VICTIMAS DE UN ENGAÑO
Este film norteamericano ha sido aclamado en festivales internacionales y también ponderado por la crítica internacional. No obstante, no es una obra fácil de ver. Requiere del espectador una enorme concentración, dado que su columna vertebral es una búsqueda que siempre termina en un mismo lugar, lo cual, por un lado genera una repetición de escenas que, por otra parte, la narración se vuelve reiterativa, haciendo perder interés en el mecanismo narrativo. Dicho mecanismo de repetición, una y otra vez deja una sensación de hartazgo, aunque intelectualmente, el mecanismo responde a un clásico “happy end”.
Se
trata de una comedia de acción, basado
en un artículo sobre un crimen verdadero. No obstante, no se elige contar un
policial convencional, sino mezclar dicho género con comedia, lo cual genera
una comedia policial, más acentuada en lo primero que en lo segundo.
La trama encuentra a Gary
Johnson como un profesor de filosofía divorciado que da clases en un colegio de
Nueva Orleans, un solitario, cuyo interés está puesto en la tecnología. Vive acompañado
de dos gatos, y le gustan los pájaros. Trabaja “part time” en la policía local.
El resultado es una comedia policial gris, basada parcialmente en hechos
reales, que sigue la vida de un profesor
que en su tiempo libre colabora con la
policía haciéndose pasar por un sicario. En su camino se cruza una mujer
que pretende abandonar a su esposo.
El realizador ha dicho: "Hacer
películas me sirve para procesar el
mundo en que vivo. Es la manera que tiene mi cerebro de analizar las cosas y,
en cierto modo, me he obsesionado con eso. Creo que tienes que ser un poco
“freak” para hacer películas. El cine es un medio muy poderoso para explicar
historias".
El personaje de Powell habla
con sus alumnos sobre Nietzsche y Freud y los invita a tomar riesgos en sus
vidas, como, en cierto modo, él lo está haciendo con la suya.
El resultado es una comedia que aspira
llegar muy lejos pero se diluye en sus aspectos narrativos perdiendo la
capacidad de transmitir un mensaje. Consecuencia de ello, el film es un
excelente envoltorio excelente carente de contenido, al cual pierde en el
camino al dejar de lado el aspecto narrativo concentrándose solamente en lo
estético.
Planteado como un policial, encuentra el
camino de la comedia, donde Linklater se siente más a gusto, pero en ese
devaneo esteticista, pierde en sentido narrativo, encontrándose en una especie
de discusión donde el centro de atención termina siendo la estética de la película y no su mensaje.
Obra
fallida de un director americano independiente del cual se puede esperar
mucho más pero que en esta oportunidad no da en el centro. No obstante ello, y
más allá de ciertos devaneos esteticistas, el film funciona como un pasatiempo agradable.
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