lunes, 23 de enero de 2023

BABILON de Damián Chazelle

  ERASE UNA VEZ EN CALIFORNIA

Voy a comenzar por el final. No me gustó ni pude engancharme en el relato. Comienza mucho antes que el cine existiera, cuando aparecen las primeras grabadoras. Lucen las escenas de enormes fiestas llenas de gente en medio de un Los Ángeles paradisíaco. Pero a medida que va avanzando, la peli se va estirando perdiendo interés. Comienza a repetirse con más de lo mismo, pierde por su previsibilidad, y termina aburriendo.

No obstante, todo está contado con un gran lujo detalles y belleza artesanal. Los rubros artísticos son todos notables. Maquillaje, vestuario y decorados son de altísimo nivel. Las actuaciones de Brian Pitt y Margot Robín son sólidas. Pero lo que falla es el guion y mucho más la dirección del propio guionista y director: Damián Chazelle: Whiplash (2014); La, La, Land (2016) y First Man (2018), todas estrenadas en Argentina.
La ambición de Chazelle es grande. Nos habla desde la historia. Trata de narrar cómo se instaló la meca del cine, es decir, como nació Hollywood. Pero en lugar de ir directo al grano, cuenta desde dos personajes marginales: Jack Conrad y Nelly Le Roy, emigrantes extranjeros, él mexicano y ella francesa, ambos aspirantes a ser alguien en la vida y creen encontrar la oportunidad en California, una especie de tierra prometida que dará lugar a la inmigración. Es como si se confundieran dos momentos de desarrollo distintos en la tierra de las oportunidades: Una, cuando llegan los primeros colonos al lugar (sitio por antonomasia del western), y otra diferente, mucho después, cuando se inician los desarrollos industriales.
Pero acá ya estamos en la década del 20, terminada la primera guerra mundial y antes de la gran depresión. El viento del desarrollo económico ya había comenzado con la instalación industrial básica, y  aquellos lugares de servicio. Se estaban abriendo las puertas de grandes restaurantes con números en vivo donde se podía cenar, a la vez de escuchar música y bailar. Es la época en que California se moderniza, deja atrás la caravana y los pistoleros, y comienza a desarrollar teatros, se descubre el interés por la difusión radial, y allá a lo lejos,  se vislumbra la posibilidad de desarrollar una industria audio visual. Pero primero llegará el teatro, años después las grabaciones y aparecerán los discos, y entonces, si, después el cine.
Si bien Chazelle narra apoyado en datos históricos, por otro lado, da vida a dos personajes centrales que desarrollo mediante, van perdiendo objetividad y credibilidad en su ansia de transformar la historia en una novela y sobretodo, pasar de lo objetivo a lo sustantivo, de lo escrito a lo cinematográfico y ser transformado en imágenes.
El problema del film es que se vuelve confuso y hasta arbitrario, careciendo de límites, llenando el film de bellas imágenes pero desdibujando a los personajes centrales y olvidando que las acciones transcurren basadas, por un lado, en un tiempo histórico pasado, y por el otro, en dos personajes (aspirantes a actores), bastante convencionales por otra parte, que no responden a una verdad histórica sino a la pluma de un guionista y director, pretendidamente inspirado, cuyo material se le va de las mano por aquello del que mucho abarca, poco aprieta.
En consecuencia, la película se alarga innecesariamente (tres horas) sin lucir ni llegar a ningún puerto porque los personajes, fundamentalmente, no importan, se desdibujan, pierden interés, se vuelven ficticios y el verdadero objetivo de la película, en realidad, pareciera ser otro, contar  cómo se desarrolló Hollywood y llegar a ser lo que es. No la historia de una ciudad ni cómo llegó a ser la meca del cine. En el fondo de la cuestión, narra simplemente, la historia de dos inmigrantes que, con el paso del tiempo y la tierra de las grandes oportunidades, llegaron a ser actores de cine.

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