sábado, 12 de marzo de 2016

LA JUGADA MAESTRA de Edgard Zwick


SACRIFICIO DE PEONES


Pocas veces el mundo originó niveles de una demencia de tipo colectivo como en las décadas del 60 y del 70. Esa demencia tuvo que ver con el fin de la segunda Guerra Mundial, la polarización del poder, el establecimiento de lo que dio en llamarse "La Guerra Fría", y los acontecimientos bélicos acontecidos durante la misma (Corea y Vietnam), en la que la dos potencias en que se había dividido el mundo, no dejaban de meterse con tal de no perder parte del poder ostentado. Los Estados Unidos deciden retirarse de Vietnam en 1975, pero desde unos años antes ya se presentía lo que podría llegar a ser una derrota. El hastío social producido por el hostigamiento televisivo del prolongado conflicto, la cantidad de soldados muertos (más de 50 mil), el regreso de soldados con heridas de guerra, la falta de compresión acerca del tipo de guerra que se libraba, confluyeron en un estado de fuerte depresión colectiva. En ese contexto, y al final de la guerra, aparece la figura de Bobby Fischer, un ajedrecista americano poseedor de un talento increíble, capaz de de batir a los propios genios rusos, que ostentaban la corona ajedrecística.

La Jugada  Maestra, el estupendo film de Edgard Zwick (Gloria, Leyendas de Pasión, El Sitio) estrenado esta semana, toma la figura de Fischer y la convierte en un símbolo de ese estado de paranoia social (el propio Fischer sufría de alucinaciones y manías persecutorias),  y del enfrentamiento con la Unión Soviética toda vez que Fisher desafiaría al campeón del mundo Boris Spassky en un match que tendría lugar en la ciudad de Reikiavik, capital de Islandia.
El título en ingles de la pelicula (The Pawn Sacrifice) no solo alude a un jugada inicial de la 5ta partida de la serie por el campeonato del mundo ejecutada por Fischer, sino también, simboliza la transformación de ambos ajedrecistas, es decir, peones de sus propios gobiernos que se sacrifican en una contienda que pretende dejar atrás un clima social desfavorable y  políticamente adverso y se transforma en una cuestión de Estado, que por otro lado, representaba  aspectos del poder internacional a través de un simple  juego de inteligencias. No era otra cosa que el enfrentamiento de dos sistemas de vida, el capitalismo americano contra el comunismo soviético. Occidente contra la Europa Oriental. Incluso el film muestra expresamente el apoyo oficial soviético que recibía el ajedrecista ruso, mientras que el apoyo americano se deja esperar, aunque aparece más tarde, una vez comprendido el valor simbólico de la contienda,  en las figuras de Henry Kissinger y del propio Presidente de los Estados unidos de América, Richard Nixon, quien años más tarde terminaría acabado políticamente por los suceso conocidos como el "Caso Watergate".

Zwick (también productor dos veces ganador del Oscar por "Shakespeare Enamorado" y "Tráfico"), dirige con mano firme y claridad conceptual, logrando la que quizás sea su mejor película. No es ajeno a ello el muy buen guión de Steven Knight (Negocios Ocultos, Promesas del Este), que describe, con gran capacidad de síntesis, la vida de Bobby Fischer para concentrarse en el ambiente y en el tiempo que tiene lugar la contienda.  En su guión los datos de la vida de Fischer no solo sirven para explicar aspectos de su personalidad, sino que adquieren un poder simbólico que la postre aparecerán como representativos de una sociedad inmersa en un mundo que ha perdido toda racionalidad y la paranoia se ha generalizado. Esto le permitirá concentrar su relato en torno en los dos enfrentamiento entre Fischer y Spassky, el primero en Los Ángeles y el segundo en Reikiavik, volviendo al film apasionante.


Contribuye a los excelentes resultados de la pelicula el nivel interpretativo de la misma.  Tobby Maguire , quien ya se había destacado en "El Gran Gatsby", está extraordinario en el papel de Bobby Fischer . Acompañan en un mismo nivel Liev Schreiber, a quien vimos en la recientemente ganadora del Oscar "Spotlight", como Boris Spassky; Peter Sarsgaard como el padre William Lombardía, y Michael Stuhlbarg como Paul Marshall. Tampoco es ajena a ella la banda sonora de James Newton Howard que nunca sobresale pero si contribuye sostenidamente a los climas que busca el director.

viernes, 11 de marzo de 2016

LA OTRA GUERRA (KRIGEN) de Tobías Lindholm


EL GRAN DILEMA: LEGALIDAD VS. SEGURIDAD

El cine danés es como si siempre hubiera estado entre las sombras del cine alemán y del cine sueco. En mucho años no habíamos conocido otras películas que "La Fiesta de Babette" y "Pelle, El Conquistador", hasta que los jóvenes directores daneses de la mano de Thomas Vinterberg y Lars Von Trier  firman el nuevo Dogma Danés donde afirman que es imposible competir contra el cine americano, su capacidad financiera y tecnológica si no era haciendo hincapié en 3 aspectos fundamentales de la producción: 1) la elección de un buen tema, 2) redactar un buen guión que lo desarrolle, y 3) aprovechar todas las capacidades creativas de los grandes actores daneses. Ha sido un camino largo y sinuoso. Pero en lo últimos años, cada vez más películas danesas han llegado a nuestras pantallas. Von Trier ha ganado la Palma de Oro en Cannes 2000 con "Bailarina en la Oscuridad" y la televisión danesa ha generado joyas como Borgen (2010), sobre la carrera politica de una Primer Ministro, y la miniserie policial "Forbrydelser", cuya estupenda remake (The Killing) ha realizado la televisión americana.

Tal vez el cine danés ya ha abandonado el dogma. Pero no hay dudas que los tres principios fundamentales del mismo han calado hondo en los nuevos directores. Ahora nos llega "La Otra Guerra", un film de Tobiás Lindholm, un joven escritor y director, cuyos primeros trabajos fueron realizados para la televisión de su país, la que le abrió la posibilidad de llegar al cine. Conocido en Argentina  como autor  del guión de Submarino (2010) y La Caza (2012), ambas dirigidas por Thomas Vinterberg, también escribió en 2010 para la televisión de su país 8 episodios de la famosa serie "Borgen" en la cual relata el comienzo, el apogeo y la decadencia de la carrera política de una mujer que aspira ser Primer Ministro de su país.  Su carrera cinematográfica cuenta con 3 largos y un documental, no conocidos en Argentina.

No obstante, con lo que hemos podido ver de su obra, podemos decir que no solo es un muy director, sino también que hay formas y temas que lo preocupan. "La Otra Guerra" es una película de atmosferas opresivas. En una primera visión, el tema es el desamparo. Estamos en plena guerra de Afganistán. Una patrulla militar danesa, que forma parte de las fuerzas de paz de la ONU controla una pequeña aldea que está cercada por el conflicto. No solo están desamparado los pobres habitantes del lugar  respecto de los ataques talibanes en la región, sino también están desamparadas las fuerzas de paz, e incluso, hay un tercer desamparo, el de las propias familias de los militares que prestan servicio, quienes han quedado a su espera en sus países de origen.

Desamparo para aquellos civiles que pretenden vivir en paz pero cuyas tierras son tomadas como campo de batalla por los grupos terroristas y fundamentalistas que los conducen hacia una irremediable guerra civil. Pero también hay desamparo para aquellos soldados que cumplen tareas de paz. Ellos no son vistos como neutrales en el conflicto, sino como parte. Nadie queda ajeno al conflicto en medio del conflicto. Por otro lado, hay estatutos y códigos de guerra que cumplir. Y cualquier equivocación, error, puede conducir a la violación de las normas establecidas. Finalmente, el desamparo de las familias de los militares. Allí quedan madres que tienen que cumplir con los dos roles, madre y padre al mismo tiempo, dado que sus pequeños hijos reclaman padres ausentes que no siempre se tiene la certeza que algún día volverán. La situación que la pelicula plantea es la de una absurdo inexplicable.

La primera parte del film transcurre en Afganistán y remite a Vietnam. El propio director reconoce influencias de "El Francotirador" de Michel Cimino. Pero también las hay de "Apocalipsis Now" de Francis Ford Coppola, y más cercana aún, la estupenda última película de Clint Eastwood que vimos el  año pasado "American Sniper". En estas dos prima la atmosfera de extrañeza, el ámbito hostil e inentendible. En la de Eastwood, además,  la de una amenaza permanente, un enemigo invisible. Pero esa invisibilidad se hace aún más peligrosa porque existen reglas escritas que demarcan un accionar que está determinado por la improvisación y la acción sorpresa. Es allí donde la pelicula comienza a deslizarse en dirección de otros films, a los cuales, rinde tributo: "King and Country (1964) de Joseph Losey,  y "Path of Glory" (1957) de Stanley Kubrick.

Es muy interesante el trabajo de Lindholm en el cual recorre caminos que llevan de la impersonalización de los soldados a la humanización de los mismos, de la anonimidad a la identificación. El grupo va derivando de lo estrictamente operativo hacia el conjunto de individuos que tienen un país, una vida, y una familia más allá de la guerra. Para eso pasa de planos generales a escenas cámara en mano en la mayoría de las escenas bélicas, y para ello cuenta con actores excepcionales como  Pilou Asbaek como El Comandante Claus Pedersen, Tuva Notny como su esposa y Soren Mailing como el abogado Martin Olsen.


