viernes, 21 de septiembre de 2018

SOLEDAD de Agustina Macri


LA INSOPORTABLE NECESIDAD DE SER

Basada en la novela Amor y Anarquía de Martin Caparros, recrea la vida de Soledad Rosas, una adolescente rebelde de clase media argentina, que después de terminar sus estudios viaja a Europa en busca de experiencias y termina encontrando en Italia a un grupo de jóvenes anarquistas cuya ideas comienzan a dar sentido a su vida. No obstante ello, Soledad se suicida poco tiempo después mientras cumplía una condena domiciliaria acusada injustamente de haber participado en un atentado contra un tren de alta velocidad.

En los años 80 dos acontecimientos, uno económico y otro político convulsionan el mundo. En lo económico, comienza a notarse el notable avance de la tecnología y la cibernética que a través de la robótica dan inicio a una sustitución enorme de mano de obra por maquinaria totalmente sistematizada. Sin lugar a dudas puede hablarse del comenzó del fin de una sociedad industrial que vira hacia una sociedad de servicios.


En lo político, en 1989, la caída del Muro de Berlín marcó un acontecimiento que afecto a toda Europa y repercutió en forma importante en el resto del mundo. Tras la primera euforia económica que provocó el hecho, el reordenamiento de las economías del Este comenzó a generar nuevos problemas con costos sociales altos como la reducción de los montos de los seguros de desempleo, la baja de subsidios familiares y la elevación de la edad jubilatoria en varios países. 

Soledad viaja a Italia en 1997, 8 años después de la caída del Muro. La Italia que encuentra no fue ajena a estos acontecimientos. Aquel divorcio involuntario que ella padecía con la sociedad argentina, su incomodidad, su incapacidad de entendimiento de la situación social vuelve a replicarse en la Italia pos muro. La falta de vínculos familiares y materiales que sufre al decidir vivir sola, es canalizada a través de la amistad que genera con jóvenes pertenecientes a los movimientos anarquistas que expresan en forma violenta la disconformidad reinante incapaz de ser contenida a través del sistema político italiano.

Es en aquel marco de gran ebullición y violencia cotidiana donde ella canaliza sus inquietudes, abraza los ideales anarquistas y decide pasar a la acción revolucionaria. Lejos está su militancia de los jóvenes revolucionarios de los `70 sino de los socialistas utópicos de fines del siglo XIX. No obstante, su militancia la llevara a cometer hechos criminales. Paseará por cortes judiciales y pagará días de cárcel. Pero la soledad que no solo lleva su nombre terminará volviéndola a aislar de una sociedad que no la entiende ni la acepta y pagará con su vida.

Agustina Macri guiona (junto a Paolo Logli) y dirige esta película cuyo personaje central lo asume una extraordinaria Vera Spinetta. El film es un patchwork de filmaciones caseras, entrevistas a familiares y amigos, y una recreación libre y ficcional de acontecimientos en Argentina e Italia que marcaron la vida de Soledad generando un fresco social muy interesante sobre el desconformismo de una juventud que no encuentra salida como así también una visión desangelada de una mujer joven que no encaja dentro de los moldes convencionales de familia de clase media con un padre trabajador, una madre ama de casa, y dos hijas que han estudiado en un colegio laico conservador.

Vera Spinetta es otro de los puntos fuertes del film. Su actuación es verdaderamente consagratoria. No solo da con el rol en todos los aspectos sino que lo enriquece, lo saca del libro y de las páginas de los diarios para transformar a Soledad en un ser real, sensible, una persona alienada por una sociedad a la que no interpreta, con la que no coincide, que a su vez, no la contiene, la vuelve violenta a pesar de sí misma, y que termina haciéndola sufrir la injusticia de un crimen del cual no ha participado.

El film encuentra antecedentes en algunos films que han desarrollado como tema principal la injusticia, tales como “Sacco y Vanzetti”, 1971, con Gian Maria Volonté y Ricardo Cucciola dirigidos por Giuliano Montaldo, “Sin Aliento”, 1959,  de Jean Luc Goddard, sobre el cual Francois Truffaut como critico subrayaba el dolor físico y moral que Belmondo  expresaba, “Bonnie and Clyde”, en cual sus personajes se volvían ladrones y asesinos encontrando la muerte a los balazos expresando un enorme disgusto social, “If”  de Lindsay Anderson, que con determinación e ironía pintaba una pequeña revolución en las aulas de una vieja institución académica. Con ese mismo dolor existencial que hacían sentir aquellos films se expresa este noble film que se encuentra entre lo mejor de la producción argentina estrenada este año.

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