martes, 6 de marzo de 2018

LADY BIRD de Greta Gerwig


MOMENTO DE DECISIÓN

Lady Bird tiene 17 años. Está en plena crisis de la adolescencia, esa edad en que todo puede terminar en una discusión, especialmente con su madre. La primera escena es una síntesis de los que será la película. Su madre pasa a buscarla por el Colegio, y juntas deciden hacer algo que les gusta: acercarse a un sueño. Ese sueño no es otro que el sueño americano, aquel que garantiza la oportunidad de prosperar, tener éxito social, y permita una movilidad hacia arriba.

La película describirá ese último año de escuela secundaria en el cual Lady Bird decidirá llenar haciendo teatro, explorando las intimidades del sexo, y buscando una universidad que la acepte. Con un relato sencillo, bien estructurado, y la maravillosa actuación de Saoirsi Roman, la película se constituirá en uno de los enfoques más interesantes que el cine actual le haya dedicado a la adolescencia, ese periodo de la vida donde la persona trata de formarse.

El film de Greta Gerwig, autora también del guión, no solo explora ese periodo de crecimiento con un gran equilibrio que despierta el interés del espectador, sino también realizando  una pintura social de clase media que refleja el mundo que estamos viviendo, un mundo donde falta trabajo, donde padres e hijos compiten por un mismo puesto de trabajo, donde se le da prioridad a los jóvenes, se descarta con gran facilidad a los mayores, y la sociedad impone la imperiosa necesidad de estudiar, de formarse para poder desarrollar nuevas capacidades que permitan competir en un mundo laboral que se presenta cada vez más hostil.

En ese esa intersección entre el fin de un ciclo y el comienzo de otro, es donde Lady Bird expresa sus mayores preocupaciones sociales. La elección de una universidad no es una simple cuestión personal, depende también del costo de la misma, y de la aceptación por parte de la Universidad. Es necesario realizar varias aplicaciones para finalmente ser aceptado. Lady Bird lo hará consciente de las limitaciones económicas que tienen sus padres, y no solo buscará el lugar donde irá sino también la beca que necesita para pagar sus estudios.

Lady Bird muestra en todo momento una adolescente inquieta respecto de un futuro en el cual están incluidos sus propios padres. Ella, inconscientemente, está previendo la crisis de un cambio que se avecina, que si bien no es hostil, sabe que es complicado. Tal como Benjamin Braddock, el protagonista de El Graduado, observa que el futuro no está asegurado con la sola cuestión de estudiar y eso la preocupa.

El personaje central está ante un momento de decisión. Es un momento en la vida de un adolescente que sabe que está decidiendo el camino hacia su futuro. Es la ruta hacia un sueño dentro una realidad adversa, áspera pero no imposible de superar. En el positivismo, esa creencia en si misma de Lady Bird, en esa fuerza interior que la empuja, se encuentra su razón del ser. Ella está dispuesta a correr el riesgo. No hay futuro sin riesgo. Ella lo sabe y lo asume. En esa decisión decide gran parte de su vida futura.

Partiendo de un guión simple y realista muy bien escrito por la también directora  Greta Gerwig, y de la estupenda actuación de Saoirsi Ronan, Lady Bird se alza como una comedia que no solo describe a un adolecente de nuestra época sino también se convierte en un fresco de la realidad americana de nuestros días,  de la falta de expectativas, y que la iniciativa personal es el principal motor de empuje que tiene un ser humano, aquella capacidad de derribar cualquier barrera que se le interponga por delante.

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