De las películas candidatas al Oscar al Mejor Film Extranjero del presente año, "La Otra Guerra" es la que más me gustó. No tiene la perfección de "El Hijo de Saul", ni la grandiosidad de "El Abrazo de la Serpiente". Y es muy superior a "Mustang" y a la decepcionante nueva pelicula de Sorrentino: "Juventud". Pero tiene la capacidad de plantear conflictos humanos de permanente actualidad: Lo absurdo de la guerra, preguntarse qué hacen soldados daneses en Afganistán más allá de formar parte de las fuerzas de paz. Qué hacen "las fuerzas de paz"?  De qué paz se habla cuando los unos y los otros tienen argumentos razonables que lamentablemente intentan imponer por la fuerza? También cabe preguntarse qué paz puede haber en medio de la guerra? En el film hay dualidades permanentes: La coexistencia de dos mundos, dos familias (la propia y la militar), dos responsabilidades limitados por los afectos, la añoranza, el sentido de grupo, los errores de mando,  el marco legal, la debilidad de lo humano respecto de fuerza de lo legal, la delgada línea separadora de la legalidad en relación al  mayúsculo peso de la moral. Existen posiciones éticas en una guerra? Corresponde que militares con familia estén siendo enviados a formar parte de un cuerpo de paz donde lo que menos se respeta es la paz? Cuál es la decisión correcta? Cómo logramos mantener un equilibrio entre el respeto de la legalidad y el imperio de la seguridad?  "La Otra guerra", el notable film del danés Tobías Lindholm se debate dentro del amplio marco de estos dilemas eternos, casi sin solución, muchos de ellos, reservados al fuero íntimo de cada persona.

sábado, 5 de marzo de 2016

AGENDA SECRETA de Lars Kraume


EL PROCURADOR FRITZ BAUER

Der Staat Gegen Fritz Bauer, título original con el que se presentó en Alemania, ó The People vs. Fritz Bauer como se le llamó en los Estados Unidos, fue estrenada esta semana en la Argentina con un titulo ya usado para un film de Ken Loach en 1990: Agenda Secreta. Cosas raras de la distribución. Pero una gran satisfacción para la cinefilia porque no solo nos encontramos con una gran pelicula sino también con un muy buen director, desconocido para nosotros pero de vasta trayectoria en la televisión germana.

En muy pocas ocasiones un país trata de realizar un revisionismo histórico para realizar un juicio sobre su pasado. Por lo general, las historias oficiales suelen colocar al pasado como un lugar de gloria, un espacio en el tiempo en el cual se ha forjado un destino de grandeza, o donde se ha logrado la emancipación de los yugos imperialistas. Pero mucho más difícil se hace ese juzgamiento cuando en ese pasado han ocurrido tragedias tales como guerras, y peor aún, cuando dichas guerras fueron civiles,fraticidas, o donde se han cometido genocidios, es decir, crímenes colectivos de lesa humanidad. La resultante de ello, es que más tarde o más temprano, la sociedad necesita reconciliarse de las heridas y de las perdidas resultantes de la lucha fratricida, y es inevitable encontrar la propia indulgencia, la de aquellos que creyendo que todo ha terminado, deciden que sus actos han estado dentro de un estado de cosas tal que solo cabe el propio perdón. No obstante, la sociedad sabe que hay víctimas pero también victimarios. Y esa sociedad necesita de la justicia, que haya castigo hacia aquellos que cruzaron las barreras de la ley convirtiéndose en genocidas.

En los últimos años, el cine alemán parece haberse animado a hablar de un pasado que hasta ahora parecía oculto. Así, en 2013, Margarete Von Trotta presentó su extraordinaria "Hanna Arendt", en la cual no realiza una obra biográfica, sino que toma un episodio de su vida, aquel donde participa como periodista de un diario americano en el enjuiciamiento del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Jerusalén en 1963. El año pasado, tuvimos la oportunidad de ver "Laberinto de Mentiras" de Giulio Ricciarelli. En ésta, sus personajes son jóvenes abogados, periodistas, fiscales y jueces que han transitado necesariamente la época del nazismo y que, ahora, se topan sorpresivamente con que miles de genocidas han vuelto a la vida civil igual que ellos, conviviendo con ellos, y entendiendo que sin justicia, se diluye cualquier intento de una sociedad moderna civilizada. Ahora llega "El Procurador Fritz Bauer", basada en los hechos históricos protagonizados por aquel fiscal que tuvo a su cargo el juicio a los genocidas nazis pero que a su vez, encontró una gran resistencia de casi todo el establishment alemán de aquella época para acercarse medianamente a la verdad. No obstante, y pese a todos los obstáculos, se convirtió en el fiscal que logró encontrar la pista que condujo a la detención de Eichmann en Argentina.

Es muy interesante la aproximación al tema de Franz Kraume, también autor del guión, en este film. Partiendo de la idea compartida con los otros films comentados, Kraume coloca en el centro de la escena al Procurador General del Estado Alemán a principios de los 50, el Dr. Fritz Bauer, un jurista de renombre, respetado por todos. Su caso más importante, es investigar a los criminales de guerra más importantes escondidos por el nazismo. Su contra, es que miles de nazis aún  sobreviven en las entrañas del nuevo gobierno alemán de Conrad Adenauer, un político que sueña con olvidar el pasado y transformarse en uno de los padres de la nueva Europa.   Como si eso fuera poco, Bauer carga un problema intimo: es homosexual. 

Este elemento, la homosexualidad del Procurador General, coloca a toda la investigación en un equilibrio inestable. En aquellos años, la homosexualidad era un tabú de carácter social. En la personalidad de Bauer, resulta su punto vulnerable, aquello que puede hacer perder su equilibrio. Pero si queremos inferir un poco más, podemos pensar que el tabú de la homosexualidad es al individuo lo que el nazismo residual es a la sociedad alemana de posguerra. Tanto el Procurador como la sociedad tienen su propio "esqueleto en el armario". Es decir, hay tabués individuales y crímenes colectivos que necesitan ser superados, un paralelismo entre las dificultades personales y las dificultades sociales acarreadas por los  prejuicios y culpas que se yuxtaponen impidiendo alcanzar un objetivo de orden superior, que es el auto gran indulto social que necesita la Alemania de los 50 para emerger sin impedimentos hacia el futuro. 

Lars Kraume es un guionista y director, hasta ahora desconocido, que muestra una madurez y un sentido del ritmo narrativo realmente sorprendente. Mucho más conocidos nos resultan los dos inolvidable actores principales: Burghart Klaubner como el Fiscal Bauer, que ha participado en films tales como "Good Bye, Lenin", "Los Edukadores", y "La Cinta Blanca"; y Ronald Zehrfeld, en el papel del fiscal Karl Angermann, antes visto en "Bárbara" y "Ave Feniz" . Muy buenos todos los aspectos técnicos del film , como así también la banda sonora firmada por Chistoph M. Kaiser y Juliuan Maas. En síntesis, un film muy bien hecho y muy interesante que reitera el gran momento que atraviesa la cinematografía alemana. Un film que invita a mirarnos como sociedad en nuestro propio espejo para tratar de superar el pasado y poder encarar el futuro.

miércoles, 2 de marzo de 2016

EL HIJO DE SAUL de László Nemes


LA MUERTE DE DIOS

La película húngara de László Nemes, "El Hijo de Saul", fue la película más premiada del año. Se llevó los dos galardones más calificados del mundo del cine. Ganó el Grand Prix del Festival de Cannes 2015 y en la entrega de los Oscar 2016, se alzó con la estimada estatuilla dorada a la Mejor Película Extranjera. No causa asombro ninguno de los dos premios dado que "El hijo de Saúl" ganó 39 premios más desde su estreno, incluido el Globo de Oro de la Prensa Extranjera del Hollywood, provenientes de diversas instituciones a lo largo y a lo ancho de todo el mundo.

 Qué tiene "El Hijo de Saúl" para ser una película tan reconocida, siendo a la vez,  una película tan poco comercial. Tiene, sobre todo, dos cosas: 1) una realización extraordinaria, y 2) un tema siempre vigente. Pero sobre todo es una película muy interesante.

Vamos a la realización, un dechado de rigurosidad estilística. Todo su metraje ha sido filmado cámara en mano.  A raíz de ello, la cámara se subjetiva y se transforma en la sombra y testigo de Saul. Salvo muy pocas tomas, donde vemos a Saul de frente, la mayor parte de las tomas vemos a Saul de espaldas. Por lo cual, Nemes nunca muestra el horror en primer plano, sino que trata de mediatizarlo, a traves de ese testigo involuntario u obligado que es Saul. La cámara no lo abandona nunca en los 107 minutos de duración que tiene el film. Lo que ve Saul, es lo que presiente ver el espectador y lo que escucha. en este aspecto, brilla también la banda de sonido como un personaje más que brinda información continua. En consecuencia, si bien siempre hay un solo punto de vista, el espectador más que mirar y escuchar, comienza a sentir lo que está pasando. Está técnica es parecida a las utilizadas en las películas de terror americanas. La diferencia es que aquí no hay trampas ni golpes bajos. El film no juega con el espectador, sino que lo transforma en un testigo de lo que le ocurre a Saul. En ese sentido, la disciplina fílmica de Neves es notable, aunque hay que destacar que narrativamente se permite un lapsus en la escena final. No obstante, dicho lapsus no invalida los méritos artísticos que tiene la película.

