UN LLAMADO A LA REFLEXION
El Enemigo Interior es un muy interesante film israelí que
puede ser analizado desde tres diferentes puntos de vista: 1) Los problemas íntimos
de una familia en Israel, 2) La problemática de una sociedad no inclusiva, 3)
Los actuales cambios que se producen en el mundo que afectan la producción y el
trabajo.
El film trata sobre una familia que vive cerca de una
colina, la cual opera como un límite con una comunidad palestina. David es un oficial
de la fuerzas armadas israelíes que ha sido dado de baja presumiblemente por su
edad. Tiene aproximadamente 45 años y está en un claro momento de cambio en su
vida. Acaba de encontrar un trabajo e
intenta transformarse en un agente de ventas. Tiene una mujer algo más joven
que él y dos hijos adolescentes. No parece un hombre feliz.
Los conflictos familiares operan a partir del forzado
cambio de David al ser dado de baja de las fuerzas armadas. Formado bajo la
rigidez militar lo cual implica disciplina y austeridad como forma de vida
luego de haber servido muchos años en el ejército, su nueva forma vida totalmente
hogareña lo encierra en una abulia que seguramente lo hace sentir un hombre
derrotado. En un típico cursillo de ventas, David no se define ni como un
hombre exitoso ni como un perro de presa. Está ante un cambio de trabajo forzado
por las circunstancias que lo obligan a transformarse en un hombre distinto. Y
eso le cuesta. Comienza a ser un hombre mayor. Un retirado del ejército. La
familia toda no es ajena a ese cambio y cada uno de sus miembros está ante una
intersección que conduce a caminos diferentes.
En un segundo plano, como marco de la historia, se refleja una
sociedad que pretende ser inclusiva. En ese aspecto, la inclusión aparece como
un tanto forzada, como si ninguno de los protagonistas se sintiera convencido u
obligado a ello. Judíos y palestinos conviven en un mismo lugar, pero los
palestinos parecen ciudadanos de segunda, confinados a tareas menores y a vivir
en barrios aislados y de condiciones precarias. En el film ocurrirán dos crímenes,
ninguno de los cuales será resuelto. Las victimas de ambos casos son jóvenes palestinos.
Pareciera nunca sospecharse de un ciudadano israelí. No obstante ello, la
desconfianza es un factor reinante en la sociedad y es de carácter mutuo. El
amor entre la hija de David y un joven palestino debe atravesar dicha barrera para
poder desarrollarse. Es casi una misión imposible.
En el tercer plano nos encontramos ante un mundo que avanza
y cambia paradigmas. La salida del ejército del protagonista lo deja
literalmente en la calle, en la intemperie. David no intenta siquiera realizar
un trabajo relacionado con la seguridad. Busca una nueva vida a través de la
venta aunque claramente se observa que nunca será un hombre de ventas. No tiene
opciones. Si bien vive en su propio encierro, tampoco la sociedad le brinda alguna
oportunidad. Israel no es ajena a los problemas contemporáneos.
Hacia el final de la película se observa a la familia feliz
en el Anfiteatro de Cesárea disfrutando de un show musical. Los problemas de la
familia parecieran haber quedado encerrados en la casa mientras sus miembros
deciden pasar un momento de solaz y diversión. No obstante, algo queda
inconcluso. Detrás de esa aparente felicidad de la familia unida y de la música
que entretiene con alegría, sabemos que se esconden secretos y prejuicios muy difíciles
de solucionar.
Es como si la mentira y el cinismo de una sociedad fueran
los baluartes que se arrastran desde un tiempo pasado ignorando la necesidad de
cambios que impone el presente, no solo por los diferentes vientos políticos
del propio Estado sino también por el cambio global que avanza inexorablemente.
Tercer film del director, anteriormente realizó La Visita
de la Banda (2007) y The Exchange (2011), de los cuales solo se vió en Argentina
el primero de ellos, es una muestra más de las virtudes del nuevo cine israelí,
un cine que está dando películas y series de televisión de notable calidad. Es un
acierto también el título con que se presentó en Argentina que describe
absolutamente un estado de situación que necesariamente plantea la necesidad de
un profundo cambio a nivel individual para que esa misma sociedad pueda transformarse
y permitir el desarrollo personal de cada uno de sus miembros.
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