viernes, 26 de abril de 2019

LA CULPA de Gustav Moller


NECESIDAD DE REDENCION

Cuando Asger Holm (Jacob Cedergren), Operador de Emergencias de la Policía de Copenhague, atiende el teléfono se encuentra con Iben (Jessica Dinnage) una mujer que dice haber sido secuestrada por su marido Rashid (Omar Sharwagi). Teléfono en mano como único recurso para evitar una tragedia, Asger tratará de salvar la vida de una mujer en peligro.

El film es la crónica de una serie de llamadas telefónicas que da lugar a una obra de encierro y de gran lucidez dramática y conceptual que se desarrolla con la presencia de tan solo 5 actores, donde uno de ellos es protagonista absoluto, 2 aparecen esporádicamente como apoyo, otros dos, protagonistas esenciales del drama policial permanecen invisibles durante toda la película.

La trama se concentra en un 100 % del film en el trabajo del operador telefónico Asger, interpretado magníficamente por Jacob Cedergren (Submarino de Thomas Vinterberg), que logra transmitir con su actuación toda la angustia de la situación planteada como así también la suya propia derivada de un traspié policial ahora en manos de la Justicia debido a una intervención policial negligente.

Jacob no solo necesita saldar una situación procesal con la justicia, sino que necesita demostrase así mismo que él no es culpable. Jacob sabe que es responsable de un error, seguramente fatal. Por eso tiene una necesidad de redención, y no de una redención de carácter cristiana sino de la liberación de una acción que lo condena pero que sin duda ha hecho por un sentido del deber. El policía ha actuado creyendo hacer el mal menor, pero con ello, ha transgredido la ley.

La película de Moller es un film absolutamente intimista sobre un personaje torturado por el sentido de la culpa. Asger es un policía que arrastra un juicio por mala praxis que mientras se resuelve en los estrados judiciales lo ha degradado como policía a un puesto de atención de emergencias telefónica. Se siente subvaluado. Por eso mismo se excede en sus funciones de atención telefónica y en el caso de Iben, encara la llamada como si fuera para él una última posibilidad de redención.

Ante la llamada, Moller no sigue un simple protocolo. Por su experiencia policial, huele que la llamada se trata de algo más importante que lo acostumbrado. No hay en línea un simple accidente de tránsito. Iben transmite una angustia que él percibe como un llamado de auxilio. El policía encuentra en la llamada esa posibilidad de salvación que tanto necesita.

La culpa deriva de la omisión de hacer o seguir la conducta debida para prever o evitar un daño, y puede estar originada en la negligencia, la imprudencia o la impericia. Puede ser psicológica o penal. Moller tiene una acusación ante la justicia pero su conducta deriva hacia lo psicológico. El sentimiento de culpa es el que lo lleva a extralimitarse en la atención de la llamada telefónica que da lugar a la trama. El comportamiento de Asger, su individualismo, lejos de cualquier protocolo, hace pensar incluso que su personaje incurre en un proceso de auto culpabilidad derivada del incumplimiento de normas o comportamientos éticos.

El guión de Moller es de una versatilidad extraordinaria. Encierra a su personaje en una habitación frente a una consola telefónica durante 85 minutos de metraje y lo observa detenidamente en todos los detalles de su accionar. Su mirada es paciente y a la vez atenta. No deja escapar detalle a una actuación verderamente inolvidable de su actor principal, un Jacob Cedergren que debe haber ensayado enormemente su papel para pasar del eficiente telefonista de emergencias al torturado oficial de policía que interpreta en la película.

Pero es cierto, también, que no es menor el trabajo de dirección de Moller, conteniéndolo, no dejándolo caer en la sobre actuación, aprovechando al máximo sus expresivos primeros planos en los que manifiesta ansiedad, desesperación e impotencia ante lo que está ocurriendo. El personaje que compone Cedergren deja sentir todo su sufrimiento por no poder hacer nada frente a la tragedia que presiente.

Film apasionante, ópera prima del joven director sueco Gustav Moller, fue premiada como tal en el último Festival del Sundance en los Estados Unidos. Sin lugar a duda, la mayor sorpresa estrenada durante estos primeros meses de 2019.

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