Un segundo aspecto a tener a en cuenta es que la sordidez del tema está reflejado a traves de una cámara que reduce el color del sepia al blanco y negro. Asi la imagen se vuelve granulosa, densa, borrosa. La primera imagen de la película, parece un borrador de la película que va a ser, mientras el final funde directamente en negro. En la cámara de gas, el uso de una luz de baja intensidad difumina  los cuerpos convirtiéndolos en una masa no identificable. En todo momento, la ambientación es claustrofóbica tal como se supone es  la vida en un campo de concentración.

Por otro lado, el tema alude a la dignidad humana. Estamos en plena 2da Guerra Mundial. La acción transcurre durante 2 días en un campo de concentración alemán. Saul es un detenido que ha sido enviado a trabajar en los crematorios donde encuentra el cadáver de un niño a quien quiere darle una sepultura religiosa, para lo cual, obviamente, requiere encontrar a un rabino.  En ese mundo del revés, Saul intenta sobrevivir y conservar sus valores, o tal vez al revés, intenta conservar sus  valores para poder sobrevivir.  Porque la condición humana, dentro del campo, se ha perdido, no existe.  El campo es un no lugar, algo clandestino cuya existencia, incluso, es negada. Opera como una fabrica, en la que, prisioneros privilegiados como Saul, que forman parte de un Sonderkommando en Auschwitz, deben mantener una disciplina de trabajo cuya ruptura, obviamente, es penada con la muerte. Poseen un penoso privilegio. Manejan la maquinaria de la muerte. Para ellos, la vida continua. Su condena es vivirla.

En el final, lejos de parecer concesivo y de generar una luz de esperanza, el film reafirma esa imposibilidad de sobrevivencia del hombre en cautiverio sometido a la arbitrariedad, la barbarie ó al  afán de dominio alejado de toda razón. Nemes, estéticamente, abandona la subjetividad que la cámara ha mantenido durante todo el relato, y pasa a manejarse con planos generales desconectándonos de la visón de Saul y dejándonos la película libre para que cada uno de nosotros saquemos  nuestras propias conclusiones sobre lo que ha acabado de ver.


Más cerca de "La Tregua" de Francesco Rossi que de "La Lista de Schindler" de Steven Spielberg, muy lejos de "La Vida es Bella" de Roberto Begnini, pero definitivamente emparentada con "El Pianista" de Román Polansky, no es un film más de guerra, ni un film sobre las maldades del nazismo. Los nazis casi no aparecen. Lo que si aparece es su nefasta obra, su administración de la muerte, su falso sentido disciplinario, del cual resulta un  sometimiento a un voluntad superior, en este caso, organizada bajo la forma de un ejército armado con grandes campos de detención. Pero sobretodo, es un film sobre la condición humana, sobre los aspectos más despreciables de la misma. No olvidemos que el hombre siempre es el actor principal de todo atropello contra otros hombres, animales y toda forma en que se exprese la naturaleza. El discurso cinematográfico de Nemes parece querer recordarnos las consecuencias nefastas del proceso de masificación de una sociedad  vaciada de objetivos. De que dicho vaciamiento es producto de la duda y la desorientación, y que dichos caminos conducen al nihilismo en su estado más puro, afirmando la muerte de Dios.

lunes, 29 de febrero de 2016

BROOKLYN de John Crowley


SENSATEZ Y SENTIMIENTOS

Brooklyn debería haberse llamado Ellis, porque la pelicula no trata sobre el barrio de Brooklyn sino sobre su personaje femenino protagónico, una joven irlandesa que viaja a Estados Unidos a principios de los años ´50 y se radica en aquel barrio como una inmigrante más de los muchos que han llegado a ese país de inmigrantes.

 Esta es una película sobre las oportunidades que nos da la vida, aquellos momentos  donde nos sentimos capaces de  generarnos un cambio, realizar o conseguir algo. Son aquéllas ocasiones que, tal vez,  solo pasan una vez en la vida. Corren los primeros años de la década del 50. Irlanda está pasando las nefastas consecuencias de la segunda posguerra mundial. Hay muy poco trabajo, se vive en la pobreza  y el porvenir se ve muy lejano y poco claro. Ellis vive con su madre y una hermana enferma. Trabaja solo los domingos porque le hacen el favor de permitirle trabajar medio día en el almacén del pueblo. No tiene alternativas. Decide irse. Buscar una nueva vida. Emigra a los Estados Unidos. Va a parar al barrio de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York.

"Brooklyn" podría ser un relato sobre el drama de la inmigración. Pero no es así. Ni tampoco será un drama. Es una comedia que se acerca al melodrama, no al mexicano sino al de Douglas Sirk, en el cual," las mujeres pensaban". Por eso, "Brooklyn" contiene a un personaje central (Ellis) que no solo es una mujer sino que permanentemente mantiene una actitud positiva, y sobretodo, es una "mujer pensante". Por eso, en su personalidad aparecen rasgos de frialdad, lo cual le permite evaluar las oportunidades que le ofrece la vida y tomar las decisiones más acertadas. Ellis parece una persona distante, alguien que no se deja llevar fácilmente por los sentimientos. Pero es una persona que se maneja con gran sensatez.  No quedan dudas que ella es "británica", y sobre todo, cuando conoce a Frankie Fiorello, un hijo de italianos incapaz de ocultar sus sentimientos. El contrapunto de las personalidades de Ellis y Frankie queda muy bien remarcado. La flema británica versus el temperamento italiano.

Todo el film gira en torno de Ellis y sus vicisitudes, y dado que la pintura social queda solo en el marco de la historia, como así también quedan las historias individuales de quienes rodean a Ellis. En consecuencia, el film nunca alcanza la dimensión de relato coral, y tampoco, aunque lo parezca, es un relato sobre la inmigración. Y no lo es, porque  ambas cuestiones solo enmarcan la historia. Y como en la mejor tradición del cine americano, reafirma la condición  que es el individuo quien determina su destino, a través de sus certezas e intuiciones.

En consecuencia, "Brooklyn"  es un retrato de una joven que busca su destino. Es un film intimista, en el cual Ellis es el personaje dominante de la historia, donde el tema de la inmigración forma parte del ambiente social que retrata. Lo coral está presente en dicho marco, pero el film tiene un único e inmenso personaje,  Ellis, al que se lo retrata en aquel  trascendente momento de su vida, en el cual se asume como persona y como mujer, al  dejar su casa y su pueblito natal, y emprender un viaje que la llevará lejos pero que por sobre todas las cosas le permitirá "ser " ella misma.

Dirigió John Crowley, un director irlandés, de continuada labor tanto en la televisión de su país como en el teatro el teatro, con puestas importantes en el West End londinenses y en Nueva York,  continuo colaborar de Danny Boyle, trabajó con suma sensibilidad y equilibrio este  estupendo guión que le sirvió Nick Hornby sobre la novela de Colm Tóbin.

 No obstante ello, "Brooklyn" no hubiera sido la buena película que es, si no tuviera como columna vertebral la magistral actuación de Saoirse Ronan (Gran Hotel Budapest, Hanna, Atonement). Ella ha asumido muy bien el rol de Ellis, que parece tan real como si el personaje hubiera sido escrito para ella. El resto del elenco acompaña de acuerdo a la circunstancia. Destacan entre los más conocidos,  Julie Waters (la regente de una pensión de señoritas) , y  Jim Broadbent (el Padre Flood). Los aspectos técnicos, fotografía, música, edición, vestuario son todos irreprochables.

viernes, 26 de febrero de 2016

EL ABRAZO DE LA SERPIENTE de Ciro Guerra


EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

No es una novedad el nivel de excelencia del nuevo cine colombiano. Prueba de ello ya habíamos tenido oportunidad de ver al asistir al anteúltimo Festival de Mar del Plata donde pudimos observar "Ella" de Libia Estrella Gomez Díaz, que no solo es un gran homenaje a "Los Olvidados" de Luis Buñuel sino también, una excelente película. Ahora llega a nuestras carteleras otra gran película colombiana, candidata al Oscar a la mejor pelicula extrajera: "El Abrazo de la Serpiente, 2015" del Ciro Guerra.

Ésta es la tercera película del director colombiano, quien anteriormente había realizado dos películas: "La Sombra del Caminante, 2004" y "Los Viajes del Viento, 2009", las cuales no he visto y creo que tampoco han sido estrenadas en Argentina. Pero por los óptimos resultados logrados por " El Abrazo...", no cabe otra cosa que esperar de él un cine interesante y de alto rigor formal.

Estas dos cualidades son inherentes al "El Abrazo...". Un film complejo y a la vez diáfano, cuya banda sonora deja oir nada menos que nueve idiomas diferentes, deslumbra con una fotografía en blanco y negro que no solo logra proezas con la luz natural sino también con algunos movimientos de cámara, y con la música elegida, algunos cantos populares de las propias tribus indígenas del lugar y sobretodo la acertada elección de Joseph Hayden y su " La Creación " en las escenas finales, sin dejar de mencionar la excelencia de los cuatro actores principales.

Pero sobre todos estos elementos, esta el excelente guión de Guerra. El film trata de dos historias que son una misma historia. Está basado en  dos diarios de viaje a la selva amazónica realizados con 30 años de diferencia entre 1890 y 1920, por el científico alemán Theodor Koch-Grunberg (Jan Bijvoet) y el botánico estadounidense Richard Evans Schultes (Brionne Davis), respectivamente, quienes viajaban en busca de un planta de propiedades curativas llamada Yacruna. Los dos exploradores iban acompañados por el chamán amazónico Karamakate, interpretad por Biblio Torres, como un hombre joven en el primer viaje y por Antonio Bolívar, en el segundo, como el anciano).

