martes, 2 de enero de 2018

EL DÍA DESPUES de Hong Sang –Soo


LA PRESENCIA DE LA AUSENCIA

En este sentido, la película trae reminiscencias de Truffaut, uno de los padres de la nouvelle vague francesa, autor de la serie de Antoine Doilen, cuando la pareja, ya casada, comienza a sentir los primeros signos del desgaste de la vida matrimonial. Sang-Soo comienza el film en la casa del protagonista que recién levantado de la cama está tomando el desayuno en la cocina, cuando de pronto, aparece su mujer con ese tacto tan femenino intuyendo que algo anda mal en la vida de su marido. No se equivoca. 


Lo que sigue es un día en la oficina de ese hombre, un editor y escritor de libros en un lugar donde prevalece la literatura por sobre todas las cosas. Un lugar que da lugar a las fantasías, los affairs, los engaños, y hasta las sorpresas.


Es como si Sang-Soo dividiera la vida de las personas entre su casa y su trabajo donde la casa es el reino de la mujer y la oficina el del hombre. Lo que no está permitido en un lugar, tienen piedra libre en el otro. Bongwan, tal el nombre del protagonista, despierta apesadumbrado porque su amante lo ha abandonado. Su mujer lo descubre llorando en la cocina mientras toma el desayuno. No entiende que le pasa. Pero más tarde encuentra una nota en un papel e intuye el romance frustrado de su marido. Desesperada irrumpe en la oficina de Bongwan e increpa a su nueva secretaria sin saber que es la persona equivocada, una nueva empleada en su primer día de trabajo.


La comedia de Sang-Soo adquiere la fórmula de la comedia de enredos pero se encuentra lejos de Hollywood. Trascurre en una Seúl invernal acogedoramente nevada, lo cual ayuda al encierro de los personajes tanto en los lugares como en sí mismos. En ese mundo de encierro describe un lugar donde el deseo queda en suspensión producto de una acción no consensuada por uno de los personajes (el ausente), un deseo que nunca es acompañado por la pasión.


En el film el encierro otorga a los personajes un devenir permanente que pareciera situarlos fuera de todo tiempo y lugar. Los personajes de Sang-Soo viven como abstraídos en sus propios mundos, lugares donde solo existen sus pasiones y sus trabajos totalmente alejados de lo que pasa en la sociedad que los contiene.


Filmada en blanco y negro, y practicante desarrollada como una obra teatral en 3 actos con un prólogo y un final, Sang-Soo encierra a sus 4 personajes (uno de ellos permanece ausente durante toda la película), y trata de descifrar los códigos que unen y separan a una pareja poniendo especial énfasis en el deseo y la rutina.

La presencia de la ausencia es un hueco, es la silla vacía, el que falta o que no está físicamente pero está presente. Alrededor de esa figura, más allá del protagonismo de su personaje principal, está construido El Día Después, y todo girará sobre el misterio de esa ausencia que ha marcado o marcará la vida de los personajes.

Hay en el film de Hong Sang-Soo un delibrado placer en la filmación de la rutina, la repetición de la costumbre donde los personajes se mueven tratando de buscar salir de la soledad, de encontrar a un semejante, alguien parecido con quien compartir más que un momento, tal vez la vida misma.


Tal vez no sea la mejor película de Sang-Soo, pero es una oportunidad de ver su cine, un cine muy poco visto como estrenado en Argentina. Obviamente, es un film de características peculiares. Como obra de teatro está muy bien escrita, como película está muy bien actuada y muy bien filmada. Con una cámara casi fija, los movimientos de zoom producen el acercamiento a la intimidad de los personajes o su alejamiento tomando la distancia generando climas tanto de calidez como de frialdad. Por otra parte, el hecho de filmar casi constantemente en primer plano hace que no se note el encierro de la situación que plantea a la vez que subjetiva la situación de cada personaje dándole cuerpo, carnadura, una identidad que los humaniza, esa característica tan propia de todo su cine.

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