LA HORA DE LA AUTOCRITICA
El film transcurre en la Unión Soviética en 1937. Miles de ciudadanos son acusados ilegalmente y detenidos en consecuencia. De manera casual, Alexander Kornyev, un fiscal recién nombrado y lógicamente sin experiencia, se hace cargo de la víctima. Consecuencia de ello, hace todo lo necesario por encontrar al prisionero, víctima de los agentes de la policía soviética.
Bolchevique de buena fe, sospecha que hay algo fuera de lugar. Cree en la justicia, en consecuencia buscará llegar a la Fiscalía General de Moscú para aclarar el episodio. Es la época de las grandes purgas estalinistas y él es prácticamente un novato que todavía guarda decencia.
Lonitza logra destacarse en mayo pasado en ocasión del último festival transcurrido en Cannes con esta película que es una adaptación de una novela de un autor soviético muy poco conocido en Occidente el cual es Georgy Demidov, físico soviético ya fallecido, que ha sido perseguido tal cual lo narra se lo narra en la película .
La paradoja de Demidov repite el derrotero de muchos soviéticos. La revolución los sacó de la miseria formándolos y transformándolos en científicos para que más tarde los castigara a un destierro injusto.
En 1958 fue rehabilitado y en consecuencia, reconocido como “el mejor inventor de la República Socialista Soviética Autónoma de Komi” y allí comenzó su vida como escritor.
No obstante, se opuso sistemáticamente a la publicación de sus historias en Occidente, lo que no impidió que hacia 1980 la KGN confiscara toda su obra, la cual le fue devuelta a su hija después de la muerte de su padre, en febrero de 1987.
No obstante, este film de Loznitsa no está basado en la vida de Demidov sino en un relato que el físico e ingeniero escribió hacia 1967 y que el cineasta adaptó con exactitud.
Los sonidos de la puerta de hierro de la prisión de Bryansk, cuyos goznes suenan cuando dejan entrar al fiscal Kornyev no anuncian nada bueno. La fotografía en sepia de Oleg Mutu muestra la cárcel como una morgue, a través de colores oscuros que expresan la desesperanza.
La espera a la que es sometido Kornyev antes de poder entrevistar a quien lo ha convocado es apenas la primera de una larga serie de dilaciones kafkianas. |