Pero estos viajes de una obra singularmente movilizadora serán sólo un punto de partida para inducir nuestra reflexión como espectadores sobre: 1) la inescrupulosidad y la bajeza del ser humano, capaz de someter y matar al semejante impulsado simplemente por un vil motivo económico. Por más de 300 años imperó en la Selva Amazónica la ley del más fuerte construyendo un imperio basado en la explotación del caucho y en la esclavitud de la población indígena, a la cual no solo sometieron corporalmente, sino también espiritualmente, obligándolos  a abandonar sus creencias y sus lenguas. Se estima que han desaparecido etnias enteras y con ello, se han perdido cantidad de lenguas y dialectos. 2) Un viaje al interior del ser mismo para llegar yo y poder indagar en lo más profundo del alma humana, y 3) La propia peripecia de Karamakate, el guía, quien primero se niega a dar ayuda pero una y otra vez, se presta a la empresa porque en dicha búsqueda esta la propia búsqueda de su tribu, sus ancestros perdidos y su propia identidad. Ésta rotura, quizá sea la más interesante, dado que determina la imposibilidad de llegar a nuestras raíces en función que las mismas, en algún momento del tiempo, han sido destruidas por el mismo hombre, por la misma especie, como si el hombre negara a si mismo su capacidad evolutiva destruyendo los rastros de su propios pasos, recomenzando el proceso civilazador una y otra vez a lo largo de la historia.

El notable film de Guerra provoca permenentemente la reflexión del espectador. Vuelve a andar y desandar el camino. El sometimiento del ser humano, la impiedad del catolicismo, el materialismo de los caucheros, van dejando a la luz que el camino hacia el pasado se ve arrasado y el hombre pierde la capacidad de encontrar sus propios ancestros. O dicho de otra manera, las preguntas sobre quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos carece de respuestas. No obstante, la naturaleza resiste. Karamakate, el consciente, dice y repite: "Escucha lo que el río puede decir". o más tarde, "Cada árbol, cada flor trae la sabiduría" mostrando claramente una confianza hacia la Madre Natura que no puede mostrar el propio ser humano.


Como en la novela de Joseph Conrad, como en la pelicula de Coppola, los personajes de Guerra remontan el río para encontrarse a si mismos y por sobre todo para entender la salvaje condición humana, su negación civilizadora. Su film, pese al desencanto que produce, nos deja una pequeña ventana de optimismo, al dejar abierto el camino hacia nuestro yo interior en el cual siempre es posible encontrar un estado de libertad suprema para ser uno mismo.

lunes, 22 de febrero de 2016

MI GRAN NOCHE de Alex de la Iglesia


FELIZ AÑO NUEVO!!
El vasco Alex de la Iglesia tiene más de 20 años de carrera cinematográfica. En el transcurso de su vida ha tenido éxitos y fracasos, e incluso ha llegado a presidir la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España. Su auspicioso debut en el cine ("Acción Mutante, 1993" y "El Día de la Bestia, 1994") le abrieron las puertas para encarar producciones más importantes. Así filmó "Perdita Durango" en Estados Unidos con producción europea. La película fue un fracaso de taquilla aunque se transformó en un ícono del cine bizarro. Pero no es lo bizarro el signo característico de su cine, sino lo esperpéntico.

Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) es el padre del esperpento español y su obra literaria su mayor ejemplo. Él mismo utilizó esta palabra para describirla, una obra en la que prevalece la visión cómica sobre lo trágico en la vida. Es por ello que el esperpento español se define como la deformación sistemática de la realidad recargando los aspectos grotescos y absurdos, a la vez que se degradan los valores sociales. El esperpento es como un juego de espejos, uno cóncavo y otros convexo, que al posar frente a ellos deforman la imagen que reflejan. De esta manera, literariamente, la deformación de la realidad podría convertirse en una crítica de lo social. Bajo esta influencia, en 1999 y 2000, De la Iglesia rueda sus dos obras fundamentales "Muertos de Risa" y "La Comunidad", referencias indiscutibles a casi todo su cine posterior. 

"La Gran Noche" no es una excepción a ello. De La Iglesia asume al grotesco como su forma de expresión. Deforma la realidad convirtiéndola en un set de televisión e introduce la muerte en la primera escena como una presencia siniestra. Degrada a sus personajes, los deshumaniza, los cosifica, y transforma al mundo real en una verdadera pesadilla. En esta gran noche se filma un especial de fin de año de 2015 para recibir el nuevo 2016. De La Iglesia se apodera de esa noche contándonos varias historias paralelas donde el cinismo, el divismo, el egocentrismo, convergen en el crimen, y el desprecio por la realidad y la vida humana prevalecen sobre cualquier valor humano.

Mientras estas historias paralelas ocurren en el estudio de televisión, en la calle, grupos callejeros intentan tomar por la fuerza tanto al camión de exteriores como al mismo set, transformándose en una horda salvaje que provoca desordenes y violencia, dando rienda suelta a un inconformismo social al cual los medios hacen caso omiso. Tanto en el set de televisión como en la calle, realidad e irrealidad se confunden al igual que la verdad y la mentira. La realidad es ignorada. Se crea una realidad paralela, una no realidad, una negación de la realidad.

Mirada lúcida sobre la actualidad politica y social de su país, y porqué no de toda Europa e incluso de todo el mundo, "La Gran Noche" vuelve a mostrar a un Alex de la Iglesia en la plenitud de sus capacidades. Todo el film es un dechado de perfección técnica y muestra al cine español al tope de la utilización de recursos de ultisima generación. Tanto la imagen como el sonido de esta película son perfectos. Lo mismo puede decirse del pulso narrativo del director que no decae en ningún momento. Tanto el movimiento de cámaras como el montaje final son muestra de una gran pericia narrativa. Y más allá de todo ello, un elenco brillante, donde se aprecian algunos notables a los que siempre recurre el director, sobre todo Pepón Nieto (José), quien ya actuara bajo sus órdenes en "Las Brujas de Zugarramurdi", Santiago Segura (La Brujas…. y sobre todo el Nino de "Muertos de Risa"), Enrique Villen ("Crimen Perfecto", "Balada Triste de Trompeta", "Las Brujas …") y la gran Terelle Pavez ("Las Brujas…", "Balada Triste…"). Una mención aparte para Raphael, el cantante y actor español. No solo está extraordinario como actor haciendo honor al excelentísimo elenco que lo acompaña, sino que la pelicula se le transforma en un gran homenaje a su popularidad, a su éxito y a su extraordinaria vigencia.

jueves, 18 de febrero de 2016

EL REY DEL ONCE de Daniel Burman


ESPERANDO A USHER

En una primera lectura de este nuevo film de Daniel Burman (El Abrazo Partido, Derecho de Familia, entre otras) podríamos decir que "El Rey  del Once" es una comedia situacional clásica. Pero si vamos un poco más allá en el análisis, podemos decir, además,  que su nuevo film no solo está impregnado de un humor muy judío, sino que se trata de una comedia del absurdo, empujada por un estilo burlón parecido al de Roman Polansky en "Que?",  o "After Hours" de Martín Scorsese, o incluso, el Woody Allen de "Alice". Acaso también podríamos encontrar alguna referencia importante en el Samuel Becket de "Esperando a Godot".

Ariel es el protagonista de esta "comedia absurda". Economista argentino que ha desarrollado sus estudios de posgrado y trabajo en Nueva York, regresa a Buenos Aires para presentarle su novia a su padre, Usher, solo una voz en el teléfono que esta siempre pidiendo favores. Él es "El Rey del Once".

Ariel aterriza en El Once y comienza a transitar la dimensión desconocida. Manejado por su padre a traves de un celular va de un lugar a otro realizando sus encargos como por control remoto.  Ariel se deslizará a traves de esa cadena de favores en un mundo de caridad, y también en el ambiente de una religión que obviamente es la suya pero que no practica, descubriendo, fundamentalmente, una forma de ser, el ser judío, lo cual comienza a mover sus creencias y entender sus raíces.

Por otro lado, quién es Usher? Obviamente, el padre de Ariel. Pero es también una voz en el teléfono. Un líder comunitario. Una persona siempre ocupada que nunca tiene tiempo disponible. O acaso, también un ser divino, un ser omnipresente. Un misterio prácticamente nunca rebelado. Pero su ausencia y su rol de mando invisible, lo hacen ser el titiritero que mueve los hilos, el ser celestial que genera las soluciones o acaso un mafioso que engaña a medio mundo.

Pero la pintura de Burman no se queda solo en la historia de Ariel.  No casualmente el film comienza en Nueva York y se desarrolla en el Once marcando claramente las diferencias entre el primer mundo y nuestro mundo subdesarrollado. En aquel lado del mundo, Ariel es un economista profesional que vive en pleno Manhattan, donde todo es orden, pujanza y desarrollo, lo cual contrasta con su Barrio del Once, caótico, pintoresco pero ciertamente grotesco, donde nada parece moverse automáticamente sino a traves de favores y sacrificios interminables. De alguna manera, esta pintura de lo exterior, nos deja, por un lado,  la visión de un desarrollo plenamente organizado que solo sabe ir para adelante contra la visión casera de un país que parece vivir del aguante. En el mundo del Once, el negocio parece generar la comida de cada día, pero la también el curro, la oportunidad, el buen pasar y la riqueza rápida. Tipicamente, argentino.

