DOS HOMBRES Y UN DICCIONARIO
Esta película es la historia de la redacción del Diccionario
Inglés Oxford, publicado por primera vez en 1884, el cual es considerado como
el más completo y erudito de la lengua inglesa (e incluso de todas las lenguas),
el cual sigue publicándose hoy en día con las actualizaciones correspondientes.
Estamos también ante la narración de una empresa casi
imposible, la de una recopilación de palabras a lo largo y a lo ancho del Reino
Unido durante 70 años, considerando a la vez, las diversas acepciones de las
palabras a través de los distintos territorios ocupados por el mismo.
Vayamos hacia atrás, a mediados del siglo XIX. El film
comienza con la búsqueda de un recopilador, y su elección recae en James A. H.
Murray (Mel Gibson), un hombre con escolarización limitada pero de un gran
espíritu emprendedor. Iniciado el
trabajo, recibe una ayuda inesperada, la del Dr. William Minor (Sean Penn), un militar
americano enfermo de esquizofrenia, que vivía internado en el Broadmoor
Criminal Lunatic Asylum, un hospicio para enfermos mentales.
Para James Murray es la oportunidad de acceder a un trabajo
digno toda vez que cuando aparece el aviso esta desocupado. Pero para William
Minor, su colaboración responde a un espíritu totalmente altruista y constituye
una ayuda invalorable dado que aporta más de 10.000 palabras al diccionario. De
esta manera, con una pareja despareja, el film se transforma en una especie de
empresa imposible, una aventura hacia lo desconocido cuya duración, tamaño de la
obra, y la capacidad de los recursos para solventarla era desconocida.
La película avanza de una forma despareja, como
desarticulada, confiando más en la disparidad de los caracteres y conflictos que
describe que en las acciones que llevan a cabo. Su ritmo narrativo se vuelve confuso,
cayendo a veces en la maqueta de los personajes. El de Gibson termina siendo un
gran héroe. El de Penn un antihéroe, mientras que los profesores de Oxford,
quienes paradójicamente encargan y pagan por el por el trabajo, parecieran ser
los presuntos villanos de la película. Algo que no tiene mucho sentido pero que
tiene que ver con la necesidad de evitar caer en confusiones estructurando el
relato en forma clásica.
Para hacer más complicada la cuestión, tanto Murray como
Minor eran descendientes de irlandeses, lo cual, el dialogo con los eminentes
profesores de Oxford se hacía más difícil. Acá aparece una especie de choque de
clases entre dos hombres de pueblo y la aristocracia de la Magna Casa de
Estudios.
El film avanza a los tropezones pero avanza, tratando de
transformar esta historia en una aventura del conocimiento. Lo logra
parcialmente dado las características tan extrema de los personajes presentados
y sobretodo la dificultad de transformar en apasionante la simple historia de
una recopilación de palabras.
Pero a pesar de dichos altibajos (y de algunos problemas de
producción que se comentan en la post data) el film sale a flote, tal vez
porque Gibson y sobre todo Penn, sacan lo mejor de sí mismos, contagian su
entusiasmo por la empresa, y ponen sus mejores atributos actorales al servicio
de lo que se está narrando, componiendo dos personajes inolvidables que
seguramente a fin de año Hollywood tendrá en cuenta para su temporada de
premios. El film termina siendo un canto a la perseverancia que se impone a la
dificultad, y una exaltación a la fuerza de voluntad y el altruismo.
PD. Esta película es el resultado de una filmación tan
complicada como el de la misma historia que finalmente termina contando. Según
se sabe, el productor y director iraní Farhad Safinia, también productor de
Apocalypto (2006), la película anterior de Gibson sobre la decadencia y caída
del imperio Maya en México, es quien comienza el rodaje. Al poco tiempo, desinteligencias
determinan su alejamiento. Se comenta que Gibson se hace cargo de la dirección
del film, pero disconforme con los resultados obtenidos, deja el corte final en
los productores de la misma, Nicholas Cartier y Gastón Pavlovich, destinando a Entre
la Razón y la Locura, a tener posiblemente un destino de film maldito.
El nombre del
director PB Sherman que aparece en los títulos es también un alias, tal como el
famoso Alan Smithe, el director desconocido.
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