UN ALLEN DIFERENTE
Es el nuevo film del director americano, esta vez
estacionado en Paris, donde con 4 actores franceses y un equipo técnico del
mismo origen, se dedica full time a encarar una comedia bien a la francés pero escrita
y dirigida por el gran director americano.
Allen esta solo detrás de las cámaras aunque previamente
y, como siempre lo ha hecho, es también responsable de haber escrito el guion de
esta nueva película.
Obviamente se lo extraña como actor de la misma. La película
sin él no es lo mismo. Su ausencia fuera del cast vuelve a la película como
contenida, con poca reacción, demasiado formal, como si hiciera falta que el
director americano tuviera que rendir un
examen y aprobarlo para calificar como director internacional todo terreno,
Pero no nos engañemos. El film es un típico exponente del
cine de su autor. De ninguna manera pueda pensarse que se trata de un film afrancesado
o europeizado. Tampoco que se trate de una obra menor. Es simplemente, un Woody
Allen diferente, Y no podemos dejar de preguntarnos, qué es lo diferente en
este nuevo film.
Lo diferente pasa por su ausencia y por la rigidez de la
obra. Por momentos parece esforzarse en la formalidad, es decir, el pegamiento
a las formas cinematográficas y sobretodo, al sentimiento de necesidad de
aparecer afrancesado.
Esta formalidad lo lleva a Francia, justamente donde nació
el cine, con un cast totalmente francés, donde aparece después de realizar una filmografía
mayúscula. Es posible que Allen se esté dando un gusto de carácter personal, pero su nivel de formalidad lo ubica en el papel
de un principiante que parece decirse a sí mismo “estoy para un 10”.
No hay duda que Allen se tomó muy en serio esta peripecia
francesa. Todos los rubros lucen parejos y en un alto nivel. Nadie desentona.
Ni la fotografía, ni la música, mucho menos el cast. El propio Allen no aparece
más que en lo títulos y lo hace en forma despersonalizada.
La formalidad del film es inobjetable. Su ausencia personal
se hace notar en el casting, pero su
destreza narrativa en lo cinematográfico, es la misma de siempre, esta vez, con
una mayor pulcritud.
Lo que no llego a entender es la ausencia de Allen en el
cast. El guionista y director americano cumple solamente esos papeles. El elenco luce totalmente francés. De hecho la
película esta hablada en ese idioma. No obstante, el resultado formal es una
especie de hibrido donde por un lado brilla la formalidad cinematográfica y actoral,
y por otro, se extraña esa rebeldía, una especie de inconformismo, cierta falta
de prolijidad que hace a la espontaneidad de un film que en ciertas partes parece
homenajear más que al cine francés al cine sueco de los años sesenta, más
precisamente, a la obra de Ingmar Bergman, películas como El Séptimo Sello
(1957), Persona (1966) y Hanna y sus Hermanas (1969).
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