No obstante, Burman rescata de ese submundo, el espíritu comunitario, representado en el rol del padre, Usher, que no está nunca pero está en todos lados, siempre ayudando y ocupándose de los que menos tienen. Usher pareciera ser el espíritu vivo de esa mismísima comunidad. Y da a entender que ese espíritu se contagia y se eterniza en un proceso que se auto reproduce.

Existe desde el comienzo un planteamiento filosófico, cinematográficamente bergmaniano que se diluye a medida que avanza el film. Esa, tal vez,  sea la única falla "El Rey del Once". Es decir, el período de transición que tarda Ariel en asumir su condición judía. Nuestro personaje es un economista. Su visión de la vida es realista, materialista. Ha vivido años en el exterior. Ello lo ha alejado de sus raíces. Pero reasumirse judío es solo cuestión de una semana en El Once. Tal vez, sea una humorada más de Burman. Pero parece abrupto, repentino,  ciertamente irreflexivo proveniente de un hombre que parece más de ciencia que de fe. Obviamente, Burman no es Allen, mucho menos, Bergman. En consecuencia, elige mantener un ritmo sostenido de comedia  que en todo caso, deja la reflexión para la mesa del café. Esto no anula las buenas intenciones del  guionista y director argentino.

No es la mejor película de Daniel Burman. No obstante, sale airosa apoyada en las muy buenas actuaciones de su elenco, en el cual destacan la participación de Alan Sabbagh como Ariel y Julieta Zylberberg como Eva. Todos los detalles de producción son excelentes y la dirección de Burman lleva a la comedia con soltura procurando generar un entretenimiento adulto. El único punto débil de la película es la cita de ciertos ritos religiosos, cuya comprensión no queda clara para aquellos que no practican la religión judía aunque su conocimiento no es clave para entender la película.

martes, 16 de febrero de 2016

SPOTLIGHT de Tom McCarthy



LA LUZ Y LAS TINIEBLAS

Corre Noviembre de 2001, Martín Baron se hice cargo de la dirección ejecutiva del Boston Globe. A los pocos días, reúne a su personal, y en una de esas reuniones descubre que contaba con un equipo especial, denominado "Spotlight", que se dedica a realizar periodismo de investigación y genera con ello "notas de tapa". Con una evidente agudeza en la detección de lo que podría interesarle al público, le solicita a los miembros de dicho equipo que iniciaran una investigación sobre abusos sexuales cometidos en la Arquidiócesis de Boston. Iniciaron la misma con dos objetivos: 1) Averiguar si el caso Geoghan era parte de un patrón de abusos sexuales por parte de sacerdotes, y 2) Descubrir si la Arquidiócesis había protegido y ocultado los delitos. La cuestión era compleja. Los casos tenían que ver con la moral y las buenas costumbres en una ciudad, Boston, de mayoría católica.

Tal vez hayan pasado por la cabeza de Tom McCarthy, guionista y director del film, muchas películas sobre investigaciones periodísticas famosas, desde "Citizen Kane" a "Capote", o de "Primera Plana" a "El Diario", pero eligió como modelo a una pelicula legendaria por la austeridad con que había narrado su historia: "Todos los Hombres del Presidente", donde Alan Pakula relató el caso Watergate, un caso de espionaje en una oficina del partido republicano, cuya investigación periodística estuvo a cargo de los ahora famosos Bob Woodward y Carl Berstein, del staff del Washington Post.

Y la de Mc Carthy es una decisión acertada porque al elegir la austeridad concentra prolijamente la atención en la investigación, sin caer en ningún tipo de desvíos como las historia de sus propios personajes, a los que describe con maestría a través de pequeñas escenas en la cuales el marco exterior dan lugar a que conozcamos a quienes son, pero con la idea clara de que más allá de que tuvieran una vida, lo importante era que estaban protagonizando una historia, "la historia". Gente simple pero apasionada por su trabajo. Un trabajo que realizan con responsabilidad y esmero, no en la vana persecución de un éxito, sino fundamentalmente, de una verdad.

Aquí podríamos objetar el concepto de "verdad" y decir que toda verdad es relativa. Pero los actos aquí investigados tienen que ver no solo con la moral sino fundamentalmente con el delito. Y esa es la gran batalla que se establece entre el diario, representado por sus principales periodistas y directivos contra todo el "establishment" de la ciudad, aquel compuesto por los poderes: desde los prejuicios hasta la policía, la justicia y los estamentos religiosos, envueltos en un gran complot en pro del ocultamiento, del oscurantismo. No solo basta la gracia de Dios, no solo sirve el perdón divino. Esa no es la cuestión. Las cuestión es que se habían cometido crímenes que solo la justicia humana podía juzgar a pesar de que sacerdotes católicos estuvieran involucrados en ello. Y es a investigación lo que conduce ese "periodismo de investigación".

Está claro que los crímenes aquí tratados (llegan a los 1000 casos) no son exclusivos de la ciudad de Boston sino que encuentran casos a lo largo y a lo ancho del mundo, por lo cual, se estima que hay cerca de 100.000 víctimas de abusos de este tipo que han merecido un tratamiento similar, es decir, el acuerdo privado y el ocultamiento. Argentina no es la excepción. Aquí también existen una centena de denuncias. Se estima que el 6 % de la población eclesiástica somete a este tipo de vejaciones a su feligresía infantil.

"Spotlight" es un film sincero sobre un tema socialmente doloroso, McCarthy necesitaba un equipo sólido de actores para ejecutar la proeza de realizar un film de investigación narrándolo no como una simple crónica de los hechos sino como un policial de misterio. Tuvo su equipo en el grupo solido de actores elegidos. Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel Mc Adams, Liev Schreiber, John Slattery, Brian D´Arcy James y Stanley Tucci están todos estupendos y forman un verdadero "team". Además, toda su pelicula es un derroche de austeridad, inteligencia y correcta utilización de la información disponible. No solo el nivel de actuación es convincente, sino que también hay convencimiento en la denuncia que se realiza, la cual, y a pesar de los años transcurridos, no ha perdido vigencia. Al fin y al cabo, en el Vaticano aún vive el Cardenal Law, miembro de la Iglesia de Boston durante la investigación. En dicho caso, el traslado de diócesis fue el único castigo que pagó por silenciar a cientos de niños a los que le destruyeron su infancia.

jueves, 11 de febrero de 2016

CREED de Ryan Coogler


 LA ETICA A LA EPICA

"Rocky" ganó el Oscar a la Mejor Película en 1976. Lo notable del caso es que, como pelicula modesta que era, se impuso a películas que hicieron historia: "Todos los Hombres del Presidente", de Alan Pakula, "Taxi Driver" de Martín Scorsese, y "Network" de Sidney Lumet. Qué tenía Rocky que no tuvieran las otras?. La de Pakula desnudaba el caso Watergate, una vergüenza americana. La de Scorsese, mostraba las heridas de guerra de un soldado vuelto de Vietnam y disparaba sobre una sociedad alineada que no encontraba salida. La de Lumet, mostraba el creciente poder de los medios y su falta de ética al querer transformar la noticia en espectáculo.

 Rocky fue al Oscar y se lo llevó hablando de honestidad y esfuerzo. Rocky no era el superhéroe americano. Era simplemente, el muchacho de clase baja que quería superarse y que para ello utilizaba lo único que tenía a su alcance: Sus puños. Rocky representaba entonces, ese hombre común, carente de educación, conocedor de la calle pero con un espíritu inclaudicable,  capaz de superarse a sí mismo. Eso mismo necesitaba una sociedad bajoneada por una intervención militar casi incompresible, de la cual, además, se había regresado casi vencido, con más heridas psicológicas que físicas. Stallone no ignoraba ese sentir social ni lo ignoraría más tarde cuando protagonizaría "Rambo", un soldado vuelto de Vietnam con grandes problemas de reinserción social, aunque capaz de sobrevivir en las condiciones más inhóspitas.

 No se pueden olvidar y considerar ajenos a estos aciertos de lectura de una realidad social a dos productores de la talla de Irving Winkler y Robert Chartoff (fallecido el año pasado), ahora también productores de  "Creed".  Ellos fueron capaces de ofrecerle al público una película que claramente ayudaría a levantar la moral colectiva.

 Hay algo de esta motivación en esta nueva película? Sin lugar a dudas. Estados Unidos acaba de atravesar una de sus peores crisis económicas desde 1930, y los desaciertos de su política exterior no han dado los resultados esperados. A raíz de ello, y desde la crisis provocada por el ataque a las Torres Gemelas, los americanos han participado de la guerra de Afganistán y de Irak sin poder resolver la situación política de esos lugares, y peor aún, sin poder desarmar  la amenaza de las organizaciones terroristas que asolan el oriente medio y a Occidente, y encima ver en la aparición de la problemática ISIS, un intríngulis al cual no le encuentran solución. No hay dudas, entonces, que la moral americana ha vuelto a caer estrepitosamente.

