La acción transcurre en Viena en 1937. La unión de Austria con
la Alemania nazi es una realidad. En medio de esos acontecimientos, un joven
adolescente de 17 años comienza a trabajar en un comercio como vendedor de
tabaco, donde, más tarde, uno de sus clientes será el famoso psicoanalista Sigmund
Freud.
Basada en un libro de Robert
Seethaler, relata la historia de una relación entre un adolescente y un hombre
mayor al que se lo respeta como un abuelo. Ese hombre, es el famoso
psicoanalista Sigmund Freud. En ese escenario, día a día, el movimiento nazi comienza a crecer en la ciudad.
El humor de la gente se percibe nervioso, y se siente espontáneamente.
Protagonizada por Simon
Morzé y Bruno Ganz, en los papeles principales, la película es contundente,
pareja y concisa. Si bien no destaca desde un punto estilístico, narra con
destreza y claridad una historia de crecimiento personal en medio de una guerra
dejando satisfecho al espectador que después de hora y media de un buen
espectáculo, permite concluir sobre la situación social del país, el cual ha comenzado a deteriorarse como consecuencia
del advenimiento de una tiranía que sin
lugar a duda sumerge a Alemania en una de las mayores pesadillas de su
historia, generando una guerra de características mundiales totalmente
innecesaria que dejaría duras secuelas para su recuperación.
La película es sólida en
todas sus líneas, recreando excelentemente el ambiente pre bélico en el cual
sus jóvenes e idealistas personajes no piensan ni remotamente la pesadilla que
años después los encontraría como principales actores de una realidad que
posiblemente nunca hubieran sospechado.
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