domingo, 3 de junio de 2018

LAS VEGAS de Juan Villegas


VOLVER A EMPEZAR

Una madre y su hijo adolescente llegan a Villa Gessell a pasar el fin de año. Se instalan en un edificio que se llama Las Vegas. Casualmente, por la tarde, llega al mismo lugar su ex marido acompañado por una joven colombiana con la que está viviendo un romance. El encuentro será inevitable.

Juan Villegas desarrolla una trama realista y amena, con una exacta pintura de los personajes, transitando con comodidad la comedia. No se trata de una comedia disparatada, tampoco es una comedia a la francesa sino más bien una comedia heredera de la comedia americana, aquella que tiene más que ver con el cine de Woody Allen que el de los grandes cultores de la comedia clásica americana. Particularmente rinde tributo a ese medio tono que tan bien transitan directores como Bill Murray, Jim Jarmusch, o los hermanos Cohen.

Es decir, estamos ante una comedia situacional. El director genera una serie de sketches donde la exacta pintura de los personajes y las buenas actuaciones de todo el elenco contribuyen a construir un apropiado clima donde impera la gracia, el buen gusto, y el buen entretenimiento.

La virtud de Villegas radica esencialmente en haber logrado un guión bien estructurado que al llevarlo a la escena fluye sin tropiezos narrativos. Es notable lo que ha avanzado el director en la puesta en escena. En Las Vegas no se observan puntos muertos, ni baches narrativos, ni largos momentos de silencio como tampoco una comedia disparatada o absurda tal como nos tiene acostumbrado nuestro mal criado cine nacional a la luz de muchos films franceses de la década del 60. Por el contario, Villegas realiza un film con una historia bien contada con personajes que van y vienen, se cruzan y desarrollan acciones compatibles con el momento que están viviendo, lo cual dará lugar al nacimiento de un par de historias de amor de seres comunes que disfrutan de unas vacaciones en la playa.

Narrado de esta manera, sus personajes fluyen con un realismo muy particular y reconocible, como si realmente fueran de carne y hueso. Sus retratos se delinean como si el guionista y director contara historias de seres conocidos y queridos, en lo cual hay que reconocer la contribución notable de sus cinco intérpretes: Camila Fabbri como Cecilia, Pilar Gamboa como Laura, Santiago Gobernori como Martín, Valentín Oliva como Pablo, y Valeria Santa como Candela.

Gran trabajo de Villegas. Una obra superadora que lo coloca en un plano superior y que abre expectativas halagüeñas sobre su futuro.

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