 Es "Creed" una respuesta a estas problemáticas? No quiero pecar de ingenuo. El cine está lejos de resolver estos problemas, pero "Creed" , la película, nos narra la aparición del hijo de Apollo, aquel negro grandote que peleaba contra Rocky en la I y en la II de la serie. Qué tiene que ver esto con la caída de la moral americana? Que Adonis Johnson, el hijo de Apollo Creed, tiene varios puntos en común con aquél primer Rocky y también con la situación social que atraviesa Barack Obama. Como Obama, el joven Creed, es un muchacho educado, tiene un grado universitario, una situación acomodada, y un porvenir brillante en el sector financiero. Pero tiene algo pendiente, algo que lo mantiene insatisfecho: quiere ser boxeador como su padre. Después, verá. Se trata de un crisis de carácter personal, pero cuánto de esa crisis tiene que ver con la crisis social actual que atraviesa el país?.

 La película es el proceso de aprendizaje de Adonis, que en manos de Rocky, ahora tan viejo como sabio, no solo aprenderá las técnicas del boxeo, sino, también, los caminos de la vida, y se convertirá en Creed. Es posible que el propósito "Creed" en esta adolescencia del siglo XXI tenga como objetivo constituirse en un mito como lo fue "Rocky" en los 70 del siglo pasado.  Pero "Creed" también puede verse como la figura proyectada de un Obama que intentará darle ánimo a una sociedad adormecida y confundida por la crisis, que necesita un estímulo adicional para levantarse y volver a seguir construyendo su derrotero de gloria.

"Creed", la pelicula, está realizada con todos los medios audiovisuales que Hollywood tiene a su disposición. Su novel escritor y director, Ryan Coogler, no desaprovecha la oportunidad y saca chapa de confiable para luchar en estas lides. Su guión es preciso y su dirección ágil y dinámica. "Creed" es ante todo, entretenimiento puro y emoción constante. Sin embargo, tiene la capacidad de permitirnos dar un paso más y dejarnos reflexionar: La pelea siempre tendrá un ganador, pero la gloria no será necesariamente suya. El triunfo será de lo ético, lo cual dará paso a lo épico. Y esa épica es lo que se transformará en leyenda.

domingo, 7 de febrero de 2016

CAROL de Todd Haynes



REPRESIÓN Y SENTIMIENTOS

No es la primera vez que la homosexualidad está presente en un film de Todd Haynes. Ya en "Velvet Goldmine, 1998", donde describía el mundo del rock glamoroso de principios de los ´70, sus personajes se acercaban al movimiento de liberación sexual de aquella época. Más tarde, en 2002, en "Lejos de Cielo", en medio de los años ´50, una ama de casa descubría que su marido la engañaba con otro hombre, provocando una importante crisis personal y matrimonial .  Ahora, en "Carol, 2015", retoma el tema como base principal de la historia que relata, una historia donde el lesbianismo es un componente esencial que establece en la relación de 2 mujeres en la Nueva York  de aquélla misma época.

Este nuevo film se basa en una novela homónima de Patricia Highsmith. Patricia fue una escritora del siglo XX que nació a principio de los años ´20 en los Estados Unidos  pero que al promediar su vida, se mudo primero a Inglaterra y después a Francia donde murió a mediados de la década del ´90. Descubrió su vocación literaria antes que su propia homosexualidad, tema que desarrollará con el título de "El Precio de la Sal" en 1952, y que reimprimirá 35 años más tarde con el nuevo título de "Carol". No obstante ello, la Highsmith se destacó más por sus novelas policiales, muchas de ellas llevadas con al cine, con éxito destacable, como "Extraños en un Tren", dirigida por el maestro Alfred Hitchcock, o "El Talentoso Sr. Ripley", filmada con gran suceso  a mediados de los ´50 por René Clement y en los 2000 por Anthony Minghella, además de otras adaptaciones.

"Carol" de Todd Haynes guarda el cuidado formal que el director imprime en todas sus películas, destacando sobremanera la reconstrucción de época, nuevamente los años 50 como en "Lejos del Paraíso", y la estupenda actuación de sus dos actrices principales. Tanto Cate Blanchett como Rodney Mara se hacen creíbles en sus papeles, al igual que el subrayamiento musical del afamando Carter Burwell ("Fargo"), o la estupenda fotografía de Edward Lachman, siempre en el medio tono, en la difumación de los colores, que ya había mostrado sus destrezas  trabajando con el director en su anterior "I´m Not There", sobre el cantautor americano Bob Dylan.

Por momentos "Carol" parece deslizarse hacia el policial. Pero ese deslizamiento siempre es momentáneo, nunca definitivo, y la historia vuelve una y otra vez a la descripción costumbrista, desafiante por momentos, pero cuidando siempre en no herir susceptibilidades.  Todo es un medio tono, tal vez, demasiado contenido. En consecuencia, las protagonistas nunca parecen  llegar a un límite. Su lucha por un derecho personal nunca parece ser crucial. En ese aspecto, lamentablemente  "Carol" falla. Es que Carol es una mujer adinerada. Puede comprar todo, hasta su propia libertad sexual.   En consecuencia, el tema de la verdadera lucha, que es el de la identidad sexual parece disiparse en torno a una lucha siempre latente, la lucha de clases. Es que justamente esa es su contraparte. Carol es una mujer adinerada, muy bien casada, típica exponente del establishment americano, que parece poder comprar todo aquello que desea. Teresa, en cambio, es una humilde chica del interior americano que ha ido a vivir en Nueva York , que para mantenerse trabaja en el sector juguetería de una de las grandes tiendas de la ciudad. mientras en sus ratos libres desarrolla su hobby de fotógrafa, con el cual sueña algún día volverse periodista. En estos términos, Teresa se transforma en un juguete mas de Carol, quedando para el espectador, dilucidar si lo que ha visto es una contenida pelicula sobre la liberación sexual o una velada parábola sobre la lucha de clases.


"Carol" es un film prolijo, bien actuado, mejor fotografiado, adecuadamente musicalizado pero que carece de pasión. Es un film para el gozo intelectual, donde las pasiones femeninas están tan contenidas como la represión de las costumbres de la época en que transcurre.  Eso atenta contra la propuesta del film. Porque si se trata de desafiar un tabú, entonces debemos llevar el desafío hasta las últimas consecuencias.  Claro está que el film transcurre en los años ´50, y no en los ´60, cuando el lema del "sueño americano" comienza a diluirse en el de "paz, amor y rock and roll" después del fracaso americano en Vietnam. No obstante, el film de Haynes parece apostar en todo momento a la corrección política, al buen gusto y en consecuencia, a un cierto conservadurismo de la moral y las buenas costumbres.

sábado, 30 de enero de 2016

EL RENACIDO de Alejandro G. Iñarritu


RADIOGRAFÍA DE LA NATURALEZA HUMANA

"El concepto de Utopía se refiere a la representación de un mundo idealizado que se presenta  como alternativo al mundo realmente existente, mediante una crítica de éste". Cabria preguntarnos, entonces,  porqué el hombre no alcanza las utopías, y una respuesta posible seria porque no están en su naturaleza.

Cuando acabé de ver las dos horas y media de "El Renacido" sentí que había presenciado una  verdadera obra de arte, pero sobre todo porque González Iñarritu y su co guionista Mark L. Smith habían logrado sintetizar en su pelicula una radiografía de la naturaleza de la condición humana, un discurso en forma de película sobre la fragilidad del individuo, sobre su ambición desmedida, sobre sus deseos incontenibles, sobre su codicia, y su capacidad de matar a sus semejantes.  Un mundo material, concreto, real, fuera de toda espiritualidad. Un mundo sin protección divina. Un mundo  sin Dios aunque curiosamente al final Glass exprese: "La venganza esta en las manos de Dios, no en las mías". A qué Dios se refiere?

Nos encontramos a principios del siglo XIX en Montana, USA. Hugh Glass (Leonardo Di Caprio) es un cazador al servicio de una compañía de pieles que es atacado por un oso. Herido gravemente, queda al cuidado de su hijo, de otro joven aprendiz de y de John Fitzgerald (Tom Hardy), otro cazador experimentado, que tiene en claro que sólo está allí para conseguir un puñado de dólares. Dada las lesiones que presenta Glass, Fitzgerald mata a su hijo y entierra vivo a Glass que milagrosamente no muere. Glass perseguirá a Fitzgerald convirtiendo la pelicula en una verdadera cacería humana.

González Iñarritu se toma dos horas y media para narrar minuciosamente esta cacería. Cuida cada detalle y va describiendo  en forma íntima cada personaje.  La primera relación de estos personaje es con su entorno. Son personajes primitivos, lejos de toda civilización encerrados paradójicamente en un espacio abierto pero boscoso, permanentemente nublado y nevado. El frio describe a la perfección las relaciones humanas que retrata la pelicula. La segunda relación es entre los personajes mismos. En esa situación de encierro, los cazadores son hostigados permanentemente por las tribus indígenas que pueblan originariamente la región, las cuales, a su vez, pelean entre ellos. La situación de violencia es constante, y esa constante no es otra que el deseo insatisfecho de la apropiación. Las tribus pelean por una tierra. Los cazadores, por las pieles. No hay diferencia entre los aborígenes y los hombres aparentemente mas civilizados. Primero se pelea por la supervivencia, después por la ambición. Finalmente, por sed de venganza. La propiedad será siempre un objetivo que asegure la supervivencia.

Hay escasos momentos de solaz para estos hombres rudos. La amenaza de la naturaleza, y de los hombres que la pueblan esta siempre presente.  Glass encuentra a Powanga, un indio tan perdido como él que cura sus heridas, pero más tarde lo abandona. Powanga sabe que quedarse será la muerte. Abandona a Glass. Más tarde, Glass es encontrado por otros indios que lo persiguen. El precipicio de una ladera es su fin. Salta con su caballo. El caballo muere y Glass vuelve a salvarse milagrosamente. El cuerpo inerte de su caballo será su refugio mientras pasa la tormenta. El calvario humano no tiene fin. Y el hombre llegará al fondo de si mismo buscando una salvación que no es la eterna.

