domingo, 21 de abril de 2019

UN HOMBRE FIEL de Louis Garrel


BAFICI 21

UNA COMEDIA INTELIGENTE

Conocíamos a Louis Garrel como actor. De muy jovencito, tuvo una oportunidad sin igual cuando nada menos que Bernardo Bertolucci lo convoco para hacer el papel de Theo en Los Soñadores (2003). Los años pasan, Garrel se consolida como actor, en 2008 comienza a filmar cortos, y en 2015 debuta con un largo que se llama Los Dos Amigos (que no fue estrenado en Argentina). Ahora nos llega con su segunda obra: Un Hombre Fiel, que escribe, dirige y actúa. El film es presentado en el BAFICI 21 y es galardonado con el premio al Mejor Director de la muestra Oficial.

Un Hombre Fiel es una comedia muy meritoria. Bien escrita, mejor dirigida, trata sobre la precariedad actual de las relaciones amorosas. Es una comedia típicamente francesa, que hace recordar al cine de Francois Truffaut y particularmente a su serie sobre la pareja y el amor donde a través de 5 películas describía las vicisitudes de Antoine Doinel (interpretado por el inolvidable Jean-Pierre Leaud) en distintas etapas de su vida en la que ya aparecían signos de una sociedad en cambio.

El personaje de Abel que el propio Garrel interpreta en la película, es un hombre típicamente enamorado que sucumbe siempre ante el poder del capricho de su mujer. Ella es la que decide todo. Cuando se va a vivir con él, cuando se separa de él, cuando vuelve a él, y así sucesivamente a lo largo de unos cuantos años. Una especie de varón domado que siempre termina haciendo el deseo de ella.

El film de este notable joven realizador francés, no hace otra cosa que dejar ver la precariedad de las relaciones amorosas de esta época, donde todo parece ser fugaz, pasajero, y hasta caprichoso. Un tiempo donde el compromiso no existe, la libertad de las relaciones es solo aparente, la crianza de los hijos poco tiene que ver con el sentido de la familia, y los roles de los padres se subordinan a los propios deseos, objetivos, y posibilidades personales de cada integrante de la pareja.

Los aciertos de Garrel en esta observación de la vida amorosa moderna son muchos. La vida de sus personajes es una vorágine que transcurre en medio de acontecimientos que parecen ser todos pasajeros, ninguno de trascendencia ni fundamental para la vida de cada uno. Las decisiones importantes de sus vidas parecen formar parte de una sucesión de hechos cuyo objetivo o final no importara. Es como que todo da igual y solo se privilegiara la satisfacción del momento.

Bajo estas premisas, la idea de futuro parece desaparecer en virtud de vivir el hoy como si eso fuera un todo y no existiera un mañana. El film se transforma en un fresco sobre las relaciones pasajeras, vínculos que no buscan estabilidad ni perdurabilidad amorosa.

Relatada con mucho ritmo, con algunos rasgos que recuerdan al vodevil francés, con personajes correctamente delineados, tiene la virtud de ser un exponente fiel de una comedia de época. El comportamiento de sus personajes refleja muy bien con el concepto actual de sociedad liquida, donde se da por terminada la vinculación emocional sólida que generaban nuestros abuelos dando lugar a matrimonios para toda la vida, lugares de trabajos estables, y metas materiales posibles como ser propietario de una casa. En cambio, la sociedad a que se hace referencia, genera una idea de cambio constante, transitoriedad absoluta, desvirtuando valores tanto educativos como culturales y económicos.

No solamente bien escrita y dirigida, la película resulta simpática y amable, muy entretenida y cuando el film termina, el espectador concluye que no ha visto un mero entretenimiento sino una película que alcanza una profundidad notable en la descripción de los tiempos que estamos viviendo.

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