miércoles, 18 de enero de 2023

AGENTE FORTUNA (EL GRAN ENGAÑO) de Guy Ritchie


TRATANDO DE ACERCARSE A BOND

Desde que las novelas de James Bond,  a principios de los años ´60, se pusieron de moda renovando los géneros policiales y gansteriles clásicos de Hollywood, ha corrido mucha agua bajo el puente. Esas películas dominaron el firmamento cinematográfico de esos años.

A partir de 1998, la aparición de  Guy Ritchie dirigiendo el thriller “Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes” fue determinante para descubrir un nuevo tipo de comedia donde reinaba la comicidad (tal vez algo chabacana), a la vez que nace inesperadamente un ídolo del cine de súper acción que casi sin dudar le hace sombra al mismísimo 007 desde un ángulo totalmente diferente.

De la historia de actores inexpresivos destaca Jason Statham, quien participa en un papel menor en esa película que, como en tantas otras, permite imponerse hasta que se vuelve un actor fetiche del género  a partir de su participación en Transporter (2002) y más tarde formando parte del cast de la saga Fast and Furius 6 y subsiguientes.

El actor es, además, un experto en artes marciales mixtas, kickboxing, taekwondo, muay thai y Jiu-Jitsu, disciplina en la que es cinturón morado, habilidad que le abre puertas para  participar en forma directa  en escenas de riesgo, lo cual lo ha erigido y catapultado como un actor popular aceptado por el público en la categoría de películas de súper acción, en la cuales encabeza las taquillas del género de cual participa.

Consecuencia de ello, lo encontramos esta semana de estrenos liderando nuevamente la taquilla cinematográfica veraniega con un tanque de género típico interpretando a un nuevo agente secreto.

Si bien esta nueva  la película está lejos de cualquiera de las versiones de la serie Bond, y claramente Stathan no pretende parecerse a Bond ni mucho menos a cualquiera de los otros grandes actores que lo precedieron en ese papel (Sean Connery, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnam, y Daniel Craig), el actor logra imponerse por sí mismo creando un personaje fuerte, con autoridad, y con una gran frescura que nunca esconde la pretensión de ser distinto, imponiendo incluso una hilaridad muy lejana al cinismo que caracterizaba, sobretodo, al Bond de Connery.

No obstante, esta última aparición de Statham lo encuentra en un personaje diferente, algo más serio. El Agente Fortuna cobra cierta seriedad sin perder su sentido del humor, pero sobretodo se aleja de los hermanos Marx para ser él mismo en todo sentido y crear un nuevo personaje, un agente secreto británico más apoltronado, serio sin perder el sentido del humor bien británico, y estando más en la dirección de la acción que, como suele suceder siempre, lleva a la destrucción total de todos los escenarios conllevando maldades y cimientes posibles que se ciernen por delante de nuestras oscuras vivencias.

El film no es un aporte fundamental para cambiar ni revivir el género, pero como entretenimiento, opera en forma genuina y eficaz. Statham domina su papel y en esta oportunidad es controlado suficientemente por Ritchie que en su cabeza tiene durante todo el tiempo la idea de realizar un film de espías, bien aireado para provocar entretenimiento apoyado con cierto nivel de comedia que provoca hilaridad. El film entretiene y cumple su objetivo. Nada que no hayamos visto antes pero correctamente hecho.

En honor a la verdad, no es el mejor film de Ritchie, pero tal vez sea un paso adelante como actor  en la carrera de Statham. Entretiene y cumple su objetivo. 

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