Hay momentos notables en este film de González Iñarritu. El ataque del oso a Glass está muy bien filmado con cámara en mano. La persecución de los indios a Glass hacia el barranco contiene la épica de los viejos westerns. El fundido en negro de la imagen final de Di Caprio es absolutamente antológico. Su respiración  como único sonido vital nos deja perplejos frente a una obra que retrata la inmensa lucha del hombre por la supervivencia, aquella que definitivamente vence cualquier intento civilatorio, para dejar al ser humano solo frente a la necesidad. Al fin y al cabo, por eso la Economia es la ciencia humana que trata como distribuir recursos escasos ante necesidades múltiples, enfrentando siempre al hombre a un dilema.

Decir a esta altura que Di Caprio es el mejor actor de su generación es una verdad de perogrullo. Tom Hardy, la otra estrella de la pelicula, está de moda pero aquí tiene mucho más papel que en la nueva versión de "Mad Max" y no lo desaprovecha. Es, seguramente, su mejor actuación en el cine. La maldad de su Fitzgerald es antológica. Decir que Emanuel Lubezki, ganador de los últimos 2 oscares por las fotografías de "Gravedad" y de "Birdman", es el mejor fotógrafo del momento es otra verdad de perogrullo. Su trabajo con cámara en mano es sencillamente genial. Y se convierte en un socio indispensable para el éxito de González Iñarritu. Decir que Ryuchi Sakamoto, autor de bandas famosas como "El Último emperador" de Bertolucci o "Babel" del propio director,  es otro gran músico que subraya la acción y crea climas adecuados, es otra verdad de perogrullo. Es decir, los rubros técnicos acompañan la excelencia de todo el elenco y hacen a la calidad de la película.


Hecha desde un principio con la ambición de ganar un Oscar de punta a punta puede ser una especulación de  mi parte. Pero la seriedad del proyecto y la calidad de la realización, la colocan como una fuerte candidata a llevarse los premio de Hollywood de este año,  más allá de los valores mostradas por algunas muy buenas películas ya comentadas en este blog.

jueves, 28 de enero de 2016

ROOM de Lenny Abrahamson





DEL CAUTIVERIO A LA LIBERTAD

Room es una película que acrecienta su interés a medida que avanza su metraje. Dividida en dos partes claramente diferenciadas, trata de una madre con un hijo de 5 años que se encuentran secuestrados en una habitación cuya única comunicación con el exterior es una banderola existente sobre el techo a la cual no pueden llegar. No obstante ello, pueden ver ese cielo, esas nubes, ese sol o esa lluvia que muestra aquélla banderola que se constituye en el único medio de contacto con una realidad que aparece lejana y esquiva.

La situación de secuestro constituye la primera parte. Ella nos muestra  una serie de relaciones: madre/hijo, madre/captor, captor/ hijo, de las cuales la más importante es la de los propios secuestrados, durante un corto periodo de tiempo de aproximadamente 6 meses. Se trata de una relación muy cercana, obviamente, por la situación de encierro que viven, la cual  se concentra en el proceso educativo del pequeño que aprende cuestiones básicas como cocinar, limpiar, mantener el orden de la habitación, o festejar su 5to cumpleaños haciendo una torta. Esa relación solo se ve alterada por la presencia intermitente de su captor, quien los abastece periódicamente de algunos alimentos y agua.

Esta primera parte es un largo prólogo el cual sirve básicamente para generar información sobre esas tres relaciones. La primera relación, madre/hijo se desarrolla sobre cánones convencionales dentro de una situación no convencional. La madre educa a su hijo, le enseña cuestiones básicas de supervivencia y orden, gimnasia para mantenerlo ágil y dinámico, y otras veces, dominada por su mal humor, descarga cierto fastidio sobre el niño.

La relación madre/captor pasa básicamente por la supervivencia. Por momentos la relación avanza y parece adquirir contornos matrimoniales. En otras ocasiones, la relación se vuelve pareja y mantienen relaciones de tipo sexual. En esos momentos cargados de sexualidad, el niño pierde su condición de tal, es encerrado en un ropero y se convierte en una especie de voyeur que espía por las hendijas de la persianas de su armario sin entender lo que ve y consecuentemente, su mirada muestra curiosidad e indiferencia.

La relación captor/niño es la menos desarrollada. El captor expresa cierto cariño y respeto por el niño. Le trae un juguete para su cumpleaños. El niño disfruta del regalo y pasa un momento feliz. Pero la relación que tienen es de indiferencia mutua.

El resto de esta primera parte puede estar llena de pequeños detalles que tal vez pasan desapercibidos pero que después, en la segunda parte, aparecen como hechos trascendentes. Esta parte del film también puede apreciarse como una metáfora de la familia disfuncional de nuestra época, donde la relaciones de cautiverio pueden referirse a un orden social predeterminado o incuso una subordinación a una sociedad de consumo despiadada en la cual el consumismo prevalece sobre los mismos derechos del individuo.

La segunda parte del film muestra el escape del niño. El niño muestra que ha asimilado la educación recibida de su madre y todo lo que ella ha hecho por el no fue en vano. El niño no sólo logra escapar sino también dar información relevante a una mujer policía atenta y agradable que permite localizar el lugar del secuestro y liberar a su madre.

El pasado traumático ha quedado atrás. Ahora comienza una nueva vida. Pero las reacciones de madre e hijo serán diferentes. Ahora sabemos que el niño ha nacido en cautiverio. Carece de todo pasado que no sea ese cautiverio. Entrar a la casa de su abuela con su madre y ningún condicionamiento previo será para él la panacea. Una situación agradable que lo aleja del cautiverio conocido. No obstante, el cautiverio no ha dejado signos traumáticos para él. El cautiverio sólo ha sido una experiencia inconsciente de supervivencia. El niño, lejos de cualquier tipo de confinamiento, genera rápidamente relaciones afectivas con su desconocida abuela, el marido de su abuela y un perro al que le traen de regalo.

Diferente es la experiencia de su madre. La vuelta a su cuarto de adolescente la inquieta. Percibe que entre aquel momento y el presente ha ocurrido un hecho que le ha transformado su vida. Ha tenido un hijo con su captor estableciendo con él una especie de síndrome de Copenhague. La relación con sus padres se ha deteriorado.  El lazo con su madre se ha cortado. Madre e Hija se han alejado. El Padre, además, es quien se ha ido de la casa. Su alejamiento parece tener que ver con el manejo de las relaciones familiares. Su actitud expresa un tácito desacuerdo que ha originado el divorcio de los padres. El Padre, además, deja intuir que ese divorcio y el secuestro de su hija pueden llegar a estar relacionados. Como si el secuestro hubiera sido un disparador del divorcio.

La relación Madre/Hijo, ahora ampliada al marco familiar, se resiente ante la pérdida de intimidad. En consecuencia, la Madre, se encierra y entra en un proceso severo de depresión. Tampoco es ajeno a ello el momento de celebridad que atraviesa y el acoso de los medios que la presionan para obtener sus entrevistas. El dinero, como representación de la materialidad, se hace presente de manera despiadada.  Aparece esa sociedad ávida de sensacionalismo liderada por la tv y el periodismo amarillento que reconoce a la celebridad sin importar el trasfondo dramático de la misma.

Lenny Abrahanson, director del film se mueve cómodamente con el guión que le ha prorcionado Emma Donoghue, autora que se basa en su propia novela original. Relata con agilidad y fluidez la situación de encierro con movimientos de cámara precisos. Lo suyo no tiene alardes ni un lenguaje barroco, pero si es sumamente simple y efectivo para contar su historia.


La nominación del film a los premios Oscar de este año tal vez sea algo exagerado, pero a la luz de los grandes fracasos que estamos viendo, puede que sea un reconocimiento merecido.

martes, 26 de enero de 2016

JOY de David O. Russell


OTRO SUEÑO AMERICANO

Hace dos años atrás, con motivo del estreno de "Estafa Americana" (American Hustle), decía del autor y director americano, David O. Russell que su pelicula hablaba de seres marginales, de aquéllos grandes perdedores, de los que viven fuera de la ley, habitando los bordes de ese mismo sueño americano, eligiendo el camino equivocado por el cual nunca podrán alcanzar ese "sueño", y en consecuencia, nunca satisfacer sus anhelos. Que "Estafa Americana" era como un gran juego de espejos donde sus personajes, todos unos pobres desgraciados, vivían su vida arruinando la vida de los demás, pretendiéndoles vender una realidad deformada por sus propia necesidad de pertenecer a un mundo y poder compartir un sueño, que no les era suyo.

En "Joy", su ultima pelicula recientemente estrenada en Buenos Aires, Russell continua radiografiando la clase media baja de los Estados Unidos pero esta vez con mucho más optimismo, aunque no con la misma fortuna cinematográfica. Joy es el nombre de la protagonista casi excluyente, interpretada por Jennifer Lawrence, el descubrimiento actoral más importante del cine americano de los últimos 5 años, a quien acompaña un monumental elenco, en cual, obviamente, están todos bien: De Niro, Isabella Rosellini, Virginia Madsen, Edgar Ramírez, Bradley Cooper, y varios próceres más algo menos conocidos pero grandes actores.

