MOMENTO DE DECISIÓN
Lady Bird tiene 17 años. Está en plena crisis de la
adolescencia, esa edad en que todo puede terminar en una discusión,
especialmente con su madre. La primera escena es una síntesis de los que será
la película. Su madre pasa a buscarla por el Colegio, y juntas deciden hacer
algo que les gusta: acercarse a un sueño. Ese sueño no es otro que el sueño
americano, aquel que garantiza la oportunidad de prosperar, tener éxito social,
y permita una movilidad hacia arriba.
La película describirá ese último año de escuela secundaria
en el cual Lady Bird decidirá llenar haciendo teatro, explorando las
intimidades del sexo, y buscando una universidad que la acepte. Con un relato
sencillo, bien estructurado, y la maravillosa actuación de Saoirsi Roman, la
película se constituirá en uno de los enfoques más interesantes que el cine actual
le haya dedicado a la adolescencia, ese periodo de la vida donde la persona trata
de formarse.
El film de Greta Gerwig, autora también del guión, no solo
explora ese periodo de crecimiento con un gran equilibrio que despierta el
interés del espectador, sino también realizando una pintura social de clase media que refleja
el mundo que estamos viviendo, un mundo donde falta trabajo, donde padres e
hijos compiten por un mismo puesto de trabajo, donde se le da prioridad a los
jóvenes, se descarta con gran facilidad a los mayores, y la sociedad impone la imperiosa
necesidad de estudiar, de formarse para poder desarrollar nuevas capacidades
que permitan competir en un mundo laboral que se presenta cada vez más hostil.
En ese esa intersección entre el fin de un ciclo y el
comienzo de otro, es donde Lady Bird expresa sus mayores preocupaciones
sociales. La elección de una universidad no es una simple cuestión personal,
depende también del costo de la misma, y de la aceptación por parte de la
Universidad. Es necesario realizar varias aplicaciones para finalmente ser
aceptado. Lady Bird lo hará consciente de las limitaciones económicas que
tienen sus padres, y no solo buscará el lugar donde irá sino también la beca
que necesita para pagar sus estudios.
Lady Bird muestra en todo momento una adolescente inquieta
respecto de un futuro en el cual están incluidos sus propios padres. Ella, inconscientemente,
está previendo la crisis de un cambio que se avecina, que si bien no es hostil,
sabe que es complicado. Tal como Benjamin Braddock, el protagonista de El
Graduado, observa que el futuro no está asegurado con la sola cuestión de
estudiar y eso la preocupa.
El personaje central está ante un momento de decisión. Es un
momento en la vida de un adolescente que sabe que está decidiendo el camino hacia
su futuro. Es la ruta hacia un sueño dentro una realidad adversa, áspera pero
no imposible de superar. En el positivismo, esa creencia en si misma de Lady
Bird, en esa fuerza interior que la empuja, se encuentra su razón del ser. Ella
está dispuesta a correr el riesgo. No hay futuro sin riesgo. Ella lo sabe y lo
asume. En esa decisión decide gran parte de su vida futura.
Partiendo de un guión simple y realista muy bien escrito
por la también directora Greta Gerwig, y
de la estupenda actuación de Saoirsi Ronan, Lady Bird se alza como una comedia que
no solo describe a un adolecente de nuestra época sino también se convierte en
un fresco de la realidad americana de nuestros días, de la falta de expectativas, y que la
iniciativa personal es el principal motor de empuje que tiene un ser humano, aquella
capacidad de derribar cualquier barrera que se le interponga por delante.
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