Alexander Payne es el gran
guionista y director de Entre Copas, Los Descendientes y Nebraska, por citar
tan solo sus trabajos que más me gustaron y por otra parte lo hicieron conocido
o le dieron la fama que hoy le permite trabajar con un gran presupuesto para la
Paramount en esta nueva y floja nueva película suya cuyo título en castellano
no traduce literalmente el fenómeno de empequeñecimiento del cual
verdaderamente trata la película. Un film que con ritmo de comedia bien podría instalarse
en la ciencia ficción.
El film dura 2 horas y 15
minutos, pero lo único rescatable e interesante son los primeros 30 minutos
donde plantea el tema de la miniaturización. Después de eso, la nada. La idea
es que los miniaturizados se vuelven ricos porque consumen solo una centésima
parte de lo que les demanda una vida normal. Pero como mantienen sus recursos,
la miniaturización es negocio puro. En lugar de trabajar pueden dedicarse al
ocio. Sus vidas, entonces, se vuelve disipada y viven de fiesta en fiesta
aunque en esa pequeña sociedad de la abundancia se mantienen las diferencias
sociales. Es decir, algunos son más ricos que otros.
Si el film pretende ser una crítica
contra el capitalismo más salvaje, me parece un tanto ridícula. La sociedad de
la abundancia que aparece en el pequeño mundo ideado por Payne es un sinfín de
fiestas, baile, sexo, drogas, y alcohol. Parece una sociedad ociosa en la que cabría
preguntarse hasta qué punto puede llevarse una vida de puro gasto sin renovar
recursos. Claro esta que esta pequeña sociedad convive con la sociedad normal,
en las que las diferencias sociales y las necesidades básicas continúan con alarmantes
signos de insatisfacción que de alguna manera bien podría estar siendo
financiada por los recursos ociosos de la sociedad miniaturizada. Pero esto es
una simple especulación propia, la película ni siquiera lo insinúa.
En el tercio final, Payne se
sumerge en el misticismo religioso y sus personajes emprenden una especie de
viaje hacia la tierra prometida y la búsqueda de su creador, el físico noruego.
La película de ciencia ficción que comenzamos viendo es ahora un film
pretendidamente místico. La película cae en una nada bastante preocupante
tratándose de un escritor y director tan notable como Alexander Payne. Deseo
que sea solo un traspié de alto presupuesto. Con mucho, pero mucho menos, había
logrado películas notables.
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