionario de una demanda de mayores libertades individuales y democracia
como forma de gobierno, que después se replicó en gran parte del mundo árabe, tuvo nacimiento en aquel país. Muchos de esos
cambios fueron gatopardismo puro. Se han cambiado hombres, pero no ha cambiado
la situación fundamental que originaba la protesta. La corrupción imperante es
la misma. La insatisfacción generalizada y que se expresa como una falta de
futuro es la que expresa Hedi en ese viaje hacia la nada que intenta realizar.
Es que Hedi
es un personaje estereotipo de un inconformismo que no encuentra respuesta.
Parte por su propia personalidad. Parte por la forma en cómo fue criado, la
rebelión de Hedi no encontrará el camino tal como no encontró camino la propia Primavera
Árabe.
Hedi se ha
criado en medio de una estructura regida socialmente por lo religioso y esa
estructura rígida lo vuelve rígido a él. El sometimiento al que lo obliga su
madre es notable, al igual que las visitas nocturnas a la novia, siempre caracterizadas
por su carácter furtivo y apurado. La
representación de su vida familiar y la de su futura esposa representan un
mundo absolutamente cerrado, caracterizado por velos que no solo tapan las
caras y las distancias impuestas, sino un mundo en el que no todo es santo y
también existe la corrupción.
Dentro de
esa estructura, Hedi es un muchacho joven que por un lado expresa una rebeldía,
pero por otro exige certezas donde no las hay. Él sabe lo que no quiere, pero
desconoce lo que quiere. Le cuesta asumir el riesgo del cambio.
Se podría
decir que Hedi es un hombre en medio de un desierto en un día nublado. No hay sol
ni estrellas que puedan guiarlo. No sabe qué hacer con su vida, pero tampoco tiene
los instrumentos para poder elegir un rumbo.
Hedi es la
opera prima del tunecino Mohamed Ben Attia, que muestra un serie de virtudes y
un equilibrio narrativo realmente sorprendente en una ópera prima aunque Ben
Attia tiene una larga trayectoria en la televisión de su país. Su narración es
prolija, consistente, y logra establecer un clima de incertidumbre que es la
misma falta de certezas que tiene su protagonista. Su mirada existencialista de
una vida es notable y parece estar preguntando permanentemente quién soy, que
hago aquí y dónde quiero ir.
Financiado por
Les Films du Fleuve, productora de los films de los Hermanos Dardenne (entre
otros), el film tiene mucho de la impronta de los belgas. La Amante es un film
solido en su estructura narrativa, económico en el sentido que solo dice lo que
tiene que decir sin perder un solo minuto de su metraje, es conciso y preciso
en su mensaje. Así mismo, su puesta en escena es despojada, tendiendo al
encierro propio de la situación que describe hasta que el personaje encuentra a
Rym, una tunecina mucama de un hotel internacional que ha trabajado en Europa, liberada
de las rigideces religiosas, quien será la amante del título. Ella lo sacará a
la luz, lo llenará de vida, e incluso le mostrará un camino. No obstante, queda
claro que cada cual es dueño de su destino.
Tal vez estemos
ante la mejor opera prima del año. La Amante es un film para tener en cuenta. Reflexivo,
profundo en su temática, interesante en su puesta en escena, muy bien actuado y
fotografiado, da a conocer a un cineasta
y autor que pareciera tener mucho por decir en el futuro.