miércoles, 15 de marzo de 2017

UN CAMINO A CASA (LION) de Garth Davis



Para Elena,
Que me ayudó a ver algo más de la película.

SOBRE EL SER Y EL TENER

Esta es una de esas películas que nos hace soñar con un mundo mejor porque estamos frente a una historia de superación personal, de entrega y de gratitud. Una historia donde prevalece lo positivo, donde se observa gente que trabaja desinteresadamente para el prójimo, donde vemos que con trabajo y esfuerzo se llega a grandes logros, donde el dar es más importante que el recibir.

El film nos relata la travesía de Saroo, un niño de unos 5 años, de hecho, un niño de la calle que mendiga en un pueblito remoto de la India, y que termina perdido en Calcuta, donde es amparado en un orfanato. Allí, las autoridades comenzarán a buscar a sus padres, pero dada la imposibilidad de encontrarlos, resuelven dar al niño en adopción a una familia en Tasmania, Australia.

La historia que desarrolla la película es el derrotero real y personal de Saroo, un niño que en solo un par de años pasa de la pérdida de su propia familia a la adopción de una familia nueva, en otro país, con otra lengua, con otras costumbres. Pero Saroo no es un niño cualquiera, es un niño inteligente, con una actitud y una capacidad de determinación que le permitirá aprovechar las oportunidades.

Esta condición temperamental es algo clave en el film porque señala que más allá de la pobreza o de la riqueza, de cada circunstancia, hay una cuestión de carácter para enfrentar la vida que, ante iguales condiciones, marca caminos diferentes. La actitud de Saroo será el determinante de su éxito en la vida. Como cantan los versos de Fito Paez “si lo cuentas no se cumple el deseo,… atreverse a desplazarse en el tiempo, entender lo que está escrito en el viento, recibir los golpes, no tener miedo….No quejarse de todo… atreverse a atravesar el desierto”.

Saroo vive un gran momento de cambio y lo acepta tal cual es. Allí está la actitud positiva. En aquel remoto lugar, lo espera un matrimonio maduro, de buen pasar económico, que lo cría y educa hasta su mayoría de edad. Incluso adoptarán otro niño en iguales condiciones de Saroo. Pero lo notable es que los niños tienen diferentes temperamentos.

Mientras Saroo es comunicativo, sociable por naturaleza, su hermano adoptivo es hosco e introvertido. Su hermanastro; Mantosch, no se adapta al medio, y por lo contrario, se muestra poco comunicativo, agresivo. De hecho, ya adultos, las vidas de Saroo y su hermano adoptivo tomarán senderos diferentes. Saroo continuará su búsqueda. Mantosch se perderá en sí mismo. Estas cuestiones generan parte de los profundos problemas sociales que tienen los países, que no son solo determinados por problemas de orden económico, educacional, seguridad, salud o justicia social, sino por cuestiones propias e inherentes a la personalidad de cada individuo y su capacidad innata de evolución como persona humana que es.

Saroo cumplirá la mayoría de edad y tendrá la oportunidad de ir a la universidad. Su propósito es estudiar Administración Hotelera. En una de las primeras reuniones conoce una chica con la que empieza a desarrollar un romance. Su vida como adulto comienza en consecuencia a tener lugar. Es en una fiesta estudiantil donde el conflicto existencial verdaderamente estalla. Un compañero hindú de Saroo ha traído a la fiesta unos confitados que le hacen recordar a Saroo su niñez. Con Google a mano, Saroo, casi de manera obsesiva, comienza a buscar el lugar donde nació, que por otra parte no recuerda. Pero es en esa búsqueda, en esa obsesión por encontrar su pasado es donde la crisis personal y aquellas preguntas fundamentales de quien soy, de donde vengo y adónde voy, se hacen presentes por primera vez.

Ese positivismo de su personalidad, esa hombría de bien que le calza en forma natural, volverá a abrirle el camino a casa, pero más que a su casa a su destino. Un destino amplio y generoso para un ser bueno e inteligente, practico y luchador, un modelo de ser que moviliza siempre en forma positiva y que permite alcanzar cualquier tipo de logro.

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