viernes, 1 de julio de 2022

MAMMA ROMA de Pier Paolo Pasolini

“Mis subproletarios viven aún en la antigua prehistoria, en la verdadera prehistoria, mientras que el mundo burgués, el mundo de la tecnología,
el mundo neocapitalista, se encamina hacia una nueva prehistoria”. PPP.


Auspiciada por la Cinemateca Italiana, el año pasado se produjo un hecho poco frecuente, la restauración de Mamma Rosa, una película emblemática de Pier Paolo Pasolini, uno de los realizadores más talentosos que registra la historia del cine italiano originalmente estrenada en 1962. Consecuencia de ello, en la actual cartelera de cines, podemos ver su reposición en un estado de copia óptima del original, de lo cual, lo más importante es que no registra ninguna cicatriz de la nefasta censura de aquella época.

Mamma Roma relata un momento en la vida de una prostituta. Ella tiene un hijo entrando en la adolescencia y sueña con el  bienestar pequeño-burgués que se ha generado en Italia después de la posguerra. El film transcurre a principios de los años ´60, en un barrio marginal en la afueras de Roma donde la protagonista, una ex prostituta, trabaja en un puesto del mercado de frutas. Ha tenido un hijo, Héctor, del cual desconoce al padre, un muchacho apocado al que le cuesta hacer amigos. Cuando crece y se vuelve adolescente, conoce a Bruna, se enamora de ella, y descubre el amor. Pero no es correspondido.

Desde la escena inicial se intuye estar frente a una tragedia moderna aunque el film comienza con una fiesta de casamiento. Pero no todo es lo que parece. El retorno a casa después de la fiesta, en medio de la oscuridad, deja intuir que el evento no solo ha terminado sino lo difícil que es volver a la realidad. El camino a casa no solo representa la falta de dialogo entre madre e hijo, sino también la lejanía que hay entre ellos. Ella es una mujer cuarentona y su hijo apenas comienza su adolescencia.

Pasolini maneja su guion con una naturalidad como si describiera y  repasara su propia vida. Comienza a mostrar a esos dos sobrevivientes (madre e hijo) revelando que si bien la guerra ha terminado hace más de 15 años, todo ese bienestar de posguerra que significó la restauración italiana, nunca alcanzó para sacar totalmente al pueblo de la pobreza que había generado aquella guerra.

El film se concentra en esos dos personajes que quieren pertenecer e integrarse a una sociedad,  pero no pueden. Su incapacidad de pertenecer es manifiesta. Pasolini, un hombre de la izquierda italiana, observa a sus personajes sin posibilidad de salida.

La madre, Mamma Rosa (una actuación inolvidable de Anna Magnani, es una mujer combativa, de la que siempre ponen el cuerpo (no casualmente ha trabajado de prostituta), y de hecho busca ciegamente una oportunidad. Pero Ettore (Ettore Garofalo) es un tierno, un muchacho apocado al que le cuesta relacionarse. En la villa (miseria) que viven apenas se comunican con los demás, y cuando lo intentan, la mayoría de las veces es rechazado.

Por otro lado, los estigmas marcan a las personas, las inmoviliza y aísla. A Ettore le atrae la calle, y se enamora de una joven prostituta tal como ha sido su madre. La ciudad de Roma se ve como una prisión. Amurallada por edificios de apartamentos, cuyos arcos de entrada la hacen ver más antigua de lo que es. Ettore vive su vida entre esas ruinas olvidadas que quizás presagian su propio futuro. De ello no puede culpar a Mama Roma, que de hecho, siempre es proactiva.

Pasolini transita el drama de estos dos personajes abandonados por el destino con una sencillez notable, realizando uno de sus films capitales (los otros pueden ser Edipo Rey, 1967; El Decamerón, 1971) retratando una clase social que intenta escapar de sus costumbres solo para fracasar en el intento. Su lucidez narrativa, su sinceridad, su honestidad no dejan dudas acerca de su coherencia con su militancia política, su espíritu crítico y su necesidad de tomar posición en un momento en que Italia se manejaba dubitativa en cuanto a su devenir político. El film es también una mirada poética sobre el amor materno contaminado por los sentimientos (políticos, sociales, amorosos) del mundo real. Pasolini los expresa con la fuerza de una tragedia griega. Nos obliga a ver. Nos lleva a reflexionar

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