viernes, 7 de septiembre de 2018

LA CASA JUNTO AL MAR de Robert Guediguian


EL TIEMPO PASA, NOS VAMOS PONIENDO VIEJOS

Hacía tiempo que no se estrenaba una película de Guediguian en nuestro país. Y este estreno es bienvenido porque se trata de una de las mejores obras del director francés. Hijo de padre armenio y madre alemana, nació y vivió la mayor parte de su vida en Marsella, y en consecuencia, su cine manifiesta su ser localista en cada una de sus películas. El idioma de sus películas es el francés, pero su visión de la vida es típicamente marsellesa, la de un hombre del interior de Francia, e íntimamente ligado a la costa mediterránea.

Su nueva obra transcurre en un pueblo costero cerca de Marsella donde vive un hombre al que un derrame cerebral lo ha dejado en un estado de coma profundo, sin esperanza de vida. En un mismo edificio junto al mar, viven con él sus dos hijos ya mayores, y como consecuencia de su probable muerte, y con el propósito de pasar una última Navidad todos juntos, regresan al hogar otro hijo que vive en Paris, y una hija actriz que recorre con sus obras toda Francia.

El film es una notable reflexión sobre la vida y la muerte, una especie de balance general donde cada uno se enfrenta a sí mismo y medita sobre lo que ha hecho y sobre lo que quiere hacer. Es también un film cargado de humanismo, donde cada personaje se encuentra y se sincera consigo mismo. Ese como si ese coma profundo del padre colocara a cada uno ante una real posición de finitud.

Como casi toda la obra de Guediguian el film está lleno de una gran ternura hacia los personajes. El director, y también guionista del film, les da una carnadura humana pintando a cada uno de ellos con defectos y virtudes que los torna muy reales, seres humanos vulnerables en una situación de potencial perdida que los obliga naturalmente a preguntarse qué voy a hacer de ahora en más.

Ese gran momento donde el hombre enfrenta la muerte del padre significa un corte de amarras. La vida rectora del padre termina, y comienza la vida definitivamente propia del hijo. Una vida totalmente propia, sin regencias ni posibilidades de consulta previa. Implica un instante de confusión. Es el momento de asumirse definitivamente a sí mismo. La muerte de los padres es la muerte del eje rector. Y ese momento de convulsión esta magníficamente expresado en las imágenes del Guediguian.

Pero el film de Guediguian no se queda solo en el aspecto intimista del relato. El hombre envejece y se enferma. El tiempo pasa y genera cambios. Los hijos que han estado fuera de la casa por muchos años son los que más perciben esos cambios. La aldea de pescadores cerca de Marsella donde trascurre la acción ya no es la misma. Los pescadores han desaparecido como también lo señalaba otro film francés que transcurría en la costa del norte: Angel et Tony (2010) de Alix Delaporte. Pero por otro lado, la costa se ha llenado de familias de inmigrantes que han cruzado el Mediterráneo en balsas y lanchas en busca de un futuro mejor escapando de las cruentas guerras y falta de trabajo en África del norte.

Esta última cuestión da la posibilidad a Guediguian de ahondar en su humanismo. El encuentro de una familia destrozada de los cuales solo quedan dos hermanitos termina por dar la visión de una situación prácticamente fuera de control como es la de la inmigración y que tan bien lo expresa Sea Sorrow, el film de Vanesa Redgrave, con imágenes realistas, lacerantes y de plena actualidad que describe el estado de situación en los vivacs destinados al alojamiento de esas personas bajo la supervisión de las Naciones Unidas.

En síntesis, un Guediguian auténtico, inspirado que nos deja un film para la reflexión profunda, que mantiene vivo el interés del espectador durante todo el desarrollo del mismo, contando una historia no solo llena de humanismo sino también de interés social, con un manejo notable de los tiempos cinematográficos, en el cual algo queda en el pasado dando lugar a vivir el futuro. Es la vida que pasa. Interpretada por un grupo de excelentes actores en los cuales destaca Ariane Ascáride. Un film para ver con detenimiento y emoción. Un film que marca un antes y un después de un momento crucial en la vida del hombre como es la perdida de los padres.

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