UN ECLIPSE DE SOL
Este nuevo film de Naishtat, prolijamente realizado y por
momentos algo críptico, se asemeja en su forma y en algo de su contenido, a El Ciudadano
Ilustre. En las dos películas hay un tercero que llegará a un pueblo para provocar
y alterar el orden del mismo. En ambos casos, ese orden es ficticio. Sabemos
que algo funciona mal pero nadie se hace responsable ni se anima a ir más allá
y desnudar el problema.
Ese orden pueblerino esconde secretos y mentiras, pero lo
que es peor, subyace una corrupción que impone un orden que hace que las cuestiones
torcidas no puedan modificarse ni arreglarse.
Rojo alude a los 70, a la violencia imperante, a la muerte escondida,
a la falta de justicia. Transcurre en medio de un desierto que lo aleja de
todo. Como en aquellos años, aquí también los crímenes son ocultados y nadie se
hace responsable de ello. A nadie le importa ni a nadie le interesa. Como en la
vida real, la posibilidad de justicia se diluye hacia un futuro incierto y su
probabilidad de ocurrencia es muy baja.
El film es una parábola sobre la dictadura, un gobierno de
unos pocos que gobiernan para sí mismos ignorando al pueblo y focalizándose en cuanto
negociado se cruce por delante, haciendo siempre la vista gorda, y estando nunca
dispuestos a aplicar una real justicia. Estamos ante el reino de la ambigüedad.
Matrimonio, amigos, maestros y vecinos convergen en la escuela donde se ensaya
una obra progre donde cada cual mostrará su careta pero ninguna la sacará de su
lugar.
Generé muchas expectativas con esta película. De alguna
manera no salí muy satisfecho de su visión. Creo Naishtat, guionista y director
del fil, se quedó en mitad de camino, en medio de ese desierto en el que paradójicamente
se encuentra nuestro cine nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario