VIDA Y ESPIRITUALIDAD EN TIEMPO DE COMEDIA
Hannes Holm es un director y guionista sueco de dilatada
trayectoria tanto en el cine como en la televisión de su país pero totalmente
desconocido en Argentina. La presentación de Un Hombre… es otro buen síntoma en
la cartelera Argentina que semana a semana incrementa su grado de
heterogeneidad de pantalla permitiéndonos poder acceder al mejor cine de
diversos países.
Basada en la novela de Fredrik Backman, y adaptada por el
propio autor y el director de la película, Ove es un hombre de 59 años, un
viejo gruñón que ha perdido la fe en todo hasta que su visión negativa del
hombre y la sociedad es puesta a prueba por una familia que se muda a la casa
de al lado.
Ove es viudo, sin hijos y se queda sin trabajo al comenzar
la película. Incluso, no es re elegido, como esperaba, para volver ser presidente
del consorcio del barrio donde vive. Ove siente simplemente que es un hombre
frente a la nada. En consecuencia, lo único que quiere, es morir. Y se
entiende. En la vida todo le ha salido mal.
La película es un film sobre la pérdida pero en segundo lugar, trata sobre las revanchas que da la vida. La de Ove es una vida signada
por la tragedia y las oportunidades. Estamos ante la descripción de un cascarrabias lleno de
virtudes. Ove es una de esas personas que se ha hecho a sí mismo. Ha estudiado
ingeniería, es un hábil mecánico, se ha casado con una hermosa maestra y es
aquella persona capaz de arreglarlo todo.
Tìpico nórdico, sueco (no tiene otro auto que no
sea un SAAB), es el buenazo apegado a las buenas costumbres y al
estricto cumplimiento de las leyes. Es el que toma prestado y devuelve. Uno de
sus mayores problemas es hacer respetar las leyes de transito dentro del barrio
cerrado en el que vive. La vida de Ove transcurre en un ámbito natural donde la
ley es parte de dicho ámbito, y él es quien se siente obligado a aplicarlas.
La pintura que el director Hannes Holm realiza de su
personaje es la de un humanista que trata de entenderlo con
defectos y virtudes, apoyado en lo psicológico y lo costumbrista, siguiendo las
tradiciones del cine sueco. En su personaje hegemónico se aprecia un aire
border, un desencaje social que lo emparenta con otros personajes cercanos como
los de su vecino, el finlandés Aki Kaurismaki.
Los personajes de ambos directores manifiestan una extrañeza ante el mundo en
que viven. No lo entienden, porque para ellos las leyes son para cumplirlas
pero la realidad muestra lo contrario. La diferencia entre ambos directores es
que el sueco es parte de un mundo real y el finlandés se maneja dentro de un
mundo propio.
El film desarrolla un fino humor absurdo y
nostálgico. Lejano heredero de Chaplin en su sentimentalismo, de Monsieur Hulot
en su inocencia, y del mismísimo Nanni Moretti de Caro Diario en su mal humor, Ove
es un personaje que busca la muerte pero no la encuentra. Por el contrario, se
topa con vecinos que lo respetan, buscan su compañía, reconocen su experiencia, y le solicitan su ayuda.
En esa dualidad en que está inmerso Ove (se siente vivo por
fuera pero muerto por dentro) se encuentra lo más rico de esta película, toda
vez que cada una de esas situaciones representan una oportunidad de volver a
tener una vida, ser alguien respetado y querido, considerado por la pequeña
comunidad de su barrio. A ese barrio arriba una pareja conformada por un sueco
desempleado y una iraní embrazada con dos niñas pequeñas. Es entonces cuando el film de Holm aprovecha la
trama para dar un paso adelante y enviar un mensaje de unión ecumenista alentando
la convivencia entre gente de razas y religiones diferentes. Ove será un puente
natural en la diversidad del barrio.
Un Hombre Llamado Ove es una tragicomedia notable con cierta tendencia
al melodrama que la desequilibra por momentos afectando su ritmo narrativo sin invalidar su mensaje sobre la
vida y la muerte, a la cual considera como el fin de la vida física pero no de
la espiritual. Su vastedad de problemáticas siempre bien planteadas, su
positiva intención de resolver los problemas, su visión humanista de una
sociedad que no debiera reconocer fronteras hacen de este tragicómico film una
de esas raras avis que no frecuentan muy asiduamente nuestras pantallas.