DE LA POLITICA AL CINE
Paul Thomas Anderson es director, guionista y productor de cine americano que saltó a la fama
tempranamente . Tiene 55 años y ha dirigido diez largometrajes, entre
ellos Boogie Nights, Magnolia,
Embriagado de Amor, The Master, Puro Vicio,
Licorice Pizza y la recientemente estrenada en nuestros cines: “Una
Batalla Tras Otra”.
Esta, su última película escrita
y dirigida por él mismo, se ha transformado de la noche a la mañana en una película
de culto a la que todos quieren ver.
Basada en la novela “Vineland”
del escritor estadounidense Thomas Pynchon, ha sido protagonizada por Leonardo
DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall, y elenco donde Di Caprio interpreta a Bob, un político rebelde que se especializa en
explosivos
El film es una mirada incorrectamente
política que se transforma de una comedia con violencia en una serie de redadas
migratorias. Abierta y relacionada con mucho cinismo, nos conduce a analizar la
situación actual y sobre todo a la idea de libertad que propagan los Estados
Unidos de América, es decir, abrir fronteras y hacer de hecho el dejar hacer,
dejar pasar.
La película rápidamente adquiere la forma
de una comedia que resulta oportuna toda
vez que propone poner en descubierto ciertos aspectos complicados respecto de
la presunta diversidad que se pretende ostentar en los Estados Unidos de América.
La película no solo se deja ver sino
también logra interesar al espectador porque transita una diversidad de
situaciones que pasan de la comedia a la acción, bordeando sutilmente el drama para finalmente
transitar la comedia.
La trama comienza con un político (Leonardo
Di Caprio) que se especializa en explosivos y pretende realizar operaciones de
resistencia en los límites entre Estados Unidos y México.
Los protagonistas principales son un viejo revolucionario
y su hija adolescente, quienes intentan hacer una revolución propia que sea
capaz de eliminar fronteras.
El personaje de Penn se encuentra relacionado
con un grupo de supremacistas blancos bautizados como los "Aventureros de Navidad",
algo que da lugar al desarrollo tanto de la comedia como del drama
colocando a la película en un nivel de
tragicomedia.
“Después del estreno nos hemos vuelto menos
ridículos. Desde que rodamos la película, veo que la cultura se adapta para
tomarlo todo más en serio", dijo recientemente Penn en declaraciones al
New York Times.











