sábado, 1 de diciembre de 2018

EL AFFAIRE DE SARAH Y SALEEM de Muayad Alayan


ODIO… NADA MAS QUE ODIO

La acción transcurre en Jerusalén, la ciudad santa, cuna de tres religiones. Sarah es una mujer judía, casada con un policía. Ambos son padres de una hija pequeña. Es propietaria de un café al paso que atiende junto a una socia todos los días. Saleem es un palestino, casado con Bisan, con el que tiene un hijo. Tiene un trabajo precario, ha conseguido furgón un reparto por el cual abastece a Sarah de café todas las mañanas. El conflicto estalla cuando ambos comienzan a tener un affaire con visos de pasión descontrolada.
Una noche Saleen tiene que ir a Belem. Sarah le pide que la lleve con él. En Belem toman unas copas. De pronto, aparece un hombre que invita a bailar a Sarah. Saleem, celoso, discute con el desconocido y se pelean. Saleen es golpeado y vuelve a la madrugada a Jerusalén. El resto de la historia es una telaraña de pasiones en la que aparecen las bajezas más descalificantes.

Esta pequeña introducción nos pone de frente a un conflicto permanente, una película apasionante que no solo relata una historia de amor sino también el cuento de nunca acabar que enfrenta a dos pueblos vecinos donde impera el odio del uno contra el otro atentando contra toda posibilidad de convivencia y felicidad. Lo interesante del film es que explora todas las posibilidades. Muestra todas las puertas, pero en ninguna de ellas encuentra la salida.

Narrada como un policial con forma de comedia negra, con grandes dosis de humor donde una detención adquiere ribetes de secuestro y lo absurdo se impone con naturalidad sobre lo racional y el sentido común, un simple affaire entre un hombre y una mujer no solo termina en un drama de proporciones sino también se transforma en una cabal muestra de un estado de situación desesperante gobernada por el odio y la irracionalidad.

No obstante ello, la película va más allá. Habla y muestra la situación en medio oriente, particularmente en Jerusalén, donde conviven católicos, judíos y musulmanes. El film muestra una situación donde la mujer del siglo XXI no solo es ignorada como persona sino también reducida a una propiedad que le impide actuar, y sobre todo, pensar como una persona libre. Lo peor de esa situación es que la propia mujer esta condicionada por sus propios atavismos que le impiden pensar y desarrollarse, incluso teniendo acceso a una educación superior.

Gobernados por el odio, sumergidos en una violencia cotidiana que atenta claramente sobre sus libertades individuales, donde se han construido muros internos y aduanas interiores, la historia de Sarah y Saleen sorprende porque deja en claro que la cuestión árabe - israelí va más alá de la cuestión terrorista caracterizada por el atentado para transformarse en una cuestión cotidiana regida por la sinrazón.

El film grafica los hechos a través de una simplificación. Una historia donde una traición marital genera una simple cuestión de celos que deja salir a la luz los atavismos más impúdicos de ambas partes.

Dirigido por Muayad Alayan, y muy bien escrito por su hermano Rami Musa Alayan, el guión es un dechado de virtudes que pinta una situación de conflicto que se mire por donde se mire, carece de salida. El film no solo es entretenido sino que termina apasionando. Con un ritmo notable que no para ni un instante, hace del conflicto una cuestión sin solución de continuidad.

En un año donde hemos extrañado al cine americano, donde el cine argentino no ha pasado a mayores, el europeo ha estado casi ausente, el cine de medio oriente se ha convertido en una excelente opción de entretenimiento e interés temático. Películas como El Repostero de Berlín, Invitación de Boda,  Muerte en el Cairo, El Enemigo Interior e Insulto se han llevado mis más importantes elogios por ser muestras de un cine con temática interesante con un desarrollo entretenido.

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