VOLVER A EMPEZAR
Una madre y su hijo adolescente llegan a Villa Gessell a
pasar el fin de año. Se instalan en un edificio que se llama Las Vegas. Casualmente,
por la tarde, llega al mismo lugar su ex marido acompañado por una joven
colombiana con la que está viviendo un romance. El encuentro será inevitable.
Juan Villegas desarrolla una trama realista y amena, con una
exacta pintura de los personajes, transitando con comodidad la comedia. No se
trata de una comedia disparatada, tampoco es una comedia a la francesa sino más
bien una comedia heredera de la comedia americana, aquella que tiene más que
ver con el cine de Woody Allen que el de los grandes cultores de la comedia clásica
americana. Particularmente rinde tributo a ese medio tono que tan bien transitan
directores como Bill Murray, Jim Jarmusch, o los hermanos Cohen.
Es decir, estamos ante una comedia situacional. El director genera
una serie de sketches donde la exacta pintura de los personajes y las buenas actuaciones
de todo el elenco contribuyen a construir un apropiado clima donde impera la
gracia, el buen gusto, y el buen entretenimiento.
La virtud de Villegas radica esencialmente en haber logrado
un guión bien estructurado que al llevarlo a la escena fluye sin tropiezos
narrativos. Es notable lo que ha avanzado el director en la puesta en escena. En
Las Vegas no se observan puntos muertos, ni baches narrativos, ni largos
momentos de silencio como tampoco una comedia disparatada o absurda tal como
nos tiene acostumbrado nuestro mal criado cine nacional a la luz de muchos
films franceses de la década del 60. Por el contario, Villegas realiza un film
con una historia bien contada con personajes que van y vienen, se cruzan y desarrollan
acciones compatibles con el momento que están viviendo, lo cual dará lugar al
nacimiento de un par de historias de amor de seres comunes que disfrutan de unas
vacaciones en la playa.
Narrado de esta manera, sus personajes fluyen con un
realismo muy particular y reconocible, como si realmente fueran de carne y
hueso. Sus retratos se delinean como si el guionista y director contara historias
de seres conocidos y queridos, en lo cual hay que reconocer la contribución notable
de sus cinco intérpretes: Camila Fabbri como Cecilia, Pilar Gamboa como Laura,
Santiago Gobernori como Martín, Valentín Oliva como Pablo, y Valeria Santa como
Candela.
Gran trabajo de Villegas. Una obra superadora que lo coloca en
un plano superior y que abre expectativas halagüeñas sobre su futuro.
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