jueves, 24 de octubre de 2024

EL JOCKEY de Luis Ortega

FRIO Y FORMALISTA

Es un film diferente, eso le suma a favor, pero cierto toque surrealista  la vuelve monótona e intrascendente más allá de la formas, donde la película brilla por su formalidad olvidando que está contando una historia.

Más allá de su exhibición  formal, el film cae reiteradamente en baches que vuelven al film complejo, que logra ser sostenido únicamente por su rigurosidad formal. Por momentos transitan escenas de tipo realista, en otros, se vuelve repentinamente sub realista. No obstante, va más allá y  destaca por el uso de sonidos que oscilan, en otros, lo onírico.

Lamentablemente, la película se queda en eso, una especie de nada, olvidando enteramente la emoción, esa búsqueda de empatía donde el desarrollo de personajes  nunca llega a la credibilidad.

Los personajes de la película son insólitos, desprecian la realidad y se expresan a través de diálogos poéticos que poco agregan al desarrollo de una trama convencional o de una idea  que vaya más allá de las formas de contar una historia.

Remo Manfredini (Pérez Biscayart) es un ídolo del turf pero se está volviendo viejo, El consumo alcohol le provocan crecientes accidentes en las carreras que terminan en su internación hospitalaria. Ahora comienza a tener una rival. Ella es Abril, una jocketa joven  y novia de Remo, que en su mejor momento queda embarazada y no sabe si continuar con la gestación.

El punto débil del film es que parece más orientado a lo visual que al contenido, a tal punto  que la idea principal fuera lograr un film puramente estético pero sin contenido, como si las formas se impusieran sobre los contenidos, y ello condujera simplemente a un disfrute visual derivado de las imágenes más que por contenido de los mensajes.

No obstante, el sentido de lo estético se mantiene durante todo el film y en ello encuentra que hay más cuidado en la forma que en el contenido. Las luces y las sombras, más allá de la sobriedad de los colores usados, van de lo opaco hacia lo luminoso, como si la complejidad de una carrera de caballos pusiera el ritmo adecuado al drama de la angustia que genera  el aguante del caballo y su lugar de llegada,

Obviamente,  la película resulta extraña, no es lineal  ni de fácil interpretación, pero está dirigida con destreza narrativa lo cual logra no solo enganchar al espectador sino también, sobre todo por la descripción de un mundo muy particular como es el  del hipismo y sobretodo el de las apuestas.  Refleja  un mundo hostil, donde la competencia oprime y devora a las personas, y el hombre explota al animal en la competencia, más allá de las pasiones turfisticas.

“El Jockey” será la película que representará a la Argentina en la próxima entrega de los Oscar. Está narrada con muy buen tacto. Se introduce tanto en lo onírico  como en el sub realismo, sin dejar de lado el acompañamiento de una excelente banda sonora, y sobre todo de una excelente fotografía.

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