viernes, 18 de marzo de 2022

COMPETENCIA OFICIAL de Mariano Cohn y Gastón Duprat

 

UNA CUESTIÓN DE EGOS

Un empresario que está llegando al fin de su vida tiene el propósito de auto homenajearse produciendo una película. Para ello, contratará tres grandes estrellas, dos de ellos, actores y una directora famosa dentro del circuito del cine de arte, dándoles todo el dinero necesario para que hagan lo que verdaderamente quieran hacer, y alcanzar un nivel de obra de arte.

Con mucho de comedia del absurdo, el film avanza sobre el tema de los egos, los cuales aparecerán rápidamente y establecerán una lucha entre ellos que se acerca mucho al sin sentido.

La producción de la película está resuelta porque el millonario que quiere darse el gusto obviamente tiene el dinero. Rápidamente se arma el equipo, y la obra se pone en marcha. Hay ideas y se discuten. El Yo también está incluido. La cuestión de esa valoración de sí mismo es el corazón de la película. Y cuando se valora incorrectamente al otro, nace el conflicto.

El tema del desarrollo artístico de una obra es apasionante. El artista, durante el proceso creativo, saca lo mejor de su ser y no descansa hasta lograrlo. Ello produce, en primer lugar, una lucha interna consigo mismo. Una búsqueda que no da paz hasta lograr lo que se quiere. Es un tiempo de exigencia pura. Más tarde, aparece la competencia y finalmente los celos profesionales.

Cohn y Duprat siempre han trabajado juntos en sus proyectos encargándose de escribir los guiones y luego dirigir sus películas. Resultado de ello son las cuatro obras presentadas hasta el presente: El Artista (2008), El Hombre de Al Lado (2009), El Ciudadano Ilustre (2016) y 4x4 (2019). Ahora prueban suerte en España, con productores españoles, con un tema  propio del espectro cinematográfico como lo es el proceso de producción de una película de arte.

Acompañados de dos estrellas españolas (Antonio  Banderas y Penélope Cruz) y un gran actor argentino que lleva varias temporadas en España (Oscar Martínez), le dan carnadura a este trio en el que la Cruz será la directora del film, y los dos hombres, sus protagonistas, transformando a un set de filmación en un ámbito de búsqueda permanente, donde lo establecido está prohibido, y el encontrar un sentido artístico se vuelve una cuestión obsesiva. Algo de esa  obsesión  se encuentra también en los films anteriores del dúo antes mencionado. Aquí, llevan el tema a un máximo, al filo mismo de la cornisa.

Paradójicamente, con todos los medios a su alcance, los resultados obtenidos son desparejos. Lo obsesivo del film se termina transformado en el motor de la trama y ello conduce a una repetición innecesaria de situaciones que aparentan ser diferentes pero a lo largo del film resultan reiteraciones. No obstante ello, el film expresa una visión de una obsesión malsana y peligrosa, de ir siempre al fondo sin medir riesgos que a la postre, terminará fagocitando las buenas intenciones que originalmente tenían los productores del supuesto film.

La labor del trio de actores es impecable. Lo dan, literalmente, todo, y el ceñimiento a un guion de hierro aunque parezca improvisación pura, hace que el film parezca un poco reiterativo aunque permite llegar a buen puerto. Dichas reiteraciones de algunas escenas, que si bien se justifican porque dan lugar a un proceso real de creación cinematográfica sobre la marcha, por momentos abruman y desconciertan al espectador.

En síntesis, un film medianamente logrado, con una producción importante, un trio de grandes actores que están excelentes en sus respectivos papeles, y un tema interesante que va mucho más allá de la necesidad creativa, ello es, la necesidad de contar siempre  con sentido común y el dinero necesario para financiar la película pero no malgastarlo obsesivamente buscando crear una obra de arte que solo nos lleve a perder tiempo y dinero, mucho menos, dejar la vida.  Y esto es común a cualquier empresa que se ponga en marcha. No es solo cuestión de arrancar. También se debe evitar morir en el intento.

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