LA INSOPORTABLE NECESIDAD DE SER
Basada en la novela Amor y Anarquía de Martin Caparros, recrea
la vida de Soledad Rosas, una adolescente rebelde de clase media argentina, que
después de terminar sus estudios viaja a Europa en busca de experiencias y
termina encontrando en Italia a un grupo de jóvenes anarquistas cuya ideas
comienzan a dar sentido a su vida. No obstante ello, Soledad se suicida poco
tiempo después mientras cumplía una condena domiciliaria acusada injustamente de
haber participado en un atentado contra un tren de alta velocidad.
En los años 80 dos acontecimientos, uno económico y otro político
convulsionan el mundo. En lo económico, comienza a notarse el notable avance de
la tecnología y la cibernética que a través de la robótica dan inicio a una
sustitución enorme de mano de obra por maquinaria totalmente sistematizada. Sin
lugar a dudas puede hablarse del comenzó del fin de una sociedad industrial que
vira hacia una sociedad de servicios.
En lo político, en 1989, la caída del Muro de Berlín marcó
un acontecimiento que afecto a toda Europa y repercutió en forma importante en el
resto del mundo. Tras la primera euforia económica que provocó el hecho, el
reordenamiento de las economías del Este comenzó a generar nuevos problemas con
costos sociales altos como la reducción de los montos de los seguros de
desempleo, la baja de subsidios familiares y la elevación de la edad
jubilatoria en varios países.
Soledad viaja a Italia en 1997, 8 años después de la caída del
Muro. La Italia que encuentra no fue ajena a estos acontecimientos. Aquel
divorcio involuntario que ella padecía con la sociedad argentina, su
incomodidad, su incapacidad de entendimiento de la situación social vuelve a
replicarse en la Italia pos muro. La falta de vínculos familiares y materiales que
sufre al decidir vivir sola, es canalizada a través de la amistad que genera
con jóvenes pertenecientes a los movimientos anarquistas que expresan en forma
violenta la disconformidad reinante incapaz de ser contenida a través del
sistema político italiano.
Es en aquel marco de gran ebullición y violencia cotidiana donde
ella canaliza sus inquietudes, abraza los ideales anarquistas y decide pasar a
la acción revolucionaria. Lejos está su militancia de los jóvenes revolucionarios
de los `70 sino de los socialistas utópicos de fines del siglo XIX. No
obstante, su militancia la llevara a cometer hechos criminales. Paseará por
cortes judiciales y pagará días de cárcel. Pero la soledad que no solo lleva su
nombre terminará volviéndola a aislar de una sociedad que no la entiende ni la
acepta y pagará con su vida.
Agustina Macri guiona (junto a Paolo Logli) y dirige esta película
cuyo personaje central lo asume una extraordinaria Vera Spinetta. El film es un
patchwork de filmaciones caseras, entrevistas a familiares y amigos, y una recreación
libre y ficcional de acontecimientos en Argentina e Italia que marcaron la vida
de Soledad generando un fresco social muy interesante sobre el desconformismo de
una juventud que no encuentra salida como así también una visión desangelada de
una mujer joven que no encaja dentro de los moldes convencionales de familia de
clase media con un padre trabajador, una madre ama de casa, y dos hijas que han
estudiado en un colegio laico conservador.
Vera Spinetta es otro de los puntos fuertes del film. Su
actuación es verdaderamente consagratoria. No solo da con el rol en todos los
aspectos sino que lo enriquece, lo saca del libro y de las páginas de los
diarios para transformar a Soledad en un ser real, sensible, una persona alienada
por una sociedad a la que no interpreta, con la que no coincide, que a su vez, no
la contiene, la vuelve violenta a pesar de sí misma, y que termina haciéndola sufrir
la injusticia de un crimen del cual no ha participado.
El
film encuentra antecedentes en algunos films que han desarrollado como tema
principal la injusticia, tales como “Sacco y Vanzetti”, 1971, con Gian Maria
Volonté y Ricardo Cucciola dirigidos por Giuliano Montaldo, “Sin Aliento”,
1959, de Jean Luc Goddard, sobre el cual
Francois Truffaut como critico subrayaba el dolor físico y moral que Belmondo expresaba, “Bonnie and Clyde”, en cual sus
personajes se volvían ladrones y asesinos encontrando la muerte a los balazos expresando
un enorme disgusto social, “If” de
Lindsay Anderson, que con determinación e ironía pintaba una pequeña revolución
en las aulas de una vieja institución académica. Con ese mismo dolor
existencial que hacían sentir aquellos films se expresa este noble film que se
encuentra entre lo mejor de la producción argentina estrenada este año.
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