EL CAOS Y EL ARTE
Netflix ha tomado el toro por las astas y ha decidido
recuperar material fílmico de otras épocas. Consecuencia de ello, ha encontrado
el último film sin terminar de Orson Welles, ha comprado los derechos sobre el
mismo, y ha decidido, de la mano de Frank Marshall, dar un corte final al
mismo, y ponerlo disponible para su visión en su señal de streaming.
El resultado es auspicioso aunque algo caótico. El genio de
Welles está siempre presente dentro y fuera de la pantalla y hasta podríamos
decir que el film incluye una escena de carácter antológico.
El cine exige un resultado cuya imprevisibilidad es
notoria. No obstante ello, el film estaba en manos de un hombre, un actor y
director absolutamente desbordado por su talento, que tuvo el tupé de marcar un
antes y un después en el cine con su opera prima (El Ciudadano), y al que
después de ello, cada vez que se puso detrás de una cámara, se le exigió
permanentemente superarse a sí mismo. Según la crítica, nunca lo consiguió. Por
esas razones, también puede suponerse que nunca quiso terminar Al Otro Lado del
Viento, aduciendo siempre, falta de financiamiento de parte de unos socios
iraníes que ante la inexistencia de resultados visibles, incumplieron sus
promesas de completar el dinero que hacía falta para su terminación.
Más allá del mito, Al Otro Lado del Viento, es una película
que trata sobre la filmación de una película. Cine sobre el cine. Y eso pone en
descubierto la trastienda de una filmación que no solo muestra las neuras de un
director y sus actores, sino también las penurias que se sufren, especialmente
las de carácter económico, o en este caso, las de un director que en la ficción
va a morir justo al finalizar el rodaje dejando a la deriva todo el proceso de
montaje, poniendo otra vez sobre la mesa la discusión sobre el derecho al corte
final.
Welles se encarna en el viejo John Huston que interpreta a Jake
Hannaford, mostrando a un hombre que sabe lo que quiere pero a sabiendas de lo
que se pretende de él, filma y repite escenas buscando en cada una de ellas la
esencia misma de lo que quiere expresar: la perfección, gastando tiempo y
dinero. El film muestra la serie de dificultades que afronta para poder
expresar lo que piensa o siente.
En esa vorágine de imágenes que es la película inconclusa
se destaca, en particular, una escena de
sexo dentro de un auto, cuya autoría algunos le adjudican a la propia actriz,
Oja Kodar, una croata que por aquella época se decía era amante del propio
Welles. Sin duda, la escena se destaca dentro de ese clima caótico y salvaje
que Welles buscaba retratar, y que ahora podrá pasar a las páginas antológicas
del cine.
¿Quiso Welles hacer de “Al Otro Lado del Viento” su propio “8
y Medio?” ¿O tal vez su propia Noche Americana? Es difícil de saber porque de
hecho no pudo concluirlo. No obstante, era un proyecto muy personal. Su
problema fue básicamente financiero. Sin embargo, rodeado de un grupo de
talentos que quisieron participar voluntariamente en su apoyo (Huston, Peter
Bogdanovich, Susan Strasberg, Lili Palmer, Edmond O´Brian, Cameron Mitchell,
Paul Mazursky, Dennis Hooper, Curtis Harrington, Claude Chabrol, Stephane
Audran y otros), está presente aquel ambiente de cambio que marcaban los
setenta y del cual Welles inequívocamente, quería también formar parte con su
nuevo film.
Welles era un gran actor y un extraordinario puestita. No
obstante ello, nunca pudo o no quiso terminar el film aduciendo que quienes
debían financiarlo le terminaron negando el desembolso del dinero que
necesitaba para el corte final. El asunto derivó hacia lo legal. Las Cortes de
Francia fueron el receptáculo de la contienda entre los productores y el genial
director, al igual que todo lo filmado. No obstante, aún perdura en el misterio
si artísticamente la falta de terminación del film se debía a que había escenas
inconclusas o solo faltaba el montaje final. Welles no era un montajista.
Ahora puede rebelarse el mito de la película maldita de
Welles, pero cabe preguntarse: ¿Acaso esto que vemos es una película de Welles?
No obstante, Al Otro lado del Viento dejará de ser una película inconclusa para
llevar y mostrar por siempre el espíritu caótico de un genio que nunca pudo o
nunca quiso darle su corte final. Es una película sobre una película que trata de
la filmación de una película. Cine sobre el cine. Dará mucho que hablar en
estos días de enero donde Netflix nos priva de la intimidad de las salas y nos
condena a verla en casa por televisión, algo que seguramente, las ocurrencias
caprichosas de Welles nunca hubieran imaginado. No obstante ello: Gracias,
Netflix!
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