El verano pasado vimos con mucho agrado la primera parte
de esta película dirigida por el cineasta griego, del cual tengo buenas
referencias dado que su filmografía esta constituida por películas tales como
Colmillos (2007), Langosta (2015), El Sacrificio del Ciervo (2017), La Favorita
(2018),y Pobres Criaturas (2023) que en
general, no hemos olvidado.
No obstante ello, el estreno de Tiempos de Gentileza
genera un traspié impensable en esta segunda parte de una novela literaria,
especialmente, porque la primera parte había generado expectativas positivas y
por otra, dado el éxito de la primera parte, podría haber facilitado el
traslado del segundo libro que obviamente es una continuación del primero.
Relatada desprolijamente, como si el director hubiera
filmado desganadamente o fuera de tiempo, el resultado del film es un
acumulamiento de hechos que no se conectan entre sí, ni estéticamente lucen
como obra de suspenso, ni mucho menos un pasaje por el surrealismo.
En otras palabras, la deuda generada es enorme. De la
novela, queda poco y nada. El desgano es total, desde la puesta en escena hasta
la actuación, nada luce ni tampoco logra atrapar por el camino del absurdo.
Tiempos de Gentileza necesita una revancha. Queda abierta
esa posibilidad. No puede creerse un resultado tan pobre de una novela tan
rica.
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