Todo el film está en función del personaje de Joy, que cuando comienza el film está recién separada, tiene una pequeña niña, y trabaja en una aerolínea en la cual se queda sin trabajo. Vive en su propia casa, sobre la cual, obviamente, pesa una hipoteca, donde también aloja a su madre, su abuela y a su ex marido. Para colmo de males, su padre se separa de su segunda esposa, y también viene a Joy en busca de protección y sobre todo, techo. Para más datos, Joy tiene una media hermana más grande que la ayuda pero la cela. En esta composición inicial, el guion de Russell y Annie Mumolo se luce bastante. Es ágil, dinámico, se concentra en los cruces familiares donde se va tejiendo todo un mundo de relaciones familiares cuyo epicentro es Joy, donde no hay duda que la ayuda mutua no abunda pero es claro que a todos les conviene empujar detrás de esa locomotora imparable que es Joy.

La pelicula está narrada por la abuela, lo que la transforma en una narración sobre otra narración. Eso es un recurso sumamente interesante dado que lo acerca al sueño, le da un aire de irrealidad que en definitiva , vuelve a los personajes más personajes todavía, conformando un micro mundo donde todos, de una manera u otra, tienen sueños y viven luchando para alcanzarlos, aunque la suerte les sea esquiva la mayor parte del tiempo. En el fondo, es otra vuelta de tuerca de Russell sobre el "sueño americano". Y Joy será la artífice de ese sueño. Ella es la que siempre se ha destacado en esa familia por ser una buena estudiante y sobre todo, porque tiene alma de inventora.

En su primera hora de metraje, "Joy, la pelicula", se dedica a narrar todas las vicisitudes por la que pasa esta familia uniendo y desatando lazos familiares donde lo que prevalece es una pintura humanística que conforma una gran tragicomedia americana sobre la imposibilidad de alcanzar el famoso sueño americano.

Pero en su segunda hora, Russell y Mumolo se apiadan de los personajes y disparan en varias direcciones contrapuestas para completar el micro mundo que están pintando. La línea principal, obviamente, la sigue a Joy, quien se transformará en la joven inventora inocente que conocerá a un productor de un programa venta masiva por televisión (Bradley Cooper), quien le dará la oportunidad de vender su invento por ese medio. Acá la pelicula cae en la "americanada típica", y toda la destreza narrativa y la capacidad para pintar la clase media que tiene David Russell se desperdicia en la vorágine demagógica que encierra esta parte final del relato.

"Joy" entretiene, está bien narrada, estupendamente actuada, mejor musicalizada, pero está lejos de las mejores obras de Russell. Es como si Russell necesitara recuperar la idea del sueño americano después de haberlo matado. Es como si en esta época post industrial necesitara recuperarlo para ponerlo de zanahoria de los jóvenes emprendedores y decirles que el sueño aún está vivo y que el futuro de América ahora depende de ellos, la juventud, los emprendedores, los grandes vendedores masivos, la televisión, y sobre todo, la gran creatividad americana. Mucho de panfleto y relativamente poco de cine.

martes, 19 de enero de 2016

LOS 8 MAS ODIADOS de Quentin Tarantino


SABOR A NADA 

Decir que Tarantino sabe escribir un guión y conoce como filmar una película es una verdad de perogrullo, como también repetir que es uno de los creadores cinematográficos modernos que han contribuido a renovar el lenguaje cinematográfico, o que es uno de los realizadores contemporáneos más influyentes, o que ha realizado obras que estarán inscriptas en la historia del cine.

No obstante ello, a decir la verdad, "Los 8 Más Odiados" me gustó poco y nada, incluso, por momentos llegó a aburrirme. A esta altura de la filmografía de Tarantino, su octavo largo, obviamente no tiene porque rendirle cuentas ni demostrarle nada a nadie, aunque tal vez, si tenga que responderle a su público, a aquellos que quieren verlo activo, especialmente los que quieren ver más "Tarantino" y de alguna manera lo masifican, lo cosifican, lo demandan tal como si fuera una mercancía, y en consecuencia, lo inducen a escribir y filmar más de la cuenta, haciéndolo entrar en una industrialización de sí mismo para que pueda cumplir con la periodicidad de su cuota con el público.

El resultado es, seguramente, esto que pude apreciar esta tarde. Una pelicula de 3 horas de duración inmensamente largas, y me pregunto: Tiene sentido contar una historia tan larga cuando se tiene tan poco que contar? Es como si Tarantino se regocijara en darle una y otra vuelta de tuerca a cada escena para demostrarle al espectador que sabe cómo cautivarlo y solo lo va a liberar de ese cautiverio cuando a él (Tarantino) le parezca. Entonces, la visión del film es como si estuviéramos ante un acto de fetichismo o como si disfrutáramos del síndrome de Estocolmo. Porque "Los 8 Más Odiados" es básicamente un ejercicio de vanidad cinematográfica.

Cuesta encontrar referencias en este nuevo western de Tarantino más allá de las referencias a sí mismo. Posiblemente, volvió a sus propias fuentes. El film tiene, más que nada, un cierto parecido con "Perros de la Calle", en el sentido que recuerda a aquellos 4 tipos que se encontraban en un bar y charlaban de todo. Pero del western clásico se encuentra poco. Puede haber algo de "La Pandilla Salvaje" de Peckimpah, tal vez algo de "La Diligencia" de John Ford, o incluso en el vestuario, reminiscencias de Leone en "Erase una vez en el Oeste", pero todo muy vago y nada explícitamente dedicado.

La historia comienza cuando una diligencia que avanza en medio de una tormenta de nieve es parada por un negro grandote, el Mayor Marquis Warren (Samuel Jackson, lo mejor de la película) que espera en medio de un camino con tres cadáveres, a los cuales, quiere trasladar a un pueblo en medio de las montañas con el sólo propósito de cobrar las recompensas fijadas por sus cuerpos. Allí ocurrirán 3 de los 8 capítulos en que Tarantino, con desmedidas ambiciones literarias, divide su pelicula. Lo que avanza el film en esa presentación de personajes es escasa pero se lleva no menos de 30 minutos de película. Lo que sigue, transcurre totalmente dentro de una posada, divididos en 5 capítulos más, y en el fondo, no es otra cosa que una adaptación muy bien disimulada de "Eran 10 Indiecitos" de Agatha Christie. La diferencia entre 10 indiecitos y los 8 malditos son dos indiecitos o malditos que imagino Tarantino los habrá sacado para despistarnos o hacernos olvidar de la Christie. Pero lo que Doña Agatha lo hacía transcurrir en dosis perfectamente calculadas a lo largo de toda su narrativa, Tarantino lo va preparando a lo largo de una hora (donde el ejercicio estilístico es el suspenso basado en viejos rencores emergentes de la guerra de secesión), y para después hacerlo estallar con su maestría conocida, en un festival de violencia gratuita y nada edificante. O sea, nada nuevo.

Estos 8 Malditos tienen muy poco que decir. La diligencia conduce rumbo al pueblo de Red Rock a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), una delincuente cuya cabeza esta valuada en 10.000 dólares, y cuya pretensión de cobrarla, la tiene el caza recompensas que la ha capturado: John Ruth (interpretado por otro icono del cine de acción, Kurt Russell). La diligencia atravesará el paisaje nevado de Wyoming, y llegara a la posada de Minnie, donde encuentran a 4 personajes más, todos ex combatientes de la guerra de secesión que ha finalizado unos años atrás. Es en ese ámbito cerrado de la posada donde un grupo de hombres violentos y con viejos rencores de la guerra harán estallar la violencia.

Tendría que realizar un profundo ejercicio de imaginación para poder afirmar que la historia va más allá de lo que cuenta y que Tarantino tenga alguna pretensión de hacer una reflexión sobre la inutilidad de la violencia, o incluso, un análisis sobre el inicio fundacional de la civilidad americana después de la guerra de secesión, o el comienzo de un nuevo país emergido de las ruinas de una guerra civil, donde hombres rudos y violentos dieron su vida para abrir un camino de esplendor que lo convertirían décadas más tarde en la primer potencia del mundo. Pero si concluyera en eso, faltaría a la verdad. Me estaría engañado a mí mismo. Esta vez, Tarantino solo quiere mostrarse a sí mismo y poco le importa alguna reflexión sobre lo que narra.

En síntesis, demasiado ruido y pocas nueces. Un film pretencioso e insustancial, del cual se rescatan algunas actuaciones dado que la situación de encierro que plantea trasforma la pelicula prácticamente en una obra teatral que da lugar al lucimiento actoral. En ese aspecto, todo el elenco es destacable. Por otro lado, alguien que no desperdicia la oportunidad es Robert Richardson, el fotógrafo habitual de Tarantino, un hombre que maneja la luz con habilidad y sabiduría y saca provecho de cada plano que filma, tanto con luz natural como en la tormenta de nieve, como en el encierro de la posada. Y por último, la música. Ennio Morricone, muy próximo al final de su carrera, que con su partitura subraya adecuadamente todo el film sin sobresalir, en un medio tono que ha sido poco habitual en él. Se podría que en "Los 8 Más Odiados" la música de Morricone no determina los climas de la pelicula como si ocurría en los films de Sergio Leone.

Nos quedaremos esperando un par de años para tratar de encontrar con un nuevo Tarantino, un poco más inspirado y menos egocéntrico.