REGRESO A HOPE GAP Estamos ante una autentica obra de cámara, tres personajes, un padre que ha decido irse, una madre que se siente sorprendida, y un hijo que vuelve a casa intentando de evitar una pelea de los padres. Un estado de infelicidad que recorre la película de punta a punta.
Annette Bening, Bill Nighy, Josh O´Connor, tres grandes
actores ingleses, brillan con sus
actuaciones en este film, una obra de cámara que transcurre prácticamente
encerrado en la cocina de una casa, donde Edward, el padre, comunica que ha decidido
separarse de su esposa, y contarle el por qué a su esposa Grace, todo en un
mismo momento, en una decisión intempestiva. Sucede que Edward se ha enamorado
de otra mujer. La conmoción familiar es inevitable.
William Nicholson, guionista, dramaturgo y novelista
inglés nominado dos veces a los premios Oscar por los exitosos guiones de Gladiador
(2000) de Ridley Scott y Tierra de
Sombras (1993) de Richard Attemborough, dirige este film intimista y personal
que retrata con minuciosidad la ruptura de un longevo matrimonio que sorprende
tanto a la familia como al espectador dado que constituye un acto de rebelión de
parte de una persona mayor, tranquila, que ha convivido alrededor de 30 años.
El film habla con honestidad y sin golpes bajos del desgaste
inevitable de una pareja dada la diferencia de caracteres existente entre el
uno y el otro durante un largo lapso de tiempo. Son dos seres diferentes, ella
una mujer activa y dominante, él un hombre callado e inteligente. Se conocen desde el mismo momento en que él se subió al
tren equivocado. Posiblemente, esa sea la clave del presente.
Él ha sido parte de ese matrimonio durante largos años, más allá de lo que duró
el encanto. Pero nunca ha estado enamorado. Ahora ha conocido otra mujer. Y ha
entendido, que a su edad, es su última oportunidad para ser feliz.
Ella no entiende ni quiere entender la situación. Su
sorpresa es mayúscula. Por años ha sido el eje de la familia. Todo ha ocurrido alrededor
de su persona. Ha tomado todas las decisiones y él se ha apoyado en ella. Ahora
Grace busca la alianza con su hijo Jamie que, si bien lleva su propia vida
estudiando en la ciudad, no vive con ellos y los visita regularmente. No
obstante, no entiende que ha desgastado su matrimonio hasta provocar “la
decisión” de su marido.
La realidad de ese matrimonio es que ha permanecido en el
tiempo mediante una división de roles en
la cual ella “se sentía a cargo” y él simplemente “obedecía”. Ella nunca pensó que él podía hacer “la suya”,
es decir, buscar en otro lado lo que no encontraba en casa. Hasta que lo encuentra.
La sorpresa será mayúscula. Obviamente, el paso siguiente, es la negación de la
realidad. Aquí no ha pasado nada pero está pasando, donde, sobretodo, pesan los
años que han vivido juntos en un matrimonio que hace tiempo ha dejado de ser
tal.
Ella tarda en reaccionar y lo intentará todo a través de un
arma conocida: la manipulación. Todo será en vano. Él ha tomado una decisión y no
habrá vuelta atrás. Ella es la voz y él es la mente.
Virtuosa visión de un matrimonio que ha perdido la igualdad,
no la del derecho sino la de sus roles, donde uno se ha recostado en el otro y
sin darse cuenta, han desequilibrado la balanza y la necesaria separación de funciones
matrimoniales donde la mutua ayuda es fundamental para el otro.
En “Las Cosas Que No Te Conté”, uno es la voz y el otro
es la mente. Es el choque entre dos personas que han sido parte de un
matrimonio durante años y el desgaste los lleva a una solución que significa
una separación definitiva. Él lo piensa. Ella lo dice.
Gran película de este escritor y realizador inglés que con una gran escasez de recursos logra un film intimista y profundo que nos hace recordar al Bergman de los ´70.
No hay comentarios:
Publicar un comentario