Esta película está emparentada con Extrañeza, vista unos
meses atrás durante este mismo año, donde se narraban los primeros pasos
teatrales de Luigi Pirandello en su vuelta a Sicilia. Aquí se homenajea los
comienzos de un actor muy popular del teatro en Italia, llamado Eduardo
Scarpetta.
Toni Servillo
(La mano de Dios) interpreta a un personaje popular llamado Felice Sciosciammocca, para mostrarlo
entre forzados aplausos y carcajadas como la figura más importante de la
comedia napolitana de principios del siglo pasado.
Este actor, interpretado
por Toni Servillo, se hizo famoso actuando, pero también fue una figura pública
conocida y querida por el público. Fue un mujeriego empedernido, tuvo varias
mujeres con las cuales convivió siendo padre de varios hijos, de los cuales
siempre se hizo cargo.
En su repertorio predomina la comedia de
costumbres y particularmente, la farsa. El comediante tuvo tres familias: la de su esposa
Rosa y sus hijos, la que constituyó paralelamente con la hermana de su pareja y
la de su sobrina, más tarde, embarazada.
El director realiza un fresco de época
utilizando el color con una iluminación que parece en blanco y negro, resalta lo
nocturna, dando vida a un bohemio total. El film resalta la dualidad de la vida
de un artista donde los deberes paternales cuestan encontrar un equilibrio
entre la vida familiar y la vida de un artista.
Felice no tiene trato
preferencial por nadie, todos lo reconocen
como un genio y están dispuestos a formar parte tanto de su vida
cotidiana como de su profesión artística. Él Ignora la moral tanto como sus problemas legales.
Martone, director también de
Extrañeza (2022), subraya el ser italiano haciendo que sus actores destaquen la
gestualidad. Aprovecha a la Justicia para tomar partido en la tensión entre el prestigio y la popularidad,
llevando hacia delante una reflexión sobre la libertad de expresión y los derechos del autor.
El film resulta una biografía
nada convencional y los alegatos
judiciales del final dejan sin posibilidad de discusión dado el carácter
cinematográfico de la obra que impone al ámbito legal como escenario de un alegato que no es más que otro simple monologo.
Esta obra, como Extrañeza,
también vista a mediados de este año, constituyen una dupla de películas
italianas valiosas que no deben ser ignoradas dado que constituyen dos
propuestas interesantes tanto en lo temático como en lo formal, y dan lugar a
que sigamos recuperando lo mejor del cine italiano, aquel cine que brilló bajo
el lema de “neorrealismo”. Tanto ese como estas dos nuevas películas
recientemente estrenadas, constituyen una tendencia muy positiva constituyendo
un cine que no solo refleja una realidad sino también posiciones estéticas que
bordean una singular mirada hacia la realidad..
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